La Medalla Milagrosa: el “estallido del estupendo movimiento ultramontano del siglo XIX”
La Medalla Milagrosa: el inicio del movimiento que culminó con los dogmas de la Inmaculada y de la Infalibilidad.
El Papel del Rey Don Juan Carlos I en la llamada “transición”
Favorecer las revoluciones, aun cuando inadvertidamente, es predestinarse a ser víctima de ellas.
El Papel del Rey Don Juan Carlos I en la llamada “transición”
Favorecer las revoluciones, aun cuando inadvertidamente, es predestinarse a ser víctima de ellas.
Carta al Rey D. Juan Carlos I (Sociedad Cultural Covadonga, 13 julio 1978)
“Las revoluciones son siempre las mismas. En nuestros días ellas comienzan con flores o aplausos. Pero son siempre revoluciones.”
La consagración al Inmaculado Corazón de María
¿La devoción al Inmaculado Corazón de María contradice o anula la devoción al Sagrado Corazón de Jesús?
La consagración al Inmaculado Corazón de María
¿La devoción al Inmaculado Corazón de María contradice o anula la devoción al Sagrado Corazón de Jesús?
Comentarios sobre las reflexiones de San Francisco de Sales para la fiesta de la Presentación de Nuestra Señora en el Templo
Se puede imaginar algo más: Nuestra Señora cantando [al ir al Templo] y los Ángeles escuchando… ¿Por qué? Porque oían las armonías conmovedoras con las que cantaba. Y quedaban extasiados por ellas. Y así como el Cielo se compara con una ciudad -la Jerusalén Celestial-, San Francisco de Sales decía que desde las “terrazas” de la Jerusalén Celestial, los Ángeles miraban hacia abajo para ver a la Virgen cantando por los caminos de Judea.
San Felix de Valois y el celo por la redención de los cautivos
¿Y el celo por la redención de los cautivos de hoy en día, los cautivos del régimen comunista?
San Felix de Valois y el celo por la redención de los cautivos
¿Y el celo por la redención de los cautivos de hoy en día, los cautivos del régimen comunista?
Santa Isabel de Hungría: calma, resignación y constancia en las peores desgracias
Debemos ver en esta santa la constancia en las peores desgracias. Soportándola cuando sucede o previendo la desgracia y ofreciendo el sacrificio que tendrá como Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos: “Padre mío, si es posible, apártese de mí este cáliz. Y si no, que se haga Vuestra voluntad y no la mía”.