Capítulo II – “El Legionário nació para luchar…”, 1. La importancia de la Iglesia Católica en la vida del Brasil

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Las congregaciones marianas: una fuerza joven y entusiasta, firme en sus principios

 

“¿Cuál era el ideal inicial del «Legionário»? (…) No teníamos duda sobre

ese ideal. Era el Catolicismo, plenitud de todos los ideales verdaderos y nobles”.

 

La atmósfera religiosa en Brasil en la década de 1920 estaba todavía impregnada por la profunda y benéfica acción del Pontificado de San Pío X 1. La lucha contra el modernismo promovida por el Papa Sarto había devuelto, al menos en la superficie, la paz interna a la Iglesia Católica, que aparecía como una gran fuerza unida alrededor del Papa y de los propios Obispos. El 11 de diciembre de 1905 San Pío X nombró el primer Cardenal latinoamericano, en la persona del Arzobispo brasileño Monseñor Joaquín Arcoverde de Albuquerque Cavalcanti 2. El Cardenal Arcoverde, que desde 1897 era Obispo de Río de Janeiro, se consagró a infundir nuevas energías al catolicismo de su país. Desde 1921, sin embargo, su salud sufrió un acentuado quebranto y pasó a ser coadyuvado cada vez más estrechamente por su Obispo Auxiliar, Mons. Sebastián Leme da Silveira Cintra 3, quien a su muerte, en 1930, le sucede como Arzobispo, y será uno de los más jóvenes Cardenales del Sacro Colegio.
A inicios de los años 20 comenzó en Brasil un movimiento de reacción al positivismo imperante. Dicho movimiento tuvo una resonante expresión en la conversión al catolicismo de Jackson de Figueiredo 4, un joven intelectual que, con el apoyo del Obispo Auxiliar Mons. Leme, en 1921 fundó en Río de Janeiro el periódico “A Ordem” y en 1922 el Centro Dom Vital. La propia elección del nombre de Mons. Vital Maria Gonçalves de Oliveira 5, el gran “San Atanasio brasileño” 6, testimoniaba las posiciones de Jackson, que se definió abiertamente reaccionario y ultramontano. La característica de su apostolado, como anotará el mismo Plinio Corrêa de Oliveira, radicaba “en la noción meridianamente clara que él tuvo de que el gran problema religioso del Brasil era, en esencia, el combate al indiferentismo general” 7.
“El Brasil —recordará aún Plinio Corrêa de Oliveira— nunca atravesó una etapa más asfixiante, bajo el punto de vista espiritual, moral e intelectual, que los largos años de estancamiento que precedieron el apostolado jacksoniano. (…) Fue dentro de este escenario que Jackson surgió. Y surgió con la misión providencial de dinamitar la cantera cenicienta y amorfa de la despreocupación del ambiente, sembrando inquietud y lucha, en la placidez letal y vergonzosa del Brasil de aquel tiempo. (…) Jackson, en el amorfismo de la sociedad de entonces, fue un reivindicador estrepitoso y épico de los derechos de la Iglesia.(…) El apostolado de Jackson resonó en el Brasil entero y, de norte a sur, desde el fondo del interior al litoral, almas y almas, formando legiones y multitudes, acudieron a ponerse bajo la bandera auténtica y exclusivamente católica que este gran paladín había levantado” 8.
Entre 1925 y 1930 el movimiento católico, que en el Brasil abarcaba el conjunto de diversos grupos y asociaciones religiosas esparcidos por todo el país y en todas las clases sociales, cobró un extraordinario impulso, encaminando hacia la vida interior y el apostolado a legiones enteras de jóvenes. Las Congregaciones Marianas 9 constituían —también en Brasil— la espina dorsal de este fecundo movimiento católico.
A comienzos de los años 30 el “movimiento mariano” se distinguía por la amplitud de su irradiación y la intensidad de su fervor. Era estimulado de modo particular por quien, al lado del Cardenal Leme, fuera la otra gran figura eclesiástica de la época: Monseñor Duarte Leopoldo y Silva 10, Arzobispo Metropolitano de São Paulo, figura hierática y austera que permaneció por treinta años al frente de la Arquidiócesis paulistana.

 

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Atravesando en tranvía el centro de la ciudad, el joven Plinio se encontró con el anuncio de un Congreso de la Juventud Católica, que se realizaría en São Paulo del 9 al 16 de septiembre de 1928. Fue, para él, el descubrimiento de un mundo cuya existencia desconocía. El Congreso se desarrolló en un clima de gran entusiasmo en la histórica iglesia-monasterio de San Benito, con la presencia del nuevo Nuncio Apostólico, Monseñor Benito Aloisi Masella 11. Siendo ya congregado mariano en el Colegio San Luis, Plinio ingresó entonces en la Congregación Mariana de la Legión de San Pedro, anexa a la parroquia de Santa Cecilia, encontrando en ella el ideal de dedicación al cual aspiraba profundamente. La congregación, fundada el 26 de diciembre de 1926 por Mons. Marcondes Pedrosa 12, Vicario de la Parroquia, y puesta bajo la protección de la Anunciación, editaba un boletín denominado “El Legionario” y llegó a contar hasta con cien congregados.
El inicio de la actividad pública de Plinio Corrêa de Oliveira se sitúa en este período. Con un grupo de congregados marianos fundó la Acción Universitaria Católica (AUC), en el propio centro del laicismo y del positivismo jurídico y político que era entonces la Facultad de Derecho de la Universidad de São Paulo. Para la ceremonia de su graduación académica, osó realizar algo hasta entonces nunca ocurrido en una universidad estatal en Brasil: hacer celebrar la Misa que tradicionalmente clausuraba el curso de los estudios superiores, no en la iglesia de San Francisco, contigua a la Facultad, sino en el patio interno de ésta. La celebró el Vicario General de la Diócesis, Mons. Gastón Liberal Pinto, y predicó el sermón el Padre Leonel Franca, de la Compañía de Jesús 13. Cuando el 11 de diciembre de 1930 Plinio Corrêa de Oliveira se graduó en Jurisprudencia, su nombre ya era “muy conocido y admirado en la juventud católica brasileña” 14. Desde entonces pasó a ser familiarmente conocido como “doctor Plinio” 15.

 

Notas:

1 Bajo San Pío X, la vida religiosa en el Brasil tuvo un gran impulso. En su pontificado amplió las arquidiócesis brasileñas de dos a siete, y creó cuatro Prelaturas nullius y tres Prefecturas apostólicas (cfr. MANOEL ALVARENGA, O Episcopado Brasileiro, A. Campos, São Paulo, 1915, pp. 11, 94-95).

2 Monseñor Joaquim Arcoverde de Albuquerque Cavalcanti nació el 17 de enero de 1850 en Pernambuco y fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1874. En 1890 fue nombrado Obispo de Goiás y recibió la consagración en Roma. Fue obispo de São Paulo desde 1894 a 1897, sucediendo a Mons. Lino Deodato de Carvalho, y después Arzobispo de Río de Janeiro hasta su muerte, el 18 de abril de 1930. “En este príncipe de la Iglesia, primer cardenal brasileño y latinoamericano, a la sangre amerindia (Arcoverde) y a la portuguesa de los Albuquerque se unía la sangre italiana, o más bien italianísima, en el valor cultural de la palabra, de los Cavalcanti del siglo XVI” (GILBERTO FREYRE, Padroni e schiavi. La formazione della famiglia brasiliana in regime di economia patriarcale, tr. it. Giulio Einaudi, Turín, 1965, p. XIII).

3 Mons. Sebastião Leme da Silveira Cintra nació en Espírito Santo do Pinhal, Estado de São Paulo, el 20 de enero de 1882. Después de completar sus estudios en Roma en el Colegio Pío Latinoamericano y en la Universidad Gregoriana, fue ordenado sacerdote en la Ciudad Eterna el 28 de octubre de 1904. Fue luego trasferido a São Paulo, como Coadjutor de la parroquia de Santa Cecilia, y nombrado Director del Boletín Eclesiástico. Fue además figura de relieve de la Confederación Católica, organismo destinado a coordinar todas las asociaciones de acción católica en el ámbito de la diócesis. El 4 de enero de 1911 fue consagrado Obispo de Ortosia, en la misma Capilla del Colegio Latinoamericano de Roma en el que había sido ordenado sacerdote, y fue destinado a la diócesis de Río de Janeiro, como Obispo Auxiliar del Cardenal Arcoverde. Por indicación de éste último, en abril de 1916 fue designado para la diócesis de Olinda (que dos años después se tornó Arquidiócesis de Olinda y Recife). En 1921, debido a las graves condiciones de salud del Cardenal Arcoverde, fue nombrado arzobispo coadjutor de Río de Janeiro, con derecho a sucesión. A la muerte del Cardenal Arcoverde, en abril de 1930, fue elevado a su vez a Arzobispo y Cardenal. Murió el 17 de octubre de 1942 en Río de Janeiro. Una biografía no exhaustiva ha sido escrita por la Hna. MARIA REGINA DO SANTO ROSARIO O.C.D., O Cardeal Leme (1882-1942), Librería José Olympio, Río de Janeiro, 1962.

4 Sobre Jackson de Figueiredo (1891-1928), cfr. FRANCISCO IGLESIAS, “Estudo sobre o pensamento reacionário: Jackson de Figueiredo”, in Historia e Ideologia, Perspectiva, São Paulo, 1981, pp. 108158; CLÉA DE FIGUEIREDO FERNANDES, Jackson de Figueiredo, uma trajetória apaixonada, Editora Forense Universitária, Río de Janeiro, s. d. (1987-1988); ANTONIO CARLOS VILLAÇA (O pensamento católico no Brasil, Zahar Editores, Río de Janeiro, 1975) lo define como “un agitador ideológico” (p. 11) que “representó en Brasil el pensamiento de Joseph de Maistre” (p. 12). En el décimo aniversario de su muerte, en el número 321 del “Legionário” (5 de noviembre de 1938), Plinio Corrêa de Oliveira dedicó a la figura de Jackson de Figueiredo un artículo (“A Dynamite de Christo”) y una página entera con escritos del P. Ascanio Brandão y de Alceu Amoroso Lima. Sobre el catolicismo ultramontano en Brasil cfr. también RIOLANDO AZZI, O altar unido ao trono. Um projeto conservador, Ediciones Paulinas, São Paulo, 1992; TIAGO ADÃO LARA, Tradicionalismo católico em Pernambuco, Ediciones Massangana, Recife, 1988.

5 Don Vital María Gonçalves de Oliveira nació el 27 de noviembre de 1844 en Pedras de Fogo (Pernambuco) y estudió en los seminarios de Olinda y de Saint-Sulpice, en París. El 16 de julio de 1863 ingresó en la orden de los Capuchinos con el nombre de fray Vital María de Pernambuco. El 2 de agosto del mismo año fue ordenado sacerdote en París, y en el mes de noviembre volvió al Brasil, donde enseñó filosofía en el seminario de São Paulo. Por propuesta del Emperador D. Pedro II, el 17 de marzo de 1872 fue consagrado Obispo de Olinda en la Catedral de São Paulo. Violentamente atacado por una campaña calumniosa promovida por las logias masónicas, en 1874 fue arrestado y condenado por el gobierno regalista del vizconde de Río Branco. Después del indulto, que le fue concedido el año siguiente, se dirigió a Roma para esclarecer su propia conducta con Pío IX, ante quien había sido calumniado fuertemente. Murió en París el 4 de julio de 1878, de una muerte misteriosa que hace suponer envenenamiento. En 1882 sus restos fueron trasladados al Brasil e inhumados en la Basílica de la Peña, en Recife. El proceso para su beatificación, iniciado en 1953, fue reabierto en 1995 después del nihil obstat de la Santa Sede. Cfr. ANTONIO MANOEL DOS REIS, O Bispo de Olinda D. Frei Vital Maria Gonçalves de Oliveira perante a História, Typographia da Gazeta de Noticias, Río de Janeiro, 1878; F. LOUIS DE GONZAGUE O.M.C., Une page de l’histoire du Brésil, Monseigneur Vital, Librairie Saint-François, París, 1912; FR. FELIX DE OLIVOLA, Um grande brasileiro. D. Frei Vital Maria Gonçalves de Oliveira, Bispo de Olinda, Imprensa Industrial, Recife, 1937 (3ª ed.); RAMOS DE OLIVEIRA, O conflito Maçônico-Religioso de 1872, Editora Vozes, Petrópolis, 1952.

Plinio Corrêa de Oliveira dedicó a Don Vital una serie de cinco artículos en “O Legionário” entre agosto y septiembre de 1944. “En la vida religiosa del pueblo brasileño, el nombre de Don Vital fue como un gran rayo de luz. Él simboliza la fe intrépida, la bravura apostólica, la indestructible coherencia de la vida con la doctrina, de la acción con el pensamiento, al servicio de la Santa Iglesia Católica” (PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, 7 dias em Revista, in “O Legionário”, Nº 587, 7 de noviembre de 1943).

6 A. M. Dos Reis, O Bispo de Olinda, cit., p. IV.

7 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Mais um anniversario, in “O Legionário”, Nº 373, 5 de noviembre de 1939.

8 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, A Dynamite de Christo, cit.

9 Las Congregaciones Marianas fueron instituidas y promovidas por la Compañía de Jesús, con la finalidad de formar cristianos escogidos, de cualquier estado de vida y devoción. En el libro de oro de las Congregaciones figuran Santos como Francisco de Sales, Alfonso María de Ligorio, Luis Maria Grignion de Montfort, y valerosos defensores de la Civilización Cristiana como Don Juan de Austria, el rey Juan Sobieski y Gabriel García Moreno. La primera Congregación Mariana en Brasil, después del retorno de la Compañía de Jesús, fue instituida el 31 de mayo de 1870. Entre 1870 y 1928 fueron fundadas más de 250 Congregaciones. A fines de 1927, fue fundada en São Paulo la Primera Federación Diocesana para unir y orientar las Congregaciones Marianas. A su cabeza fue puesto en 1930 el P. Irineu Cursino de Moura. Cfr. PEDRO AMÉRICO MAIA S.J., História das Congregações Marianas no Brasil, Ediciones Loyola, São Paulo, 1992. Cfr. también CLEMENTE ESPINOSA S.J., Magisterio Pontificio sobre las Congregaciones Marianas, El Mensajero del Corazón de Jesús, Bilbao, 1965, 2a. ed.

10 Monseñor Duarte Leopoldo e Silva nació en Taubaté, Estado de São Paulo, el 4 de abril de 1867. Ordenado sacerdote en octubre de 1892, en 1894 es nombrado párroco de la Iglesia de Santa Cecilia en São Paulo. Recibió la Consagración episcopal de manos de San Pío X en Roma, en mayo de 1904, y fue nombrado Obispo de Curitiba en octubre del mismo año. En diciembre de 1906 fue transferido a la diócesis de São Paulo, para sustituir al Obispo Mons. José de Camargo Barros, muerto en un naufragio. Fue elevado a Arzobispo el 7 de junio de 1908, después de la creación de la nueva arquidiócesis de São Paulo. Por sus méritos obtuvo de la Santa Sede los títulos de Conde romano, Asistente al Solio Pontificio y Prelado Doméstico de Su Santidad. Gobernó la Arquidiócesis hasta el 13 de noviembre de 1938, día de su muerte. Desde el inicio de su episcopado había querido resumir en un símbolo la gran misión del pueblo paulista a él confiado, erigiendo una nueva catedral en São Paulo, que fuese “una escuela de arte y un estímulo para pensamientos más nobles y más elevados, (…) una catedral fastuosa que, testimoniando la abundancia de nuestras riquezas materiales, sea también un himno de agradecimiento a Dios Nuestro Señor” (cit. in ARRUDA DANTAS, Dom Duarte Leopoldo, Sociedad Impresora Pannartz, São Paulo, 1974, p. 42). La nueva catedral de São Paulo fue inaugurada sólo en 1954. CFR. SONIA DIAS, SÉRGIO FLAKSMAN, Duarte Leopoldo e Silva, in DHBB, vol. IV, pp. 3150-3151. Ver también el libro que recoge sus escritos y discursos pastorales, Escolas Profissionaes do Lyceu Salesiano S. Coração de Jesus, São Paulo, 1921 y el estudio biográfico de JÚLIO RODRIGUES, D. Duarte Leopoldo e Silva, arcebispo de São Paulo. Homenagem do Cléro e dos Catholicos da Archidiocese, por occasião do Jubileu de sua Sagração Episcopal, Instituto D. Anna Rosa, São Paulo, 1929.

Cfr. también PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Um bispo providencial, in “O Legionário”, Nº 323, 20-111938; O grande Dom Duarte, in “O Legionário”, Nº 374, 12 de noviembre de 1939; Dom Duarte, in “O Legionário”, Nº 535, 8 de noviembre de 1942; y O discurso que fez junto à sepultura do nosso grande Cardeal, in “O Legionário”, Nº 533, 25 de octubre de 1942.

11 Benito Aloisi Masella nació en Pontecorvo el 29 de junio de 1879, de noble familia que ya había dado un cardenal a la Iglesia, y murió en Roma el 1 de octubre de 1970. Ordenado sacerdote en 1902, después de haber frecuentado la Pontificia Academia Eclesiástica fue Secretario y Regente de Nunciatura en Lisboa (1905-1908), Nuncio apostólico en Chile (1919-1926) y Brasil (1927-1946) hasta su promoción al Cardenalato. Obispo Suburbicario de Palestrina, Cardenal en 1946, Prefecto de la S. Congregación de los Sacramentos, Arcipreste de la Basílica Lateranense, Camarlengo de la Santa Romana Iglesia en las sedes vacantes de los pontificados de Pío XII y de Juan XXIII. Participó activamente en la preparación del Concilio y fue nombrado Legado pontificio para la coronación de Nuestra Señora de Fátima en 1946.

12 Paulo Marcondes Pedrosa nació en São Bento do Sapucaí, en el Estado de São Paulo, el 6 de noviembre de 1881, y murió en São Paulo el 29 de abril de 1962. Ordenado sacerdote en 1904, fue coadjutor y después párroco hasta 1932 de la Iglesia de S. Cecilia, Monseñor y Camarero secreto el 21 de abril de 1920. El 27 de abril de 1932 ingresó en la Orden Benedictina en el monasterio de San Benito, del cual llegó a ser Prior.

13 Sobre el P. Leonel Franca S.J. (1893-1948), considerado por muchos el “padre espiritual” de la intelectualidad brasileña de este período, cfr. LUIZ GONZAGA DA SILVEIRA D’ELBOUX S.J., O Padre Leonel Franca S. J., Livraria Agir Editora, Río de Janeiro, 1953, p. 173; HELIODORO PIRES, Leonel Franca, apóstolo do Brasil moderno, in “Revista Eclesiastica Brasileira”, vol. 13 (1953), pp. 911921. Cfr. también A. C. VILLAÇA, O pensamento católico no Brasil, cit., pp. 123-133. El P. Franca, cuyas obras completas están reunidas en quince volúmenes, es el autor de ensayos como A Igreja, a Reforma e a Civilização (1922) y A crise do mundo moderno (1940) que constituyen originales reflexiones sobre la crisis de nuestro tiempo a la luz de la doctrina católica. Fundó y dirigió durante ocho años la Universidad Católica de Río, la primera de ese nombre en Brasil. “Pedagogo, apologista, maestro espiritual, vivió para la historia de la filosofía y para la filosofía de la historia” (A. C. VILLAÇA, op. cit., p. 124).

14 “O Legionário”, Nº 70, 14 de diciembre de 1930.

15 En el Brasil, como en algunos países europeos, se suele asignar el calificativo de “doctor” a todos los que han completado un curso superior, y tal título es de uso frecuente. Plinio Corrêa de Oliveira inició su vida pública inmediatamente después de concluir sus estudios universitarios, antes de ser diputado y profesor universitario. La designación con la que comenzó a ser conocido, “Doctor Plinio”, quedó desde entonces incorporada a su nombre según las características costumbres brasileñas.

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