Covadonga Informa, Año IX – Núm. 101, Págs. 1, 2, 3 y 8 - Febrero de 1986

 

TFP-Covadonga al público español

 

AGRESIÓN RUSA: FACTOR CAPITAL RELEGADO A UN SEGUNDO PLANO

 

España ante las perplejidades del referéndum

1. En estos momentos en los que todos los españoles se preguntan ansiosamente sobre la actitud que deben tomar cara al referéndum del próximo día 12, la Sociedad Española de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP) —Covadonga— se juzga obligada en conciencia a levantar su voz sobre un aspecto culminante del problema de la permanencia de España en la OTAN. En efecto, tal aspecto ha sido hasta ahora insuficientemente enfocado, no sólo por los medios de comunicación social, sino también por las diversas organizaciones a las que incumbe velar por la defensa de la tradición cristiana española.

2. TFP-Covadonga actúa, en base a las enseñanzas tradicionales del Supremo Magisterio de la Iglesia, para preservar a España contra la expansión — llena de tretas, pero no por eso menos rápida — de los errores del socialismo y del comunismo. Nuestra entidad violaría sus deberes más elementales si omitiese su palabra de esclarecimiento en un momento tan trascendental. Para ello hace uso de la libertad de expresión que le concede el artículo 20.1. de la Constitución.

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3. La alternativa entre la permanencia de España en la OTAN, y su retirada más o menos gradual de esa organización, ofrece una gran pluralidad de aspectos, que deben ser ponderados cuidadosamente por cada uno de los españoles antes de decidir que opción va a votar... o si prefiere abstenerse. Esos aspectos son tantos, y es tan difícil establecer una jerarquía de valores entre ellos, para determinar una opción definitiva, que la gran mayoría de los españoles se siente literalmente sumergida en la confusión.

En efecto, la pregunta del referéndum se presta a confusión. El Gobierno pide que se ratifique su postura favorable a la "permanencia en la Alianza Atlántica", pero con una serie de limitaciones que vienen a anular gradualmente las ventajas de esa misma permanencia. Por ejemplo, España no se incorporará a la estructura militar, privándose de efectos decisorios en los foros de la OTAN; los militares españoles no tendrán mando en la Alianza; España se privará de los beneficios de los fondos de infraestructura destinados a mejorar puertos, carreteras, aeropuertos, etc. y sobre todo no tendremos todas las garantías de protección necesarias frente a las amenazas o agresiones soviéticas. En estas condiciones, los partidarios de la integración de España en la Alianza Atlántica no tendrán más remedio que abstenerse, pues los "NO" serán computados en el escrutinio como el deseo de retirada total de España de la OTAN.

El clima de confusión ha alcanzado un tal grado que, si el próximo día 12 el pueblo fuese llamado a pronunciarse en las urnas, no sobre la permanencia de España en la OTAN, sino sobre si el electorado se siente suficientemente informado para votar, es cierto que la gran mayoría respondería que no. Esto bastaría, por sí solo, para demostrar la inautenticidad del resultado del referéndum.

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4. Ante este panorama de irresolución y de caos, Covadonga desea formular una pregunta clave que pueda servir para aclarar esta compleja cuestión.

A fin de facilitar su comprensión, nos parece conveniente dividir la pregunta en diversas partes:

a) Puesto que la finalidad suprema de la Alianza Atlántica (OTAN) es la defensa de Europa Occidental contra una eventual invasión por parte de la Rusia comunista, la pregunta suprema, decisiva, a cuya respuesta está subordinada la actitud de España ante esa organización consiste en saber cual es el modo por el cual nuestro país mejor se resguarda contra una invasión soviética, eventualmente desencadenada por Rusia a partir del territorio ocupado de alguna nación vecina nuestra.

b) En tal caso, ¿España se defendería mejor estando integrada plenamente en la Alianza Atlántica, pudiendo así exigir las garantías de protección previstas en el tratado de adhesión a la OTAN?

c) O, por el contrario, ¿tenemos mejores condiciones de defendernos con nuestros propios recursos, sin la necesidad de recurrir a la OTAN, pero también sin la obligación de apoyarla?

d) Es verdad que, según algunos indicios (como, por ejemplo, la simpatía personal, la flexibilidad del camarada Gorbachov, y la elegancia de su esposa, la camarada Raisa, a quienes la prensa mundial no pierde una sola ocasión de elogiar), la Rusia de hoy ya no parece ser la misma Rusia sanguinaria, policialesca y agresiva de los tiempos de Lenin y de Stalin... Pero, ¿se puede admitir sin más, en base a esos discutibles indicios, que Rusia no atacará a Occidente, cuando precisamente continúa invirtiendo cantidades fabulosas — y crecientes — en su carrera de armamentos?

e) Numerosas personalidades europeas y americanas manifiestan, no obstante, viva confianza en las intenciones pacifistas del actual gobierno ruso. Lo que les lleva a relegar a un segundo plano, en sus cómputos de política internacional, el peligro de una agresión soviética. Y a propugnar una política de confianza en las intenciones del comunismo internacional. Esa política, nacida de la atmósfera pacifista de Yalta, procura evitar la agresión rusa por medio de una verdadera desmovilización psicológica, económica, diplomática y militar de Occidente, frente al misterioso mundo del Telón de Acero.

Esa política tuvo sucesivos rótulos a lo largo de las últimas décadas: coexistencia pacífica, política de la mano tendida, caída de las barreras ideológicas, "détente", "ostpolitik", etc. Hoy en día, esa postura marca de tal manera la política internacional, que se ha convertido en algo connatural con ella.

Muchas mentalidades se impresionan con esto, y de ello deducen (por supuestos motivos trascendentales, de los cuales los medios de comunicación nunca hablan claramente) que la preocupación de prepararse, tanto en el terreno militar como en el diplomático, para la eventualidad de una agresión rusa, es algo ya anticuado. Es mejor, según ellos, continuar por el feliz camino en que se está, es decir, el de la ilusoria desmovilización del adversario por medio de las concesiones crecientes que se le hacen.

f) En esta perspectiva, una contribución decisiva para desmovilizar a la Rusia soviética sería la retirada parcial (propugnada por el Gobierno partidario del "SI") o global (propugnada por los partidarios del "NO") de España dentro de la OTAN.

Pero a todo esto, otras mentalidades dignas de toda consideración, responden con objeciones ante las cuales enmudecen y cambian de asunto los defensores de esta política de concesiones.

— En resumen, ¿no es infantil atribuir tanta fuerza probatoria a las sonrisas del camarada Gorbachov y a la elegancia de su esposa? Mucho antes que Gorbachov, Kruchev también intentó hechizar y desmovilizar a Occidente por medio de sus sonrisas, sus farsas groseras, sus bromas de histrión. En realidad, nada ha cambiado en la política de expansión imperialista soviética, que se viene afirmando de manera creciente y sin interrupción hasta nuestros días. No hay, además, la menor prueba de que quiera retroceder.

— Ahora bien, sin tener esas pruebas a través de hechos múltiples, indisfrazables e incontestables, ¿cómo se puede hacer dislocar hacia un segundo plano, en la política internacional de España y de Occidente la preocupación primordial por mantener preparado y unido a ese mismo Occidente contra una eventual agresión soviética?

La desmovilización completa (incluido el desarme) de Occidente sería, en rigor de lógica, el paso final de esa política, dentro de la cual tanto la retirada de España de la OTAN (si gana el "NO"), como el debilitamiento de sus lazos con ella (si gana el "SI"), serán un paso decisivo.

Propugnar este paso parece, así, una preparación para el paso final. Y la vía que conduce del primero al último es la vía predilecta de todos los espíritus perezosos, acomodaticios y propensos a cerrar los ojos ante los peligros del día de mañana, con tal de poder gozar todavía hoy de los deleites de una existencia blandamente sosegada y despreocupada.

Es la vía de los "tontos-útiles", de los "compañeros de viaje" del comunismo, de los partidarios de todas las entregas y de todas las capitulaciones.

Pero no es la vía de la España del Cid y de la Reconquista, de Felipe II y de la Contrarreforma, ni de los héroes de la resistencia en contra de José Bonaparte o en contra de la Pasionaria y sus compañeros sanguinarios.

Nacida bajo el patrocinio de Nuestra Señora de Covadonga, la TFP española se encuentra evidentemente entre los que siguen esta segunda vía.

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5. A todo esto hay que añadir otro aspecto fundamental de la cuestión. Cuando se habla de la defensa de España, de Europa, o de Occidente, no se puede perder de vista la defensa de aquello que es el mismo substrato de la civilización occidental; aquello que Occidente tiene de mejor, es decir, los restos de la Civilización Cristiana. De lo que fue otrora la Civilización Cristiana no quedan hoy más que cenizas; pero estas cenizas están aún calientes y tienen, en este caso concreto, el maravilloso poder de germinar, como si fuesen semillas, y dar origen a todo un orden cristiano renovado (Cfr. Obras de San Luis María Grignion de Montfort, BAC, Vol. 111, Madrid, 1954, pág. 600).

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6. A la vista de todo lo dicho, pedimos en el presente llamamiento que el Gobierno publique con urgencia las razones que le llevan a proponer una reducción de los vínculos de España con la Alianza Atlántica (pues ésta es la postura que el Gobierno pide sea ratificada en el referéndum), en el preciso momento en que Rusia da más pruebas de en nada haber cambiado su política de expansión imperialista. A fortiori, hagan lo propio aquellos que proponen la retirada total de España de la OTAN.

Si ello no fuere aclarado, menos que nunca habrá motivos razonables para que los españoles sigan caminando por la vías del optimismo blandamente sosegado y carente de argumentos.

Y nos parece que actuarán según los dictámenes de su amor a la Civilización Cristiana y a España, los españoles que, en el caso de que no les sean proporcionados estos datos, se rehúsen a votar. Exactamente como los hombres sensatos que se rehúsan a entrar con los ojos vendados en un largo e incierto camino.

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EL "IZVESTIA" Y EL "PRAVDA" APLAUDEN ENFÁTICAMENTE

LA SALIDA DE LA OTAN

El "Izvestia", órgano oficial del gobierno de Moscú, y el "Pravda" órgano también oficial del Partido Comunista ruso no esconden su enfático deseo de que España se retire de la OTAN, y de que desaparezcan todas las bases americanas del territorio español...

Obviamente, tales diarios no se hubieran inclinado tan ostensivamente a favor de esas medidas, si el propio gobierno de Moscú, del cual son portavoces, no viera en ellas considerables ventajas para el expansionismo político e ideológico ruso. Por ejemplo, al tratar de los debates habidos en España sobre nuestra permanencia en la OTAN, el "Izvestia» y el "Pravda" no dan noticias más que de comicios, reuniones y publicaciones favorables a dicha retirada. E "ignoran" totalmente lo que se ha escrito y hablado entre nosotros en sentido opuesto ("Izvestia", 12 y 15 de febrero de 1986; y "Pravda" 25 de febrero de 1986).

Esto demuestra que el imperialismo soviético, por el propio hecho de obtener tantas ventajas con la retirada completa, conseguiría ventajas menores, pero aún así decisivas, en el caso de que se adopte la postura propugnada por el Gobierno, según la cual España "permanece en la Alianza Atlántica" pero sin integrarse en la estructura militar y reduciendo progresivamente la presencia militar de los Estados Unidos en España; por consiguiente, sin todas las garantías de protección necesarias frente a las amenazas o agresiones soviéticas.