Cap. VII, 8. “De Fátima nunquam satis”

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En 1917, en Fátima, Nuestra Señora confió a tres niños portugueses un mensaje que abría horizontes de tragedia pero también de una dulce esperanza, apoyada en la promesa del triunfo de su Inmaculado Corazón 84. Sólo muchos años más tarde Plinio Corrêa de Oliveira conoció el mensaje de Fátima, en el cual encontró el eco de un profundo deseo que desde hacía mucho alentaba en su corazón, coincidente con la aspiración de San Luis María Grignion de Montfort y de todas las almas que en el curso de los siglos habían deseado y profetizado el “Reino de María”.
En los primeros días de abril de 1945, mientras la Segunda Guerra Mundial llegaba a su trágico epílogo, el Dr. Plinio desde “O Legionário” elevaba su mirada hacia María, vislumbrando en las apariciones de Fátima el acontecimiento más importante y significativo del siglo.
«De Maria numquam satis». «De Fatima numquam satis», se podría decir. Fátima no es un hecho ocurrido solamente en Portugal, y que interese sólo a nuestro tiempo. Fátima es un hito nuevo en la propia Historia de la Iglesia. Fátima es, quieran o no quieran, la verdadera aurora de los tiempos nuevos cuyos albores despuntaron en los campos de batalla…” 85.
En el año 1952 escribía en “Catolicismo”: “en medio de la confusión de la tierra se abrieron los Cielos, y la Virgen apareció en Fátima para decir a los hombres la verdad. Verdad austera, de amonestación y penitencia, pero verdad rica en promesas de salvación. El milagro de Fátima se repitió casi al fin de este triste y vergonzoso año de confusión, a los ojos del Vicario de Cristo, para testimoniar que las amenazas de Dios continúan pendiendo sobre los hombres, pero que la protección de la Virgen jamás abandonará a la Iglesia y a sus verdaderos hijos” 86.
“El triunfo del Corazón Inmaculado de María, ¿qué puede ser —escribía asimismo en “Catolicismo” en 1957— sino el Reino de la Santísima Virgen, previsto por San Luis María Grignion de Montfort? Y este Reino, ¿qué puede ser sino aquella era de virtud en que la humanidad, reconciliada con Dios, en el regazo de la Iglesia, vivirá en la tierra según la Ley, preparándose para las glorias del Cielo?” 87.
Como afirma la Hermana Lucía, el Mensaje de Fátima consiste en un único secreto con tres partes diferentes 88. Dos de ellas fueron reveladas por la propia Hermana Lucía en 1941. La primera es la terrible visión del infierno, adonde se precipitan las almas de los pecadores; a ello se contrapone la misericordia del Corazón Inmaculado de María, supremo remedio ofrecido por Dios a la humanidad para la salvación de las almas. La segunda parte del secreto se refiere a la dramática alternativa histórica de nuestro tiempo: la paz, fruto de la conversión del mundo y del cumplimiento de los pedidos hechos por Nuestra Señora, o un terrible castigo que alcanzará a la humanidad si ésta se obstina en las vías del pecado. Son condiciones esenciales establecidas por Nuestra Señora para evitar el castigo la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón y la práctica de la Comunión reparadora de los primeros sábados del mes. Está implícita en este llamado la necesidad de una conversión, entendida sobre todo como una recristianización de la sociedad y una regeneración de sus costumbres. “Si atienden a mis pedidos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo un período de paz” 89.
La referencia a Fátima caracterizó casi todas las intervenciones públicas de Plinio Corrêa de Oliveira. En su introducción al libro del Dr. Antonio Augusto Borelli Machado, presentó a Fátima “como el acontecimiento más importante del siglo XX”.
“El Imperio Romano de Occidente concluyó con un cataclismo iluminado y analizado por el genio de un gran Doctor, que fue San Agustín. El ocaso de la Edad Media fue previsto por otro gran profeta, San Vicente Ferrer. La Revolución Francesa, que marca el fin de la Edad Moderna, fue prevista por otro gran profeta y al mismo tiempo gran Doctor, San Luis María Grignion de Montfort. La Edad Contemporánea, que parece a punto de clausurarse con una nueva crisis, tiene un privilegio mayor: fue Nuestra Señora quien vino a hablar a los hombres.
“San Agustín no pudo sino explicar a la posteridad las causas de la tragedia que presenciaba. San Vicente Ferrer y San Luis María Grignion de Montfort procuraron en vano desviar la tempestad: los hombres no quisieron escucharlos. Nuestra Señora al mismo tiempo explica los motivos de la crisis e indica su remedio, profetizando la catástrofe en caso de que los hombres no la oigan.
“Bajo todos los puntos de vista, por la naturaleza del contenido como por la dignidad de quien las hizo, las revelaciones de Fátima superan todo cuanto la Providencia ha dicho a los hombres en la inminencia de las grandes borrascas de la historia.
“Por todo esto, se puede afirmar categóricamente y sin el menor temor de ser contradichos, que las apariciones de Nuestra Señora y del Ángel de la Paz en Fátima constituyen el acontecimiento más importante y más entusiasmante del siglo XX” 90.

 

Notas:

84 Las seis apariciones de Nuestra Señora a Lucía dos Santos, de diez años, y a sus dos primos, Francisco de nueve años y Jacinta Marto de siete, ocurrieron entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. En 1930 el obispo de Leiría, Mons. José Alves Correia, autorizó el culto a Nuestra Señora de Fátima. En 1946 el legado papal, Cardenal Benito Aloisi Masella, coronó solemnemente la imagen de Nuestra Señora de Fátima en el mismo santuario, en presencia de 600.000 peregrinos.

85 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Livros versus canhões, in “O Legionário”, Nº 661, 8 de abril de 1945. Sobre Fátima, cfr. también “O Legionário”, Nº 597, 16 de enero de 1944; Nº 598, 23 de enero de 1944 y Nº 614, 14 de mayo de 1944.

86 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Nolite timere pusillus grex, in “Catolicismo”, Nº 13, enero de 1952.

87 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Hodie in terra canunt angeli, laetantur archangeli, hodie exultant justi, in “Catolicismo”, Nº 84, diciembre de 1957.

88 Memórias e cartas da Irmã Lúcia, con Introducción y notas del P. ANTONIO MARÍA MARTINS S.J., Guimarães, Porto, 1976, pp. 218-219.

89 Ibid.

90 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, prefacio a ANTONIO A. BORELLI MACHADO, As aparições e a mensagem de Fátima, conforme os manuscritos da irmã Lúcia, Companhia Editora do Minho, Barcelos, 1994. La primera versión de este estudio fue publicada en “Catolicismo”, Nº 197 (mayo de 1967), en ocasión del cincuentenario de las apariciones. El trabajo fue enteramente revisto y ampliado con base en los manuscritos de la Hermana Lucía, publicados en 1973, y reeditado en “Catolicismo”, Nº 295, julio de 1975. La obra tuvo desde entonces una difusión de cientos de miles de ejemplares en las principales lenguas (N. del E.: más de 4,5 millones hasta 2008).

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