Cap. II, 13. “El Legionário nació para luchar”

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El «Legionário» nació para luchar” 150. Desde 1933 hasta 1947, la voz valiente y con frecuencia solitaria de “O Legionário”, dirigido por Plinio Corrêa de Oliveira, levantó bien alta la bandera de la Iglesia y de la Civilización Cristiana contra el totalitarismo moderno en todas sus expresiones y variantes. Así resumió él la posición de la revista:
“Antes de todo, amamos siempre al Pontífice Romano. No hubo palabra del Papa que no publicásemos, que no explicásemos, que no defendiésemos. No hubo un interés de la Santa Sede que no reivindicásemos con el mayor ardor de que una criatura humana sea capaz. En nuestras palabras, gracias a Dios, ningún concepto, ningún matiz, que desentonase del Magisterio de Pedro en una sola coma, en una sola línea siquiera. Fuimos en toda la línea los hombres de la Jerarquía, cuyas prerrogativas defendimos con ardor extremo, contra las doctrinas que pretenden arrancar al Episcopado y al Clero la dirección del laicado católico. No hubo equívocos, ni confusiones, ni tempestades que consiguiesen dejar en nuestro estandarte la más leve mancha en este punto. Defendimos en toda la línea el espíritu de selección, de formación interior, de mortificación y de ruptura con las ignominias del siglo. Luchamos por la doctrina de la Iglesia contra los excesos aterradores del nacionalismo estatolátrico que dominó a Europa; contra el nazismo, el fascismo y todas sus variantes; contra el liberalismo, el socialismo, el comunismo y la famosa «politique de la main tendue». Nadie se irguió en ninguna parte del mundo contra la Iglesia de Dios, sin que el
«Legionário» (…) protestase. Al mismo tiempo, nunca perdimos de vista la obligación de alimentar por todos los modos la devoción a Nuestra Señora y al Santísimo Sacramento. No hubo una sola iniciativa católica genuina que no tuviese todo nuestro apoyo entusiasta. Nunca nadie que tuviese en miras tan sólo la mayor gloria de Dios golpeó a estas puertas sin encontrar columnas amigas y acogedoras. Hay en esta vida un buen combate a combatir. Estamos extenuados, sangramos por todos los miembros. Fue en ese combate que nos cansamos, que nos herimos. En compensación, no osamos pedir como premio sino el perdón de todo cuanto inevitablemente haya habido de falible y de humano en esta obra que debería ser toda para Dios, sólo para Dios” 151.
En 1929, diez años antes del estallido de la guerra, en carta a un amigo Plinio Corrêa de Oliveira, entonces con 21 años de edad, había escrito:
“Cada vez más se acentúa en mí la impresión de que estamos en el vestíbulo de una época llena de sufrimientos y luchas. Por todas partes el sufrimiento de la Iglesia se vuelve más intenso y la lucha se aproxima más. Tengo la impresión de que las nubes del horizonte político están bajando. No tarda la tempestad, que deberá tener una guerra mundial como simple prefacio. Mas esta guerra esparcirá por el mundo entero una tal confusión, que las revoluciones surgirán en todos los rincones y la putrefacción del triste
«siglo XX» alcanzará su auge. Ahí, entonces, surgirán las fuerzas del mal que, como gusanos, solamente aparecen en los momentos en que la putrefacción culmina. Todo el «bas-fond» de la sociedad subirá a la superficie y la Iglesia será perseguida por todas partes. Pero… «et ego dico tibi quia tu es Petrus, et super hanc petram aedificabo Ecclesiam meam, et portae inferi non praevalebunt adversus Eam». Como consecuencia, o tendremos «un nouveau Moyen Age» o tendremos el fin del mundo” 152.

 

Notas:

150 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, 365 dias em revista, in “O Legionário”, Nº 595, 11 de enero de 1944.

151 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, 17 anos, in “O Legionário”, Nº 616, 28 de mayo de 1944.

152 Cit. in DL, cit., vol. II, p. 181.

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