Cap. III, 10. Una nueva bandera: “Catolicismo”

blank

En enero de 1951, Mons. Antonio de Castro Mayer fundó, en Campos, la revista mensual de cultura “Catolicismo”. El cuerpo de redactores era coordinado por José Carlos Castilho de Andrade, anteriormente secretario de redacción de “O Legionário”. Antiguos colaboradores de la combativa revista eran también Fernando Furquim de Almeida, que tenía a su cargo la sección dedicada a la historia de la Iglesia; Adolpho Lindenberg, autor de comentarios de economía y política internacional: José de Azeredo Santos, que se ocupaba de filosofía y de sociología en la sección Nova et Vetera. Plinio Corrêa de Oliveira abrió el primer número de “Catolicismo” con un artículo no firmado, destinado a convertirse en un manifiesto de la Contra-Revolución católica 117. Subrayando el sentido de la fiesta de Cristo Rey, escribía: “Rey celestial antes de todo. Pero Rey cuyo gobierno se ejerce ya en este mundo. Rey que posee de derecho la autoridad suprema y plena. El rey legisla, comanda y juzga. Su realeza se hace efectiva cuando los súbditos reconocen sus derechos y obedecen sus leyes. Ahora bien, Jesucristo posee sobre nosotros todos los derechos. Él ha promulgado leyes, dirige el mundo y juzgará a los hombres. A nosotros nos compete hacer efectivo el reino de Cristo obedeciendo sus leyes. Este reino es un hecho individual, considerado con respecto a la obediencia que cada alma fiel presta a Nuestro Señor Jesucristo. De hecho, el reino de Cristo se ejerce sobre las almas; y, por eso, el alma de cada uno de nosotros es una parte del territorio bajo la jurisdicción de Cristo Rey. El Reino de Cristo será un hecho social si las sociedades humanas le prestan obediencia. Se puede, por lo tanto, decir que el reino de Cristo se hace efectivo sobre la Tierra, en su sentido individual y social, cuando se conforman a las leyes de Cristo los hombres en lo íntimo de sus almas como en sus acciones, y las sociedades en sus instituciones, leyes, costumbres, manifestaciones culturales y artísticas” 118.
Entre 1951 y 1959, con ensayos de amplio espectro temático en “Catolicismo”, Plinio Corrêa de Oliveira lanzó las bases doctrinales de la que sería su obra maestra: Revolución y Contra-Revolución. Su visión de la realeza social de Cristo es la antítesis de la maritainiana, que se abría camino en aquellos años, y a la que el pensador brasileño continuó haciendo objeto de numerosas críticas. La contribución intelectual del doctor Plinio, además de los editoriales, se expresaba de manera original también en una sección titulada Ambientes, Costumbres, Civilizaciones, en la cual, a través del análisis de cuadros, fotografías, dibujos, modas, colocaba en foco los valores de la civilización cristiana y el proceso de disolución que los afectaba, iluminando aspectos hasta entonces poco o nada considerados por los escritores contra-revolucionarios 119. “Catolicismo”, entre tanto, comenzó a extender su batalla contra el progresismo católico mucho más allá de los límites de la diócesis de Campos. La nueva revista se distinguía de “O Legionário” en un punto fundamental: este último era tan sólo un periódico; la nueva publicación se encaminaba a convertirse en el órgano de un movimiento.
Plinio Corrêa de Oliveira y sus colaboradores habían comenzado a viajar por diversos países de Sudamérica y Europa para tomar contacto con ambientes católicos y anticomunistas de todo el mundo. Se puede imaginar la emoción con la cual el doctor Plinio fue por primera vez a Roma, en el verano de 1950, con ocasión del Jubileo. En la Ciudad Eterna, revió al padre Castro e Costa, su antiguo profesor del colegio San Luis; fue acogido con afecto por Mons. Benito Aloisi Masella, que había sido elevado a Cardenal; frecuentó la mejor aristocracia romana; y fue recibido finalmente por el Santo Padre y por Mons. Juan Bautista Montini, sustituto de la Secretaría de Estado. En el curso de la audiencia Mons. Montini, volviéndose hacia él y hacia Mons. Castro Mayer que lo acompañaba le dijo: “Profesor, quiero que sepa que la carta que le escribí no fue un mero documento de cortesía. Cada uno de sus términos fue pesado atentamente. Tengo el placer de declararlo aquí, en presencia de Mons. Mayer” 120.
El Dr. Plinio volvió a Roma, y a Europa, en el verano de 1952. En esta ocasión fue invitado por el Archiduque Otto de Habsburgo a almorzar en su residencia, el castillo de Clairfontaine, en Francia 121. Hijo de los extraordinarios Emperadores Carlos y Zita, el joven Otto era un príncipe de gran atractivo personal e inteligencia, pero que por sus opciones políticas terminó decepcionando las esperanzas de muchos contra-revolucionarios 122.
Una gran afinidad de pensamiento unió, en cambio, a Plinio Corrêa de Oliveira y el príncipe Don Pedro Enrique de Orleans y Braganza, Jefe de la Casa Imperial brasileña 123. En sus viajes a São Paulo, Don Pedro Enrique visitaba al “grupo de Catolicismo”, siempre acompañado de alguno de sus hijos. Dos de éstos, Don Luis, el primogénito, y Don Bertrand, entraron a formar parte del círculo de los discípulos del doctor Plinio. Por sus nombres cargados de resonancias históricas, y por su piedad y vida ejemplar, llegarían a distinguirse rápidamente entre los miembros prominentes de “Catolicismo” y, más tarde, de la TFP.
Desde 1953 el grupo de “Catolicismo” comenzó a promover “semanas de estudio” para amigos y propagandistas del periódico, que llegaron a reunir cientos de jóvenes de varios Estados del Brasil. En ese mismo año aparece una importante Carta Pastoral sobre los Problemas del Apostolado Moderno 124, redactada por Mons. de Castro Mayer con la colaboración del Dr. Plinio. La misma constituyó uno de los primeros textos de formación para los jóvenes que se sentían interpretados por las tesis del periódico.
Cuando, en enero de 1954, celebró el cuarto centenario de su fundación, São Paulo era una ciudad de 2.700.000 habitantes, que se expandía a ritmo vertiginoso. El 25 de enero, el arzobispo Mons. Carlos Carmelo de Vasconcelos Motta inauguró en la “Plaza de la Sede” la nueva Catedral, comenzada a construir cuarenta años antes por Mons. Duarte. En agosto del mismo año, sucede al presidente suicida Getulio Vargas, tras la presidencia provisional de João Café Filho, Juscelino Kubitscheck, el “presidente bossa nova”, quien prometía realizar “50 años en 5” 125. “Catolicismo” buscaba disipar esta atmósfera de optimismo superficial, denunciando la influencia creciente del comunismo en Brasil y en el mundo, así como el aumento de la inmoralidad, de la cual la epidemia mundial del “rock and roll” aparecía como el síntoma más evidente 126. Subrayando los límites del anticomunismo liberal 127, Plinio Corrêa de Oliveira continuaba señalando en el catolicismo la única solución a los problemas del tiempo actual.
“¿Qué es el periódico «Catolicismo»? ¿Cuál es su lugar en la Casa de Dios? Respondiendo a esta pregunta, habremos encontrado nuestro propio lugar junto a Jesús”, escribía, comentando la adoración de los Reyes Magos en la Navidad de 1955. “Nuestra obra es principalmente de mirra. Periódico hecho para católicos militantes y practicantes…, queremos que ellos sean una sal muy salada, una luz puesta en lo más alto de la montaña, y muy brillante. Ése es, Señor, el sentido de nuestra cooperación. Éste es el regalo de Navidad que hemos acumulado durante el año entero, para ofrecéroslo. Otros os darán el incienso de sus innumerables obras, capaces de un bien inapreciable. Nosotros nos insertamos en esa gran obra quemando en abundancia, en el suelo bienamado del Brasil, la mirra austera pero odorífera del «sí, sí; no, no»” 128.
En 1958, con la muerte de Pío XII, se cierra una época. “Catolicismo” no defecciona, sin embargo, de la línea de absoluta fidelidad a la Tradición católica que ya había sido la de “O Legionário”.
“Nuestro «leit-motiv» debe ser el de que para el orden temporal de Occidente, fuera de la Iglesia no hay salvación. Civilización católica, apostólica, romana, totalmente tal, absolutamente tal, minuciosamente tal, es lo que debemos desear. La bancarrota de los ideales políticos, sociales o culturales intermedios ha quedado patente. No se hacen paradas en el camino de vuelta hacia Dios: parar es retroceder, parar es hacer el juego de la confusión. Nosotros sólo queremos una cosa: el catolicismo completo” 129.
La gran meta que Plinio Corrêa de Oliveira había indicado en el primer número de la revista iluminaba el horizonte de los años que se avecinaban: “Es ésta la finalidad, nuestro gran ideal. Caminamos hacia la civilización católica que podrá nacer de las ruinas del mundo moderno, como de las ruinas del mundo romano nació la civilización medieval. Caminamos hacia la conquista de este ideal, con el coraje, la perseverancia, la decisión de enfrentar y vencer todos los obstáculos, con la que los Cruzados marchaban hacia Jerusalén. Porque, si nuestros predecesores supieron morir para reconquistar el sepulcro de Cristo, ¿cómo no querremos nosotros —hijos de la Iglesia como ellos— luchar y morir para restaurar algo que vale infinitamente más que el preciosísimo sepulcro del Salvador, esto es, su Reino sobre las almas y sobre las sociedades, que Él ha creado y salvado para que lo amen eternamente?” 130

 

Notas:

116 “Cada vez que una persona está en la posesión legítima y habitual de cualquier parte de un poder litúrgico o jurídico que sobrepasa el derecho fundamental de cada bautizado, esta persona ya no es laica en el sentido propio del término, y no pertenece más al simple «pueblo de Dios». (…) En el sentido estrictamente teológico, una mujer puede perfectamente pertenecer al «clero», incluso si la extensión del poder que ella recibe fuere más limitado que en el caso del hombre” (K. RAHNER, op. cit. pp. 5-6).

117 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, A Cruzada do Século XX, in “Catolicismo”, Nº 1, enero de 1951.

118 Ibid.

119 En 1982 fue publicada en São Paulo (Ed. Artpress Papéis e Artes Gráficas) una colección completa de los Ambientes, Costumbres, Civilizaciones, conteniendo 185 artículos.

120 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, “…E sobre ti está edificada a Igreja”, in “Catolicismo”, Nº 151, julio de 1963.

121 DL, Vol. II. p. 52.

122 Para tener un cuadro de sus ideas políticas, cfr. OTTO DE HABSBOURG-LORRAINE, L’idée impériale. Histoire et avenir d’un ordre supranationale, con prefacio de PIERRE CHAUNU, Presses Universitaires de Nancy, Nancy, 1989. Al Archiduque Otto, que en su obra critica “la vieja alianza del trono y del altar” (p. 218) y niega la existencia de una amenaza islámica sobre Europa (pp. 207-209), le son substancialmente ajenas las ideas de “Cristiandad” y de “Revolución”, propias de la visión contrarevolucionaria.

123 Don Pedro Enrique de Orleans y Braganza (1908-1981), casado con la princesa María Isabel de Baviera, tuvo doce hijos. El primogénito, Don Luis, nacido el 6 de junio de 1938, es el actual Jefe de la Casa Imperial del Brasil y el legítimo heredero dinástico de los derechos a la Corona; en orden a la sucesión le siguen el príncipe imperial Don Bertrand, nacido en 1941, y el príncipe Don Antonio, nacido en 1950. Este último es casado con la princesa Cristina de Ligne, de la cual tuvo cuatro hijos, que están a su vez en la línea de sucesión al trono de Brasil: Don Pedro Luis (1983), Don Rafael (1986), Doña Amelia (1984) y Doña María Gabriela (1989) (Cfr. A. A. DOS SANTOS, Quem é quem na Família Imperial, in Parlamentarismo sim!, Artpress, São Paulo, 1992, p. 259). “En el panorama sombrío y amenazador en que se encuentra el País —escribe Armando Alexandre dos Santos— (…), Don Luis no representa solamente las saudades de un pasado remoto y glorioso, al cual los historiadores serios hoy son unánimes en hacer justicia. Don Luis es también depositario de las esperanzas de días mejores que aún pueden venir” (A Legitimidade monárquica no Brasil, cit., p. 38).

124 Cfr. MONS. ANTONIO DE CASTRO MAYER, Carta Pastoral sobre Problemas do Apostolado Moderno, contendo um catecismo de verdades oportunas que se opõem a erros contemporâneos, Boa Imprensa Ltda., Campos, 1953.

125 Cfr. MARIA HELMA SIMÕES PAES, A década de 60, Editora Atica, São Paulo, 1993, 2a. ed., p. 31. Sobre Juscelino Kubitschek (1902-1976), presidente entre 1956 y 1961, cfr. el vocablo por S. PANTOJA-D. FLAKSMAN in DHBB, Vol. II, pp. 1698-1717. Cfr. también JUSCELINO KUBITSCHEK, Meu caminho para Brasília: cinqüenta anos em cinco, Bloch Editores, Río de Janeiro, 1978; EDGAR CARONE, A quarta República, Difel, São Paulo, 1980. Brasilia, la nueva capital, iniciada en 1955, fue inaugurada por Kubitschek y por su vicepresidente João Goulart, el 21 de abril de 1960. Al lado de ellos estaba Mons. Hélder Câmara, quien la exaltó como el “sueño realizado” (J. KUBITSCHEK, Por qué construí Brasília, Bloch Editores, Río de Janeiro, 1975, pp. 284-285).

126 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Primeiro marco do ressurgimento contra-revolucionário, in “Catolicismo”, Nº 86, febrero de 1958.

127 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, O anti-comunismo e o Reino de Maria, in “Catolicismo”, Nº 62, febrero de 1956, pp. 1-2; ID., Covadonga, monumento de uma epopéia negativista?, in “Catolicismo”, Nº 66, junio de 1956, pp. 1-2.

128 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Apparuit benignitas et humanitas salvatoris nostri Dei, in “Catolicismo”, Nº 60, diciembre de 1955.

129 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, A grande experiência de 10 anos de luta, in “O Legionário”, Nº 666, 13 de mayo de 1945, después in “Catolicismo”, Nº 173, mayo de 1965.

Adelante

Índice

Contato