A lo largo de 35 años, desde la fundación de la TFP brasileña hasta su muerte, Plinio Corrêa de Oliveira redactó personalmente, o inspiró directa o indirectamente, cientos de manifiestos, declaraciones, comunicados de prensa, cartas abiertas, recolecciones de firmas, mensajes de todo género, a nombre suyo y de las TFPs de todo el mundo 94.
En la última fase de su vida, en que desplegó una prodigiosa actividad, él se reveló siempre más como hombre de profunda vida interior, conformándose al modelo trazado por San Pablo: “Ya no soy quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí” 95. En él, la acción fue siempre la efusión externa de la vida sobrenatural, alcanzada a través de la recitación del Rosario, la santa comunión cotidiana y sobre todo una continua vigilancia de las facultades del alma. Lo que impresionaba a sus colaboradores era la presencia en él de virtudes aparentemente opuestas, como la simplicidad y la prudencia, la extrema combatividad junto a una gran afabilidad y dulzura. Alrededor de su figura paternal fue creciendo en medida cada vez mayor el afecto y la devoción de sus discípulos, que se complacían en considerarse sus hijos. El manifiesto de las TFPs publicado el 3 de noviembre de 1995, en ocasión del trigésimo
día de su muerte, rinde este testimonio conmovedor:
“En medio de la tempestad contemporánea, su ejemplo de vida, su fe inconmovible, su intensa piedad, fueron y continúan siendo, ahora que Dios lo llamó a sí, el sostén espiritual de todos los integrantes de la TFP brasileña, como también de las otras TFPs autónomas y hermanadas. No pocos le deben la inmensa gracia de la perseverancia en la Fe; muchos otros, que andaban desviados por los tortuosos caminos del mundo, deben a sus palabras, a su dedicación y a sus sacrificios el retorno al recto camino.
“Su solicitud por todos y cada uno de los que integran las filas de las TFPs era casi ilimitada, y se puede decir que no hay socio o cooperador que no lo haya tenido como verdadero padre. Su desvelo paterno llegaba al extremo cuando estaba en causa el bien espiritual de aquellos a quienes la Providencia había puesto de algún modo bajo su cuidado; nunca perdía ocasión de dar un buen consejo, tener un gesto de atención o una palabra de estímulo” 96.
El manifiesto de las TFPs recuerda cómo Plinio Corrêa de Oliveira fue favorecido por la Providencia con un don particular: el discernimiento de los espíritus. El Obispo capuchino Don Vital Maria Gonçalves de Oliveira 97, la figura del clero brasileño más admirada por Plinio Corrêa de Oliveira, afirmaba poseer una forma especial de penetración psicológica, heredada de su madre, por la cual discernía las intenciones buenas o malas de las personas. Análogamente, el doctor Plinio era capaz de penetrar la psicología y la mentalidad de una persona, conversando con ella o simplemente examinando su fotografía. Tal capacidad nacía de dones naturales, pero también de una especial luz sobrenatural. Y esto no debe extrañar a nadie: la Iglesia nos enseña, en efecto, que las facultades naturales del hombre son elevadas y perfeccionadas por las virtudes y por los dones del Espíritu Santo, necesarios —dice León XIII— al “hombre justo que vive de la vida de la gracia” 98.
Notas:
94 Hasta los últimos días de su vida pronunciaba cuatro conferencias semanales para el conjunto de los miembros de la TFP residentes en São Paulo, además de tener con grupos de ellos innumerables encuentros y reuniones de formación y de estudio. El total de las conferencias hechas por el Dr. Plinio a los miembros de las TFPs sobrepasa las veinte mil.
95 Gál. 2, 20.
96 Um homem de Fé, pensamento, luta e ação, in “Catolicismo” Nº 539-540, noviembre-diciembre de 1995.
97 Sobre la figura de Don Vital, cfr. la nota 5 del cap. II.
98 LEÓN XIII, Encíclica Divinum illud munus, del 9 de mayo de 1897, in IP, Le fonti della vita spirituale, cit., p. 51.
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