Cap. II, 3. La Liga Electoral Católica

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En la Asamblea Constituyente, cuya sesión inaugural se puede ver arriba, a Plinio Corrêa de Oliveira, el diputado más joven y más votado, se le asignó un papel destacado, sobre todo como negociador (a la derecha, señalado con un círculo en la foto).

 

Después de la formación del Gobierno provisional de Getulio Vargas, el nuevo Cardenal de Río, Mons. Sebastián Leme, había comenzado a promover un movimiento de laicos para dar voz al pueblo católico en la organización del nuevo régimen político brasileño. El 30 de mayo de 1931, la imagen de Nuestra Señora Aparecida fue conducida triunfalmente desde su Santuario hasta Río de Janeiro 24. Al día siguiente una multitud de cerca de un millón de personas acompañó a la venerada imagen hasta la Explanada do Castelo, donde la esperaban el Jefe del Estado, Getulio Vargas, y las más altas autoridades civiles y militares. La imagen fue puesta sobre el altar y el Cardenal Leme la proclamó oficialmente Patrona del Brasil. “El nombre de Dios está cristalizado en el alma del pueblo brasileño”, afirmó el Cardenal. “O el Estado, dejando de ser ateo y agnóstico, reconoce al Dios del pueblo, o el pueblo no reconocerá al Estado” 25.
Mientras tanto, el 9 de julio de 1932 estalló en São Paulo una revuelta “constitucionalista” que, al no obtener apoyo de las otras regiones, sucumbió al cabo de pocos meses 26. Empero, los insurgentes paulistas obligaron al gobierno a convocar para el año siguiente elecciones a una nueva Asamblea Constituyente.
Plinio Corrêa de Oliveira, que no había participado activamente en la rebelión, comprendió sin embargo la importancia de la convocatoria de la Constituyente, que ofrecía ocasión para crear, más que un partido político, un movimiento católico “por encima de los partidos” 27.
Fue el mismo Plinio quien, en octubre de 1932, sugirió al Arzobispo de São Paulo, Monseñor Duarte Leopoldo e Silva, crear en Brasil algo semejante a lo que hiciera en Francia el General de Castelnau 28, quien había fundado una asociación para aglutinar a los electores con el fin de orientar su voto hacia los candidatos que se comprometieran a respetar el programa católico. Monseñor Duarte acogió de buen grado la propuesta e invitó al joven congregado mariano a llevarla a la práctica, aconsejándole hablar primero con el Cardenal Leme. Al mes siguiente el “Doctor Plinio”, como ya comenzaba a ser conocido, se dirigió a Río donde habló con dos jóvenes militantes del movimiento católico, Heitor da Silva Costa y Alceu Amoroso Lima. Ellos a su vez dieron a conocer la propuesta a Monseñor Leme. Este consideró la idea excelente, y les encargó redactar los estatutos de la nueva asociación. Nació así la Liga Electoral Católica (LEC) 29, con el fin de orientar el voto católico en las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente. La LEC presentaría a los candidatos de los diferentes partidos un conjunto de propuestas, denominadas “reivindicaciones mínimas”, para comprometerlos a obrar como católicos en el Parlamento. Fue nombrado Presidente de la misma Pandiá Calógeras, y Secretario General Alceu Amoroso Lima.
El 13 de noviembre la LEC fue instalada oficialmente también en São Paulo. El Dr. Esteban Emmerich de Souza Rezende fue designado Presidente local, y Plinio Corrêa de Oliveira Secretario. El Cardenal Leme invitó a los Arzobispos, Obispos y Administradores Apostólicos del país a crear rápidamente Juntas locales. Cada diócesis tuvo así su Junta, y en los primeros meses de 1933 la LEC pudo redactar su programa y designar sus candidatos al Parlamento. Cuando a fines de marzo fue formada la lista que reunía los candidatos católicos paulistas, Mons. Duarte eligió a Plinio Corrêa de Oliveira como uno de los cuatro candidatos por la Lista Única de São Paulo 30.
El 3 de mayo de 1933 se efectuaron las elecciones en el país entero. Para gran sorpresa general, el diputado más votado en todo el Brasil fue Plinio Corrêa de Oliveira, un congregado mariano que hacía poco había dejado los bancos universitarios 31. Se trataba de una “victoria mariana”, como titulaba “O Legionário” su artículo de fondo: “No es preciso decir que la figura central de esta bella página en la historia de las Congregaciones en São Paulo fue Plinio Corrêa de Oliveira, el piadoso hijo de María, el líder de la Liga Electoral Católica, el candidato mariano a la Asamblea Constituyente” 32.
El 15 de noviembre de 1933 se instaló solemnemente, en el Palacio Tiradentes de Río de Janeiro, la tercera Asamblea Nacional Constituyente brasileña. Las instrucciones del Cardenal Leme a los diputados de la LEC eran bien precisas. No debía crearse una bancada de parlamentarios católicos claramente identificable, y nadie en el Parlamento debía asumir un papel de realce como líder católico. Además, ningún diputado debía pronunciarse abiertamente sobre las reivindicaciones católicas, porque un choque demasiado “frontal” podría perjudicar el objetivo de la LEC, que era el de modificar la fisonomía laicista del Estado brasileño. La estrategia escogida procuraba obtener tal resultado por vías indirectas. Plinio Corrêa de Oliveira se atuvo a estas instrucciones, pero los mayores defensores de las propuestas de la LEC en el Parlamento fueron, de hecho, los exponentes de la bancada paulista 33.
En nombre de los diputados católicos por São Paulo, Plinio Corrêa de Oliveira pidió a la Asamblea un homenaje especial a la memoria del evangelizador del Brasil, P. José de Anchieta S.J., de cuyo nacimiento transcurría el cuarto Centenario el 19 de marzo de 1934 34. Defendió en el plenario la libertad de enseñanza y el derecho de voto de los religiosos, deteniéndose sobre el papel benemérito desarrollado por la Compañía de Jesús en el Brasil 35. Esto bastó para que en el curso del debate fuese atacado como “sectario”. “Coloco mis creencias religiosas —rebatió el Dr. Plinio— por encima de todos los afectos que pueda concebir”.
Los resultados de esta incisiva acción de la LEC no demoraron. Fueron aprobadas por el Parlamento no sólo las “reivindicaciones mínimas” de la Liga —indisolubilidad del vínculo conyugal (art. 144), enseñanza religiosa en las escuelas (art. 153), asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas y en las prisiones (art. 113 § 6) 36— sino también otras numerosas demandas, tales como: la invocación de Dios en el Preámbulo del Pacto Fundamental 37; la asistencia estatal a las familias numerosas (art. 138 § d7); el voto de los religiosos (art. 108); el descanso dominical (art. 121 § 7); la autorización de los cementerios religiosos (art. 113 § 7); el servicio militar de los eclesiásticos cumplido bajo forma de asistencia espiritual u hospitalaria (art. 163 § 3); la pluralidad y libertad de los sindicatos obreros (art. 120); la ley contra la propaganda subversiva (art. 113 § 9). La Constitución de 1934 representó el punto culminante de la obra desarrollada por el movimiento católico, y el éxito de la LEC perdura como un acontecimiento único en la historia del país, como lo reconoció el ex-ministro de Justicia brasileño Paulo Brosssard: “La LEC fue la organización extrapartidaria que en la historia del Brasil ejerció la mayor influencia política electoral” 38.
En 1934 se hizo posible en Brasil establecer nuevas Universidades privadas. Ya existía en São Paulo la Facultad Libre de Filosofía, Ciencias y Letras de San Benito, fundada en 1908 por los benedictinos, en la cual enseñaban personalidades de relieve como los profesores Alexandre Correia y Leonard van Hacker. Ella fue reconocida por el Gobierno, al igual que la Facultad femenina de Filosofía, Ciencias y Letras del Instituto Sedes Sapientiae, dirigida por las Canonesas Regulares de San Agustín. Ambas Facultades, llamadas a confluir en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo, invitaron a Plinio Corrêa de Oliveira a asumir una Cátedra de Historia 39. Plinio vio en esto una excelente posibilidad ofrecida por la Providencia para entrar en contacto directo con los jóvenes. Aceptó el cargo juntamente con el de Profesor de Historia de la Civilización en el Colegio Universitario, adjunto a la histórica Facultad de Derecho, e inició una actividad de enseñanza que, con el ejercicio de la abogacía, fue por muchos años su principal ocupación profesional.

 

Notas:

24 GUSTAVO A. SOLIMEO, 1717-1967. Rainha e Padroeira do Brasil, in “Catolicismo”, Nº 202, octubre de 1967; HAMILTON D’ÁVILA, Três episodios na história da Padroeira nacional, in “Catolicismo”, Nº 418, octubre de 1985, pp. 10-12. Cfr. también JÚLIO BRESTOLONI C.SS.R., A Senhora da Conceição Aparecida, Editora Santuario, Aparecida-São Paulo, 1984.

25 Palabra de Su Eminencia, in “O Legionário”, Nº 89, 1º de noviembre de 1931.

26 Sobre la revolución paulista cfr. entre otros: HÉLIO SILVA, 1932: a guerra paulista, Ed. Civilização Brasilera, Río de Janeiro, 1976; STANLEY E. HILTON, A guerra civil brasileira, Nova Fronteira, Río de Janeiro, 1982.

27 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Liga eleitoral católica, in “O Legionário”, Nº 111, 15 de enero de 1933. “O el Catolicismo conseguirá vencer en las urnas y hacer progresar resueltamente el país en las vías de la restauración religiosa, o el socialismo fanático se apoderará del Brasil para hacerlo víctima de los numerosos Calles y Lenines que pululan en los bastidores de nuestra política, ansiosos de «mejicanizar» y «sovietizar» la Tierra de Santa Cruz” (ibid).

28 El general Noël Edouard de Curières de Castelnau (1851-1944) fue uno de los comandantes del ejército francés durante la Primera Guerra mundial, en la cual perdió tres hijos. Ex-diputado por Aveyron de 1919 a 1924, a partir de 1925 se dedicó a la Federación Nacional Católica, de la que fue presidente hasta su muerte, para promover una acción cívica “en el interés de la religión católica, de la familia, de la sociedad y del patrimonio nacional”. Le fue negado el bastón de Mariscal, a causa de sus convicciones de fervoroso católico. Cfr. el estudio reciente de YVES GRAS, Castelnau ou l’art de commander, 1851-1944, Denoël, París, 1990.

29 Estatuto (1932) y programa (1933) de la LEC in OSCAR DE FIGUEIREDO LUSTOSA O.P., Igreja e Política no Brasil. Do Partido católico à L.E.C. (1874-1945), Ediciones Loyola, São Paulo, 1983, pp. 101-126. Cfr. también MÓNICA KORNIS, D. FLAKSMAN, Liga Eleitoral Católica, in DHBB, vol. III, p. 1820.

30 La “Lista Única por São Paulo Unido” era el resultado de la coalición de todas las fuerzas políticas o sociales de primer plano de la vida paulista de aquel tiempo. De estas fuerzas, dos eran de carácter típicamente partidario; el Partido Democrático, que representaba sobre todo a la intelligentsia urbana y algunos incipientes grupos de izquierda, y el más antiguo PRP (Partido Republicano Paulista), conservador. Las corrientes de expresión social eran la Asociación Comercial, la Federación de los Voluntarios, representativa de la generación que se había sublevado contra Vargas, y la Liga Eleitoral Católica.

31 Plinio Corrêa de Oliveira obtuvo 24.714 votos, el 9,5 % del total. La suma de los votos era suficiente para elegir dos diputados y representaba el doble de los obtenidos por el jurista Alcântara Machado, su antiguo profesor, colocado segundo. Entre otros elegidos por la Liga Electoral Católica figuraban Andrade Furtado, por Ceará; Monseñor Arruda Câmara e Barreto Campelo, por Pernambuco; Lacerda de Almeida por Paraná; Aldroaldo Mesquita da Costa por Río Grande do Sul.

32 Uma victoria mariana, in “O Legionário”, Nº 120, 7 de mayo de 1933.

33 Cfr. M. KORNIS D. FLAKSMAN, Liga Eleitoral Católica, cit.

34 “Si pudiésemos usar una comparación profana para dar una idea de la importancia de Anchieta en nuestra historia— escribió entonces— diremos que él fue para el Brasil lo que Licurgo fue para Esparta y Rómulo para Roma: o sea, uno de aquellos héroes fabulosos que se encuentran en los orígenes de algunos grandes pueblos, de los cuales erigieron las murallas, construyeron los primeros edificios y organizaron las primeras instituciones” (PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, A nota da Semana, in “O Século”, 7 de setiembre de 1932).

35 Cfr. “O Legionário”, Nº 145, 13 de mayo de 1934.

36 En un artículo para la revista “A Ordem”, Alceu Amoroso Lima saludaba el 30 de mayo 1934 como “una fecha capital en la historia del catolicismo brasileño”, afirmando que después de la Constitución masónica de 1823, de la positivista de 1891 y de la laicista de 1926, con la cuarta constitución brasileña “triunfó plenamente el programa católico” (TRISTÃO DE ATHAYDE, O sentido de nossa victoria, in “A Ordem” Nº 52, junio 1934, pp. 417, 421-422 [pp. 417-423]).

37 La nueva constitución, que substituía la de 1891 y la de 1926, entró en vigor el 15 de julio de 1934 (cfr. THEMISTOCLES BRANDÃO CAVALCANTI, Las constituciones de los Estados Unidos del Brasil, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1958, pp. 379-533). Con 168 votos contra 37, los constituyentes pusieron este preámbulo: “Nosotros, representantes del pueblo brasileño, poniendo nuestra confianza en Dios, y reunidos en Asamblea Nacional Constituyente para organizar un régimen democrático que asegure a la Nación la unidad, la libertad, la justicia, la prosperidad social y económica, decretamos y promulgamos la siguiente Constitución…” (apud PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Deus e a Constituição, in “O Legionário”, Nº 74, 8 de febrero de 1931).

38 “Jornal de Minas”, Belo Horizonte, 3 de julio de 1986. Sobre la influencia de la LEC, y en particular sobre el artículo que ponía el Estado “bajo la protección de Dios”, cfr. también THALES DE AZEVEDO, A religião civil brasileira. Um instrumento político, Editora Vozes, Petrópolis, 1981, pp. 79-87.

39 En 1946 estas dos instituciones confluyeron en la Universidad Católica de São Paulo, de la que fue su Gran Canciller el Arzobispo Vasconcellos Motta y su Rector Mons. Paulo de Tarso Campos, Obispo de Campinas. El año siguiente se dio la erección canónica, con el otorgamiento del título de “Pontificia” (cfr. AAS, vol. 39, 1947, pp. 134 ss.).

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