Covadonga Informa, Junio 1995, Pág. 8-9

 

Personalidades cubano-americanas repudian acuerdo Clinton-Castro:

 

Dios no cerrará los ojos ante el trágico abandono de los que huyen del comunismo castrista!

 

Más de 100 personalidades del mundo político norteamericano y cubano-americano acaban de suscribir una categórica declaración contra la nueva política migratoria del Presidente Clinton, en relación a los refugiados cubanos.

La declaración, promovida por la organización Cubanos Desterrados, deplora que las autoridades marítimas norteamericanas pasen a transformarse en la "longa manus" de la policía política cubana, y advierte a Clinton que "Dios no cerrará los ojos delante del trágico abandono de los que huyen del comunismo castrista".

Entre los firmantes están el diputado federal Dan Burton, presidente del Comité para Asuntos del Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes, la diputada Ileana Ros-Lehtinen, miembra del mismo Comité, el Embajador Armando Valladares, el director de Radio Mambí, Armando Pérez-Roura, directivos de la Fundación Cubano-Americana y de la Unidad Cubana, así como decenas de otras personalidades.

Reproducimos aquí una síntesis de esta importante declaración.

1. Los hechos

La Ministra de Justicia norteamericana ha dado a conocer cambios fundamentales en la política migratoria del gobierno, en relación a los que huyen del régimen comunista de Cuba.

Causa especial sorpresa y estupor la nueva disposición que permite a las autoridades norteamericanas interceptar en el mar y devolver a Cuba a aquellos que abandonan la isla-cárcel en embarcaciones casi siempre frágiles.

De ahora en adelante, los cubanos que tratan de escapar de las garras de una dictadura comunista intrínsecamente ilegítima, como la castrista, serán tratados "como cualquier inmigrante ilegal del resto del mundo" (cfr. "Diario Las Américas", Mayo 3, 1995).

Esta lamentable comunicación fue hecha simultáneamente en Washington y La Habana. A ese propósito, personalidades cubanas en el exilio vienen deplorando especialmente "la falta de un acuerdo concreto para proteger los derechos humanos y la integridad física de los cubanos que serán devueltos a la isla". Esto constituye, por lo menos, una inadmisible manifestación de ingenuidad. En efecto, ¿cómo creer que el viejo dictador Castro, que acaba de ser condenado una vez más por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, respetará la integridad de esos desdichados cubanos que son compelidos a retornar por la fuerza a la isla-cárcel?

Los dramáticos cambios en la política migratoria significan una modificación radical y enteramente inesperada en la actitud del gobierno Clinton hacia el régimen comunista de Fidel Castro. Con ello, éste rompe una invariable política de calurosa acogida a los refugiados cubanos, adoptada por todos los gobiernos norteamericanos, desde el comienzo de la revolución comunista en Cuba.

El subsecretario de Estado, Peter Tarnoff, confirmó que esas medidas fueron tomadas después de negociaciones con el régimen del dictador Castro. Según versiones de prensa, el Sr. Tarnoff se negó a dar mayores detalles sobre esas negociaciones, efectuadas con el mayor sigilo.

2. ¿"Longa manus" del régimen castrista?

Este aspecto de la nueva política migratoria hacia los cubanos representa un golpe inimaginable en las esperanzas de incontables personas de esa nacionalidad dispuestas a lanzarse al mar —con enorme riesgo de sus vidas— con tal de no permanecer un minuto más en la terrible isla-cárcel, calificada en tiempos más felices como la "Perla de las Antillas".

Es el propio gobierno norteamericano, representante de la mayor potencia de la región, que extingue de esa manera las esperanzas de tantos desdichados cubanos, de huir en busca de la libertad.

Son las autoridades norteamericanas las que pasarán a asumir una tarea que el propio dictador Castro no ha conseguido cumplir: evitar la fuga de millares y millares de personas. En otras palabras, la Fuerza Naval y el Servicio Guardacostas norteamericanos pasarán a transformarse, en el orden concreto de los hechos, en la "longa manus" del dictador Castro.

3. "Cortina de lágrimas"

Análogamente al "Telón de Acero" y a la "Cortina de bambú", de triste memoria —y que, dígase de paso, permanecen intactas en países como China comunista, Corea del Norte, etc.— es la "cortina de agua" entre Cuba y Estados Unidos, que el propio gobierno norteamericano se encargará de mantener infranqueable.

Al mismo tiempo, el dolor y el llanto causado en incontables corazones de cubanos y de norteamericanos amantes de la libertad, ante esa triste decisión norteamericana, crea desde ya entre los Estados Unidos y Cuba una verdadera "cortina de lágrimas"...

Tales son el dolor y el llanto de tantas familias de la isla-prisión que ven truncados y asfixiados sus anhelos de libertad; tales son el dolor y el llanto de los cubanos desterrados, que conocen en carne propia las condiciones de vida torturantes de quienes son mantenidos a la fuerza en las garras del régimen castrista, y saben cuánto significa poder escapar de esas garras; tales son el dolor y la vergüenza de innumerables norteamericanos que ven con tristeza cómo sus autoridades marítimas pasan a funcionar como auxiliares de la policía política cubana.

A los ojos de los cubanos y norteamericanos amantes de la libertad, la hospitalidad inteligente, generosa, constante de los Estados Unidos se metamorfosea en una hostilidad propia a una nación enemiga. En el preciso momento en que la nación norteamericana aplaude las medidas gubernamentales contra el terrorismo internacional, paradójicamente el Presidente Clinton llega a un acuerdo en el terreno diplomático con Fidel Castro, el mayor terrorista de las Américas...

4. La honra mancillada

Pero no es sólo eso. En los Estados Unidos continúa muy viva, en millones de sus habitantes, la importancia de los valores morales que durante décadas sustentaron la lucha anticomunista. Por ello, los norteamericanos y cubano-americanos no podrán dejar de interpretar esa mudanza en relación al régimen comunista de Castro como una mácula en la bandera y una herida en la honra norteamericana. El régimen castrista, y todo lo que éste simboliza en cuanto declarado enemigo de los Estados Unidos, pasa a ser ahora un aliado de las autoridades norteamericanas, en este lamentable golpe de timón de la política migratoria.

5. Doble triunfo de Castro

El dictador Castro obtiene así un triunfo diplomático sobre los Estados Unidos, pero también sobre las demás naciones del mundo libre. Es una doble victoria del régimen castrista, que será preciso revertir con toda urgencia.

En efecto, el cambio de actitud de los Estados Unidos en relación a Cuba no puede dejar de causar espanto y preocupación en todos los países del mundo que en las últimas décadas han sufrido en carne propia la agresión comuno-castrista.

No se comprende cómo el gobierno de una nación del prestigio internacional de los Estados Unidos hace de repente un giro tan radical en su política migratoria hacia los exiliados cubanos. No se comprende qué ventajas para la causa de la libertad pueda haber en ese cambio. No se comprenden las razones de esa mudanza ni tampoco por qué este delicado asunto fue tratado en sigilo entre el gobierno norteamericano y el dictador Castro, como si fuesen dos muy buenos amigos que se aíslan de todo el mundo para resolver intereses comunes. Intereses comunes que, dígase de paso, todo el mundo ignoraba que existiesen... Lo anterior no puede dejar de causar, en los países que hasta aquí aplaudían la firmeza norteamericana en relación al dictador Castro, una sensación de profunda consternación, que se refleja forzosamente en una franca actitud de reserva y de no aplauso.

6. Justicia de Dios

La declaración termina recordando que "la justicia de Dios acompaña desde lo más alto de los cielos todos los acontecimientos humanos. Y sabemos bien que esa justicia divina premiará todo cuanto Estados Unidos ha hecho de bueno en relación a los exiliados cubanos y a otros pueblos perseguidos de la tierra. Pero es preciso considerar que la misma justicia de Dios no es unilateral ni padece de estrabismo: ella ve toda la dimensión de la realidad en sus coloridos, sombras y matices verdaderos.

Por ello, los firmantes de la presente declaración, personalidades norteamericanas y cubano-americanas, tememos que la justicia de Dios se haga sentir sobre esta querida nación que ha recibido tantos beneficios de la Providencia a propósito de este terrible cambio de su política migratoria hacia los refugiados cubanos."