Lutero, Robespierre, Che Guevara: tres caras de la revolución
Las etapas históricas de este proceso multisecular son las tres grandes revoluciones de la Historia de Occidente: el protestantismo, la Revolución Francesa y el comunismo. Plinio Corrêa de Oliveira resume así este proceso:
“La Seudo-Reforma fue una primera revolución. Ella implantó el espíritu de duda, el liberalismo religioso y el igualitarismo eclesiástico, en medida variable según las diversas sectas a que dio origen 48.
“Le siguió la Revolución Francesa, que fue el triunfo del igualitarismo en dos campos. En el campo religioso, bajo la forma del ateísmo, especiosamente rotulado de laicismo. Y en la esfera política, por la falsa máxima de que toda desigualdad es una injusticia, toda autoridad un peligro, y la libertad el bien supremo 49.
3) El comunismo es la transposición de estas máximas al campo social y económico” 50.
Los orígenes de este proceso, para Plinio Corrêa de Oliveira, se remontan al siglo XIV, cuando se inicia en la Europa cristiana una transformación de mentalidades que en el curso del siglo XV se vuelve cada vez más nítida.
“El apetito de los placeres terrenos se va transformando en ansia. Las diversiones se van volviendo más frecuentes y más suntuosas. Los hombres se preocupan cada vez más con ellas. En los trajes, en las maneras, en el lenguaje, en la literatura y en el arte el anhelo creciente por una vida llena de deleites de la fantasía y de los sentidos va produciendo progresivas manifestaciones de sensualidad y molicie. Hay una paulatina mengua de la seriedad y de la austeridad de los antiguos tiempos. Todo tiende a lo risueño, a lo gracioso, a lo festivo. Los corazones se desprenden gradualmente del amor al sacrificio, de la verdadera devoción a la Cruz y de las aspiraciones de santidad y vida eterna. La Caballería, otrora una de las más altas expresiones de la austeridad cristiana, se vuelve amorosa y sentimental; la literatura de amor invade todos los países; los excesos del lujo y la consecuente avidez de lucros se extienden por todas las clases sociales” 51.
Este clima moral contenía la aspiración de un orden de cosas fundamentalmente distinto al medieval. Es en este estado de alma, en estas “tendencias”, que se generaron los grandes errores doctrinales y las convulsiones históricas de los siglos subsiguientes.
Notas:
48 Para el estudio del protestantismo, continúa siendo fundamental la crítica de JAIME BALMES, El protestantismo comparado con el catolicismo, BAC, Madrid, 1967, 2 vol. (1842-1844). El desarrollo del protestantismo puede ser seguido sobre todo en las sectas inglesas del siglo XVII y en el movimiento que desembocó en la Revolución Inglesa. Para Plinio Corrêa de Oliveira, la Revolución inglesa del siglo XVII ocupa un lugar saliente en la trágica historia de la crisis de Occidente: “En ese sentido, con las variantes que siempre existen cuando la historia parece repetirse, Carlos I es verdaderamente una prefigura de Luis XVI, Cromwell un precursor de Robespierre o Saint-Just, y la Revolución inglesa una «avant-première» de la Revolución Francesa” (PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Figuras que encarnam concepções de vida, in “Catolicismo”, Nº 77, Mayo de 1957). Sobre las sectas protestantes in genere, cfr. R. DE MATTEI, Alta ruet Babylon. L’Europa settaria del cinquecento, IPL, Milán, 1997. Entre los más lúcidos críticos de la Revolución Francesa, no faltan autores protestantes. Cfr. Aa. Vv., Révolution et Christianisme. Une appréciation chrétienne de la Révolution française, L’Age d’Homme, Lausana, 1992 y especialmente JEAN-MARC BERTHOUD, La Révolution française et les révolutions, pp. 114-163.
49 Para un panorama de la Revolución Francesa, vista en su esencia y en sus verdaderas causas, a la luz del pensamiento de Plinio Corrêa de Oliveira, cfr. Despreocupados… rumo à Guilhotina. A autodemolição do Ancien Régime, Ed. Brasil de Amanhã, São Paulo, 1993.
50 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Revolución y Contra-Revolución, cit., pp. 31-32.
51 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Revolución y Contra-Revolución, cit., pp. 40-41.