Cap. V, 4. “Reforma agraria”: cuestión de conciencia

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Desde el inicio de los años cincuenta, una tendenciosa campaña organizada por cierta prensa de inspiración marxista comenzó a presentar al Brasil como la tierra de las injusticias y de los desequilibrios sociales, de los grandes latifundios improductivos y de las miserables “favelas” al margen de los barrios de lujo de las grandes ciudades. La “reforma agraria” era presentada como el único medio capaz de satisfacer elementales exigencias de justicia que estarían siendo conculcadas por los propietarios. Esta visión del problema se basaba en falsos presupuestos doctrinales y en una igualmente falsa visión de la situación socioeconómica brasileña.
En realidad, el mayor latifundio improductivo de Brasil y del mundo es el formado por la inmensa área perteneciente al Estado. Alrededor del 50% del territorio brasileño está constituido hoy por tierras que pertenecen a los diversos poderes públicos federales, provinciales y municipales del país 36. No se puede, pues, entender, salvo a la luz de una concepción ideológica de tipo marxista, una “reforma agraria” que, en vez de distribuir las tierras públicas, quiera confiscar las privadas, que han hecho de Brasil, a pesar de todo, el segundo productor de alimentos del mundo después de los Estados Unidos. La “Reforma agraria” reivindicada por el Partido Comunista desde los años 20 echó raíces sobre todo en los ambientes de la izquierda católica, de la intelligentzia universitaria y de los medios informativos, así como en los de las altas finanzas 37. De la unión de estas fuerzas nació, en 1960, un proyecto de “revisión agraria” propuesto por el gobernador demócrata cristiano del Estado de São Paulo, Carlos Alberto de Carvalho Pinto, apoyado también por la CNBB. La propaganda izquierdista presentaba la situación del mundo rural como explosiva, a causa del pretendido descontento de los trabajadores agrícolas, y reclamaba la expropiación de los así llamados latifundios improductivos, para distribuir la tierra a los labradores. La meta era eliminar todas las formas de propiedad rural grande o mediana, para reducir las propiedades agrícolas a dimensiones mínimas, lo que de hecho conduciría el país al hambre.
El 10 de noviembre de 1960, un gran manifiesto, publicado en la primera página de uno de los más importantes periódicos de Brasil, anunciaba el lanzamiento del libro de Plinio Corrêa de Oliveira Reforma Agraria, Cuestión de Conciencia 38. La primera parte de la obra se debía al mismo doctor Plinio, que sometió el texto a Mons. Antonio de Castro Mayer y a Mons. Geraldo de Proença Sigaud, obispos de Campos y de Jacarezinho respectivamente, para que hicieran una revisión teológica y lo firmaran juntamente con él. Al economista Luiz Mendonça de Freitas se debía la segunda parte de la obra, de carácter netamente técnico, en la cual se demostraba que el Brasil producía en abundancia lo suficiente para mantenerse y desarrollarse, sin que su economía fuese de ninguna manera limitada por la presencia de latifundios.
El libro, por la claridad de la argumentación, la notoriedad de los autores, pero también por el original sistema de difusión en las menores capilaridades del cuerpo social, se convirtió inmediatamente en un “caso nacional”. La discusión saltó de las plazas a los periódicos, a la radio, a la televisión y al Congreso. “El libro produjo impacto no sólo en Brasil, sino en toda la prensa internacional. Provocó asimismo fuertes reacciones en el episcopado brasileño” 39. Mientras tanto, en agosto de 1961 había subido a la presidencia de Brasil el político de izquierda João Goulart 40, que pretendía hacer de la “Reforma agraria” su caballo de batalla; y Mons. Hélder Câmara, Secretario General de la CNBB y Obispo auxiliar de Río, anunciaba que el proyecto de reforma era “un documento inspirado en los principios de la doctrina social de la Iglesia” 41. Pero la opinión pública brasileña no siguió a sus obispos en este peligroso camino que abría las puertas a la comunización del país. La reacción popular no tardó en manifestarse, culminando en el movimiento militar que en 1964 derrocó el presidente Goulart 42. “En la preparación doctrinaria del movimiento” 43 jugó “un papel decisivo” el “libro-bandera contra la reforma agraria” 44 difundido por la TFP.
La caída de Goulart, que tuvo resonancia en todo el mundo, impidió que triunfase en Brasil una revolución de corte marxista. Las repercusiones se extendieron rápidamente del campo político al eclesiástico. En abril de 1964 Mons. Hélder Câmara dejaba su cargo de la CNBB, siendo designado arzobispo de Olinda y Recife, mientras el Cardenal Carlos Carmelo de Vasconcellos Motta era transferido de la arquidiócesis de São Paulo a la de Aparecida. Ese mismo año la cúpula de la CNBB fue renovada, tomando una orientación moderada. Sustituyendo a Mons. Hélder Câmara asumió como Secretario Mons. José Gonçalves, obispo auxiliar del Cardenal-Arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Jaime de Barros Câmara, mientras que en la presidencia del organismo fue elegido el arzobispo de Riberão Preto, Mons. Agnelo Rossi. Este último sustituyó a Mons. Vasconcellos Motta como arzobispo de São Paulo.
El “golpe” que llevó a los militares al poder bajo la égida del Mariscal Castelo Branco es conocido en Brasil como la “Revolución del 64” 45. Ésta reprimió a las organizaciones comunistas, pero no supo articular un programa de positiva reconquista psicológica y cultural. Mientras en los ambientes moderados se difundía la ilusión de que el peligro comunista estaba definitivamente apartado, los exponentes de la izquierda se infiltraban en los ambientes de enseñanza universitaria y secundaria y en los medios de comunicación social.
El 30 de noviembre 1964 el Mariscal Castelo Branco firmó un Estatuto de la Tierra, con el mismo estilo y espíritu de la “Reforma Agraria” de Goulart. Pero la aplicación del documento, desde su promulgación hasta el Primer Plan Nacional de Reforma Agraria (PNRA) aprobado por el gobierno Sarney en octubre de 1985, fue lenta y progresiva y, a lo largo de veinte años, encontró siempre en Plinio Corrêa de Oliveira un riguroso e infatigable opositor.
Cuando, en febrero de 1980, la Asamblea General de la CNBB, reunida en Itaicí, lanzó un documento titulado Iglesia y problemas de la tierra (IPT) a favor de la Reforma Agraria, Plinio Corrêa de Oliveira respondió con su libro Soy católico: ¿puedo estar contra la Reforma Agraria?, mostrando el contraste entre el Magisterio de la Iglesia y el documento de la Conferencia Episcopal, y denunciando la clara posición socialista y marxista de este último 46.
Un nuevo libro del pensador brasileño en defensa de la propiedad privada y de la libre iniciativa apareció en 1985 47, mientras se extendía por el país un movimiento de violenta agitación rural, con invasiones y ocupaciones de tierras pertenecientes a particulares 48. La urgencia de la “Reforma agraria” era justificada precisamente por las ocupaciones de tierras 49, raras hasta 1985, pero siempre más numerosas después de la aparición del PNRA.
El objetivo del nuevo libro era dar a los propietarios rurales conciencia de sus derechos y estimularlos a defenderse con prudencia y energía para evitar, una vez más, la imposición de la “Reforma agraria” confiscatoria 50. El carácter socialista de ésta quedaba patente sobre todo por la penalización económica que sufre el expropiado: el Poder público paga, a menudo con gran atraso y con dinero desvalorizado, un precio de expropiación muy inferior al real valor de la tierra. Pero la “Reforma agraria” es socialista también por el hecho de que el trabajador manual a quien se transfiere la tierra se transforma en la práctica, no en pequeño propietario sino en miembro de una cooperativa agrícola estatal, que es la titular del derecho de propiedad de la tierra; y por lo tanto se convierte en un dependiente del Estado. En este sentido “la legislación agraria vigente perjudica, a nuestro ver, tanto el propietario cuanto el trabajador manual en el campo. Todo en beneficio del Estado. Y esto es socialismo” 51.
La batalla de Plinio Corrêa de Oliveira contra la Reforma Agraria se encuadra dentro de una constante defensa de la propiedad privada y de la libre iniciativa, que hace del pensador brasileño el mayor apóstol, en nuestro siglo, de la doctrina social de la Iglesia sobre este punto específico.
Hoy se tiende a olvidar que la propiedad privada constituye un punto fundamental de la doctrina católica 52. “La conciencia cristiana —confirma de hecho Pío XII— no puede reconocer la justicia de un ordenamiento social que niega o que hace prácticamente imposible o vano el derecho natural de propiedad, tanto sobre los bienes de consumo como sobre los de producción” 53.
Plinio Corrêa de Oliveira siempre subrayó la importancia de este punto doctrinario, el menos comprendido por el mundo moderno, tan impregnado de igualitarismo y de egoísmo 54. Desde los años 30 veía en el ataque a la propiedad privada “una perturbación profunda en todo el cuerpo social” que abría las puertas “a todos los gérmenes comunistas” 55.
Conviene señalar que Plinio Corrêa de Oliveira no fue, como alguien podría creer —o hacer creer—, un “latifundista”. Aunque descendiese de dinastías agrícolas, su familia había perdido, desde los años 20, toda su riqueza en bienes rurales. Esta absoluta ausencia de intereses personales en juego atestigua la nobleza de su lucha, precisamente cuando muchos de los principales poseedores de las riquezas inmobiliarias y rurales del país apoyaban de manera decisiva a los grupos y a los partidos de izquierda.

 

Notas:

36 A comienzos de los años 60, el porcentaje de tierras pertenecientes al poder público era aún más elevado.

37 Cfr. GILENO DE CARLI, Historia da Reforma agrária, Gráfica Brasileira, Brasilia, 1985.

38 Cfr. VV.AA. Reforma Agrária, questão de Consciência, Editora Vera Cruz, São Paulo, 1960. Esta obra tuvo numerosas ediciones en Brasil, Argentina (1963), España (1969) y Colombia (1971), con un total de cerca de cuarenta mil ejemplares. A su publicación en Brasil le siguió la de un programa positivo de política agraria, obra de los mismos autores, la Declaración de Morro Alto, con dos ediciones en portugués.

39 JOSÉ LUIS GONZALES BALADO, Câmara, l’évêque rouge?, Ed. Paulinas, Quebec, 1978, p. 53.

40 Sobre João Goulart (1919-1976), cfr. el vocablo de MARIETA DE MORAIS FERREIRA CÉSAR BENJAMIM in DHBB, vol II, pp. 1504-1521. En su mensaje al Congreso en marzo de 1962, Goulart reclamaba reformas en el sistema bancario, en la administración pública, en los impuestos, y “la gran aspiración brasileña, la reforma agraria”, que él describía como una “idea-fuerza irresistible” (Mensaje al Congreso Nacional, Río de Janeiro, 1962, pp. XI-XII). “La Reforma Agraria no podrá jamás ser postergada (…) otras reformas son también imperiosas” (“Folha de S. Paulo”, 2 de mayo de 1962). “La preocupación de él era la reforma agraria. Vivía con eso en la cabeza. Era, realmente, su idea fija”, recuerda su viuda, María Teresa Goulart (“Manchete”, 1º de abril de 1978).

41 El 30 de abril la Comisión Central de la CNBB dio a conocer un documento al respecto (cfr. “La Documentation Catholique” Nº 1403, julio de 1963, cols. 899-906).

42 El 19 de marzo de 1964 una gran “Marcha de la Familia con Dios por la libertad” reunió 500.000 personas en São Paulo. Once días después el ejército intervino. Goulart fue obligado a abandonar el Brasil, mientras otra manifestación multitudinaria en Río, el 2 de abril, reunía un millón de personas en apoyo al nuevo régimen.

43 THOMAS NIEHAUS BRADY TYSON, The Catholic Right in contemporary Brazil: the case of the Society for the Defense of Tradition, Family and Property, in LYLE BROWN WILLIAM COOPER, Religion in Latin American Life and Literature, Markham Press Fund, Waco, Texas, 1980, p. 399. También según GEORGES-ANDRÉ FIECHTER, la TFP “tuvo un papel importante en la movilización popular contra Goulart en 1964” (Le régime modernisateur du Brésil, 1964-1972. Étude sur les interactions políticoéconomiques dans un régime militaire contemporain, A. W. Sijthoff, Leiden, 1972, p. 175). Cfr. también EMANUEL DE KADT, Catholic Radicals in Brazil, Oxford University Press, Londres, 1970, p. 98. 44 M. MOREIRA ALVES, O Cristo do Povo, Ed. Sabiá, Río de Janeiro, 1968, p. 271.

45 Entre 1964 y 1984 se sucedieron en la Presidencia de la República del Brasil los generales Humberto Castelo Branco (1964-1967), Arthur da Costa e Silva (1967-1969), Emilio Garrastazu Médici (19691974), Ernesto Geisel (1974-1979), João Baptista Figueiredo (1979-1984). La base ideológica del régimen implantado en 1964 fue la doctrina de la “seguridad nacional”, elaborada por la Escuela Superior de Guerra, conocida como “Sorbona”. Dicha doctrina planteaba un concepto de guerra global a ser librada en varios frentes (económico, político, psicológico), para garantizar el papel de Brasil como “potencia”. Cfr. T. E. SKIDMORE, The Politics of Military Rule in Brazil 1964-1985, Oxford University Press, Nueva York, 1988.

46 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA CARLOS PATRICIO DEL CAMPO, Sou católico: posso ser contra a Reforma Agrária?, Editora Vera Cruz, São Paulo, 1981. Carlos Patricio del Campo García-Huidobro, nacido en Santiago de Chile y diplomado en ingeniería agraria, se especializó después en Berkeley; docente de Agronomía en la Universidad Católica de Chile, colaboró desde 1972 con el sector financiero y administrativo de la TFP brasileña. De este libro, difundido entre las élites intelectuales de Brasil y sobre todo entre los propietarios rurales, se publicaron cuatro ediciones, con un total de 29.000 ejemplares. En este período la TFP difundió dos números especiales de “Catolicismo” (Nº 402, de junio de 1984 y Nº 406-407, de octubre-noviembre de 1984) dedicados a despertar a la opinión pública brasileña de su letargo frente a la amenaza agrorreformista.

47 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA – CARLOS P. DEL CAMPO, A propriedade privada e a livre iniciativa, no tufão agro-reformista, Editora Vera Cruz, São Paulo, 1985. Además, en 1986 salió a luz, con prefacio del Profesor Plinio Corrêa de Oliveira, la obra de CARLOS PATRICIO DEL CAMPO, Is Brazil sliding toward the extreme left? Notes on the Land Reform program in South America’s largest and most populous country (The American Society for the Defense of Tradition, Family and Property, Nueva York, 1986), en que el autor documenta cómo en los fundamentos de la “Reforma Agraria” no existen serias evaluaciones económicas, sino tan sólo una toma de posición ideológica viciada por un espíritu igualitario y socialista. 48 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Invasões, reforma agrária e temas conexos, in “Folha de S. Paulo”, 21 de abril de 1986.

49 Según estadísticas del propio Gobierno brasileño e investigaciones de institutos competentes, buena parte —a veces la mayoría— de los invasores de tierras no era constituida por trabajadores agrícolas indigentes, sino frecuentemente por habitantes de las ciudades, y también por pequeños propietarios rurales.

50 En 1988 la TFP publicó un manifiesto, Ao término de décadas de luta, cordial alerta da TFP ao Centrão (in “Folha de S. Paulo”, 28 de abril de 1988), en que se traza un balance de cerca de 30 años de lucha contra la “reforma agraria”, recordando cómo desde el comienzo la TFP previó que el agrorreformismo suscitaría movimientos análogos en el campo inmobiliario y urbano, así como en el de las empresas industriales y comerciales (cfr. Reforma Agraria, Questão de Consciência, cit., pp. 157-158).

51 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Reforma Agrária; oportuno pronunciamento do Presidente da TFP, in “Catolicismo”, Nº 429, setiembre de 1986.

52 Los Papas León XIII en la Encíclica Rerum Novarum, del 15 de mayo de 1891; Pío XI en la Encíclica Quadragesimo Anno del 15 de mayo de 1931; Juan XXIII en la Encíclica Mater et Magistra del 15 de mayo de 1961; y Juan Pablo II en la Encíclica Centesimus Annus del 1º de mayo de 1991, enseñan con autoridad que la propiedad constituye un derecho natural e inalienable del hombre. Santo Tomás de Aquino afirma que “es lícito” y hasta “necesario a la vida humana poseer bienes propios”, y que la propiedad privada constituye un desarrollo del derecho natural debido a la razón humana (Summa Theologica, IIa-IIae, q. 66, a. 2, resp. e ad 2).

53 PÍO XII, Radiomensaje del 1º de setiembre de 1944, in DR, vol. VI, p. 275.

54 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Liberdade, trabalho ou propriedade?, in “Folha de S. Paulo”, 2 de octubre de 1968; Propriedade privada, in “Folha de S. Paulo”, 30 de mayo de 1971; Papas e propriedade privada, in “Folha de S. Paulo”, 6 de junio de 1971. El pensador brasileño nunca ignoró la “función social” de la propiedad privada: “La libre iniciativa y la propiedad individual son insustituibles para incrementar la producción. Y en esto consiste su principal función social. El hombre se empeña lo más posible en trabajar, desde que sepa que puede acumular, en provecho propio, el fruto de su labor, y transmitirlo a los hijos. Si falta ese estímulo, si todo su trabajo —descontado el sueldo— revierte para la colectividad, él se transforma en funcionario público. De ahí que la subproducción, y por lo tanto el hambre, sea el mal inseparable de los regímenes comunistas” (ID., Função social, in “O Jornal”, 30 de setiembre de 1972).

55 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, A causa do comunismo, in “O Jornal”, 5 de febrero de 1936.

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