Cap. III, 9. Una estrella se enciende en la noche

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Carta de la Secretaría de Estado con fecha del 26 de febrero de 1949, firmada por el entonces sustituto Monseñor Giovanni Battista Montini, en la que se comunicaba oficialmente a Plinio Corrêa de Oliveira el elogio y la bendición de Pío XII por su obra «En defensa de la Acción Católica».

 

En enero de 1947 llegó de improviso, inesperadamente, la noticia de la elevación del P. Proença Sigaud a obispo de Jacarezinho, en el estado de Paraná, vecino de São Paulo 100. Pocos meses después el P. Antonio de Castro Mayer fue nombrado obispo coadjutor de Mons. Octaviano Pereira de Albuquerque, Arzobispo de Campos 101. Ambos sacerdotes, aislados a causa de su apoyo al grupo de “O Legionário” y al libro En defensa de la Acción Católica, eran ahora honrados por una manifestación de confianza de la Santa Sede, que parecía tener el significado de una reparación. Plinio Corrêa de Oliveira recordará el episodio con estas palabras:
“Todavía recuerdo un día de enero de 1947, en que di a mis amigos la noticia de que, según una emisora de radio, Pío XII había nombrado obispo de Jacarezinho al P. Sigaud. ¿Cómo? ¿Qué? Nuestra alegría era grande, pero la duda aún mayor. El P. Sigaud, durante el vendaval, había sido mandado como misionero a la lejana España. ¿Volvería, entonces? Sí, volvería. Y nuestra alegría subió al Cielo como un himno. ¡Una estrella se encendía y brillaba en la noche de nuestro exilio, sobre los destrozos de nuestro naufragio! “Contra toda expectativa, otra alegría nos esperaba al año siguiente. Al llegar yo, en una noche de marzo de 1948, a nuestra catacumba, un amigo me esperaba en la puerta, efervescente de júbilo. El canónigo Mayer, que había pasado, durante la tormenta, del alto cargo de Vicario General de la Arquidiócesis a párroco del distante, y por lo demás tan simpático, Belenzinho, acababa de comunicarnos su nombramiento como obispo coadjutor de Campos. Es inútil decir con qué regocijo fuimos en el mismo instante a felicitarlo” 102.
El 20 de noviembre de 1947 aparece la encíclica Mediator Dei 103 sobre la sagrada liturgia. Tenía por objeto corregir las desviaciones del movimiento litúrgico, desarrollando la enseñanza pontificia ya iniciada con la Mystici Corporis 104. “O Legionário” la saludó con júbilo, publicando el texto integral del importante documento 105.
Al año siguiente, en la Constitución Bis Saeculari Die 106, Pío XII formulaba una definición de “Acción Católica” que presentaba una evidente analogía con la ya expuesta por el doctor Plinio. Desde 1947, contra la tendencia a nivelar las formas de apostolado reduciéndolas únicamente a la Acción Católica, el Pontífice había advertido que, en el “magnífico movimiento mundial de apostolado seglar (…) es necesario prevenir el error, que algunos, impulsados de buen celo, pueden tener, de querer uniformar las actividades, en pro de las almas y someterlas todas a una forma común” 107. Este modo de actuar, insistía el Pontífice, es del todo ajeno al espíritu de la Iglesia que favorece una “fecunda multiplicidad del apostolado católico, manifestado en diversas obras y organizaciones, que trabajan todas intensamente bajo la guía y protección de la Cabeza Suprema de la Iglesia”.
En ningún texto de Pío XII se puede leer que la Acción Católica sea una “participación” en el apostolado jerárquico 108. “Este apostolado permanece siempre apostolado de laicos, y no se convierte en apostolado jerárquico, ni aún cuando sea ejercido con un mandato de la Jerarquía” 109. Para evitar cualquier equívoco y ambigüedad, el Papa empleó siempre el vocablo “colaboración”.
Contra el apostolado de los laicos entendido como emancipación de la Sagrada Jerarquía, Pío XII afirmó:
“Sería además erróneo ver en la Acción Católica (…) algo de esencialmente nuevo, una mutación en la estructura de la Iglesia, un nuevo apostolado de los laicos que estaría al lado del ejercido por el sacerdote, y no subordinado a éste. Siempre ha existido en la Iglesia una colaboración de los laicos con el apostolado jerárquico, en subordinación a los obispos y a aquellos a quienes los obispos han confiado la responsabilidad de la cura de almas bajo su autoridad. La Acción Católica ha querido dar a esta colaboración tan sólo una nueva forma y organización accidental, para su mejor y más eficaz ejercicio” 110.
“En tiempos recientes, comenzó a surgir aquí y allá y a difundirse extensamente la así llamada teología laica, y se introdujo una particular categoría de teólogos seglares, que se profesan independientes. (…). Por el contrario, es necesario fijar esto: nunca hubo, no hay y nunca habrá en la Iglesia un legítimo magisterio de laicos, que Dios sustraiga de la autoridad, de la dirección y de la vigilancia del sagrado Magisterio; antes bien, la misma negación de la sumisión ofrece argumento convincente y seguro de que los laicos que hablan y actúan así, no son guiados por el espíritu de Dios y de Cristo” 111.
Contra las atribuciones de poderes sacrificiales a los laicos, el Papa resaltó que:
“Es el sacerdote celebrante, y solamente él, quien, representando a Cristo, realiza el sacrificio; no el pueblo, no los clérigos y ni siquiera los sacerdotes que con religiosa piedad asisten al celebrante, si bien todos éstos puedan participar y participan de algún modo activamente en el sacrificio. La participación de los fieles en el sacrificio eucarístico —tal como lo hemos advertido en nuestra Encíclica Mediator Dei sobre la sagrada Liturgia— no implica un poder sacerdotal. (…) No faltan, de hecho, quienes no cesan de reivindicar un poder sacrificante en el sacrificio de la Misa para todos los que la asisten piadosamente. (…) Es necesario dictaminar firmemente que este sacerdocio común de todos los fieles, por más alto y misterioso que sea, difiere no solamente en el grado sino también esencialmente del sacerdocio propio y verdadero, que consiste en el poder de obrar el sacrificio del mismo Cristo” 112.
Como poniendo fin al período de ostracismo, una carta de la Secretaría de Estado fechada el 26 de febrero de 1949, firmada por el entonces Substituto, Mons. Juan Bautista Montini, comunicó oficialmente a Plinio Corrêa de Oliveira el elogio y la bendición de Pío XII para su libro En defensa de la Acción Católica 113.
El libro de Plinio Corrêa de Oliveira constituía una respuesta anticipada a muchas teorías erróneas y peligrosas que se habrán de desarrollar en los años subsiguientes. Los desvíos liturgicistas y laicistas incubados en la Acción Católica explotaron por fin como un cáncer en el período postconciliar, revelando una nueva concepción de la propia Iglesia. Por lo demás, ya en aquellos años teólogos de vanguardia como los padres Yves Congar 114 y Karl Rahner 115 se esforzaban por extraer de los desarrollos de la “Acción Católica” una nueva “teología del laicado”, que incluso patrocinaba el sacerdocio femenino 116.

 

Notas:

99 El canónigo José Luiz Villac ingresó al seminario en 1950. El doctor Plinio fue su padrino de ordenación sacerdotal. Durante diez años fue director del Seminario de Jacarezinho y después del de Campos. Transfiriéndose a São Paulo, prestó sus servicios apostólicos a la TFP y pudo asistir al Dr. Plinio Corrêa de Oliveira en los días de su última enfermedad y muerte.

(N. del E. En el año 2007, con motivo de sus bodas de oro sacerdotales, el Canónigo Villac fue nombrado Monseñor adscrito a la diócesis de Jacarezinho, recibiendo una felicitación personal del Papa Benedicto XVI).

100 Mons. de Proença Sigaud fue consagrado obispo el 1º de mayo de 1947 por el Nuncio Apostólico. En esta ocasión el doctor Plinio lo comparó a grandes figuras del episcopado brasileño, tales como Don Vital y Mons. Duarte, “modelos de intrepidez y firmeza, de combatividad y santa audacia”. “Todo se puede esperar de él en materia de verdadera e indomable grandeza de alma” (PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Dominus conservet eum, in “O Legionário”, Nº 768, 27 de abril de 1947).

101 Al fallecer Mons. Pereira de Albuquerque, en enero de 1949, Mons. de Castro Mayer pasó a ser obispo de esta importante diócesis del Estado de Río de Janeiro.

102 P. CORRÊA DE OLIVEIRA, Nasce a TFP, cit.

103 PÍO XII, Encíclica Mediator Dei, del 20 de noviembre de 1947, AAS, vol. 39 (1947), pp. 521-595. Cfr. J. FROGER, L’encyclique Mediator Dei, in “La Pensée Catholique”, Nº 7 (1949), pp. 55-76.

104 PÍO XII, Encíclica Mystici Corporis, del 29 de junio de 1943, AAS, vol. 35 (1943), pp. 193-248. Cfr. PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, “Mystici Corporis Christi”, in “O Legionário”, Nº 585, 24 de octubre de 1943; P. JOSÉ FERNANDES VELOSO, O ‘liturgismo’ condenado pelo Santo Padre Pío XII, in “O Legionário”, Nº 612, 30 de abril de 1944; P. ASCANIO BRANDÃO, Falsos Profetas, in “O Legionário”, Nº 616, 28 de mayo de 1944.

105 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Notas e comentários à Encíclica “Mediator Dei”, in “O Legionário”, Nº 803, 28 de diciembre de 1947. “La publicación de la Encíclica «Mediator Dei» constituye así, para todos nosotros, un motivo de santo y vibrante júbilo” (ID., Fe, união e disciplina, in “O Legionário”, Nº 800, 7 de diciembre de 1947). El Nº 803 fue el último número de “O Legionário” bajo la dirección de Plinio Corrêa de Oliveira. Es probable que la publicación de este comentario acerca de la Mediator Dei haya sido la gota que hizo desbordar el vaso, determinando la destitución del doctor Plinio y de su equipo.

106 PÍO XII, Constitución Apostólica Bis Saeculari, del 27 de septiembre de 1948. Cfr. LUDGER BRIEN S.J., La constitution “Bis Saeculari”, texte et commentaire, Sécretariat National des Congrégations Mariales, Montreal 1961, 4a. ed.; MONS. ANTONIO DE CASTRO MAYER, A Constituição Apostólica “Bis Saeculari Die” Repercussões jurídicas Esclarecimentos doutrinários (conferencia pronunciada en Piracicaba el 9 de diciembre de 1948), en Las Congregaciones Marianas, Documentos Pontificios, Zaragoza, 1953; cfr. también Fr. Juan Bautista M. FERRE, O.C., Catolicismo o capillismo, Emamevica, Madrid, 1957; ID., La Acción Católica, piedra de escándalo, Emamevica, Madrid 1958; ARTURO ALONSO LOBO O.P., Qué es y qué no es la Acción Católica, Impr. de Aldecoa, Madrid, 1950; ID., Laicología y Acción Católica, Studium, Madrid-Buenos Aires, 1955; FR. CYRILLUS PAPALI O.C.D., De apostolatu laicorum, Teresianum, Roma, 1962, 2a. ed.

107 PÍO XII, Radiomensaje al Congreso de las Congregaciones Marianas de Barcelona, del 7 de diciembre de 1947. “Es necesario prevenir el error, que algunos, impulsados de buen celo, pueden tener, de querer uniformar las actividades, en pro de las almas y someterlas todas a una forma común, con miopía de concepción del todo ajena a las tradiciones y al suave espíritu de la Iglesia, heredera de la doctrina de San Pablo : «Unos tienen un don, y otros, otro: pero todos el mismo Espíritu» (1 Cor 12,4). Y, como en los ejércitos de la tierra, diversas armas y cuerpos aseguran con su diferencia la armónica cooperación común que lleva a la victoria, del mismo modo, junto a otras formas de celo, por importantes y aun principales que sean, la Iglesia desea y alienta la existencia de organizaciones de apostolado seglar, (…) que prosperen y se desarrollen en sus formas y métodos, siendo dentro del ejército de Cristo una bella muestra de la fecunda multiplicidad del apostolado católico, manifestado en diversas obras y organizaciones, que trabajan todas intensamente bajo la guía y protección de la Cabeza Suprema de la Iglesia” (Ibid.; cfr IP., vol IV, Il Laicato, cit., p. 488).

108 J.-G. DUBUC, Les relations entre Hiérarchie et laïcat, cit., p. 56.

109 PÍO XII, Discurso al II Congreso mundial para el apostolado de los laicos, 5 de octubre de 1957, in DR, vol. XIX, p. 461.

110 PÍO XII, Alocución a los dirigentes de la Acción Católica Italiana, 3 de mayo de 1951, in IP, vol. IV, Il laicato, cit., p. 879; Cfr. también PÍO XII, Alocución al Congreso mundial del apostolado de los laicos, 14 de octubre de 1951, in IP, vol. IV, Il laicato, cit., pp. 913 ss.

111 PÍO XII, Alocución a los Cardenales y Obispos para la canonización de Pío X, 31 de mayo de 1954, in IP, vol. IV, Il Laicato, cit., pp. 972 ss.

112 PÍO XII, Alocución a los Cardenales y Obispos, 2 de noviembre de 1954, in IP, vol. IV, Il Laicato, cit., pp. 982 ss.

113 He aquí el texto de la carta enviada a Plinio Corrêa de Oliveira por la Secretaría de Estado, el 26 de febrero de 1949:

“Preclaro Señor:

“Llevado por tu dedicación y piedad filial ofreciste al Santo Padre el libro «En Defensa de la Acción Católica», en cuyo trabajo revelaste celoso cuidado y asidua diligencia. Su Santidad se regocija contigo porque explicaste y defendiste con penetración y claridad la Acción Católica, de la cual posees un conocimiento completo y a la cual tienes en gran aprecio, de tal modo que se hizo claro para todos cuán oportuno es estudiar y promover tal forma auxiliar del apostolado jerárquico.

“El Augusto Pontífice de todo corazón hace votos para que de este tu trabajo resulten ricos y sazonados frutos, y recojas no pequeñas ni pocas consolaciones. Y como prenda de que así sea, te concede la Bendición Apostólica. Entre tanto, con la debida consideración, me declaro tu devotísimo,

J.B. Montini”.

El libro también había recibido la aprobación de veintiún Prelados brasileños: seis Arzobispos y quince Obispos (cfr. Em defesa da Ação Católica “Aprovações e encômios de autoridades eclesiásticas”, São Paulo, 1983).

114 YVES CONGAR, Jalons pour une théologie du Laïcat, Cerf, París, 1953.

115 KARL RAHNER S.J., L’apostolat des laïcs, in “Nouvelle Revue Théologique”, Vol. 78-1 (1956), pp. 3-32.

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