Cap. II, 5. La “guerra civil” europea

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Según el historiador francés François Furet, “hay un misterio del mal en la dinámica de las ideas políticas del siglo XX” 52.
Después de la revolución soviética de 1917, el nacimiento del Komintern contribuyó para la expansión mundial de la nueva doctrina bolchevique. Sin embargo, las tentativas de revolución comunista violenta en el mundo, comenzando por el llamado “bienio rojo” (1919-1921), provocaron una fuerte reacción anticomunista. En la estela de esta reacción nacieron y se consolidaron los movimientos “fascistas”.
Bolchevismo y fascismo entraron, así, en el centro del escenario casi al mismo tiempo. Entre 1917 y 1945, la dinámica histórica europea y mundial fue determinada, según Ernst Nolte, por la gran “guerra civil europea” librada entre el comunismo y el nacional socialismo y, por lo tanto, entre el Tercer Reich y la Unión Soviética 53. “Lo que vuelve inevitable un análisis comparativo del fascismo y del comunismo —escribe por su parte Furet— no es solamente la fecha de nacimiento y la entrada en escena simultánea y meteórica de ambos en el plano histórico, sino también la recíproca dependencia entre ambos” 54.
Esta íntima interdependencia, que hoy es un dato histórico prácticamente aceptado por todos —pero que entonces estaba lejos de serlo—, fue intuida por Plinio Corrêa de Oliveira, quien con absoluta fidelidad al modelo de sociedad cristiano rehusó apoyar a cualquiera de los contendientes que ocupaban la escena.
En el comunismo él vio una concepción diametralmente opuesta a la católica, pero consideró al nazismo una alternativa igualmente peligrosa: “Es innegable —escribió— que el comunismo es la antítesis del catolicismo. Pero el nazismo, de su lado, constituye otra antítesis de la doctrina católica, mucho más próxima del comunismo que cualquiera de ellos del catolicismo” 55.
El rechazo de la vida “burguesa” en nombre de una concepción místicoheroica de la existencia, junto a la evocación de las tradiciones guerreras de Alemania y de Europa, podían constituir, y de hecho constituyeron, un atractivo seductor para muchos jóvenes incapaces de discernir el aspecto tenebroso de una ideología saturada de socialismo y de paganismo. Plinio Corrêa de Oliveira comprendió que el mejor modo de poner a la juventud de su país en guardia contra el seudo misticismo nazi era, además de denunciarle sus errores, proponer una visión heroica y sobrenatural del catolicismo. Fue esa bandera, opuesta por igual al nazismo y al comunismo, la que “O Legionário” enarboló con gallardía en el Brasil.

 

Notas:

52 F. FURET, Le passé d’une illusion, cit., p. 44.

53 ERNST NOLTE, Der europaeische Bürgerbrieg 1917-1945. Nationalsozialismus und Bolschevismus, Propyläen Verlag, Berlín, 1987. Cfr. también STUART J. WOOLF (ed.), European Fascism, Weidenfeld & Nicolson, Londres, 1968; GEORGE L. MOSSE, Masses and Man. Nationalist and Fascist Perceptions of Reality, Howard Ferty Inc., Nueva York, 1980.

54 F. FURET, Le passé d’une illusion, cit., p. 33.

55 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, À margem da crise, in “O Legionário”, Nº 315, 25 de setiembre de 1938.

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