Capítulo VI – Pasión de Cristo, Pasión de la Iglesia, 1. “Credo in unam sanctam, catholicam et apostolicam Ecclesiam”

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“¿Cuántos son los que viven en unión con la Iglesia este momento que es trágico como trágica fue la Pasión, este momento crucial de la Historia,

en que toda una humanidad

está optando por Cristo o contra Cristo?”

 

Credo in unam sanctam, catholicam et apostolicam Ecclesiam. Estas palabras del Credo fueron, por cierto, las que más profundamente resonaron en el corazón de Plinio Corrêa de Oliveira, a lo largo de este siglo que él atravesó casi por entero. Él mismo recuerda cómo el amor a la Iglesia y al Papado siempre inspiró su lucha en defensa de la Civilización Cristiana y fue progresivamente aumentando desde los lejanos años de su niñez.
“Recuerdo aún las lecciones de catecismo en las que me explicaron lo que era el Papado, su institución divina, sus poderes, su misión. Mi corazón de niño (yo tenía entonces nueve años) se llenó de admiración, de amor, de entusiasmo: yo había encontrado el ideal al cual me dedicaría por toda la vida. Desde entonces hasta aquí, el amor a este ideal no ha hecho sino crecer. Y pido aquí a Nuestra Señora que lo haga crecer siempre más en mí, hasta mi último aliento. Deseo que el último acto de mi intelecto sea un acto de fe en el Papado; que mi último acto de amor sea un acto de amor al Papado. Pues así moriré en la paz de los elegidos, bien unido a María, mi Madre, y por Ella a Jesús, mi Dios, mi Rey y mi Redentor bondadosísimo” 1. Es difícil, en una época caracterizada por una frialdad y un desafecto tan generalizados hacia las instituciones eclesiásticas, comprender el alcance profundo de estas palabras. El Dr. Plinio las escribió a comienzos de los años 70, en momentos en que la crisis de la Iglesia parecía llegar a su auge. En la Parte III de Revolución y Contra-Revolución, agregada en 1976, el autor notaba cómo en 1959 —cuando apareció la primera edición de su ensayo—, la Iglesia aún era considerada la única gran fuerza espiritual contra la expansión mundial comunista. En los años siguientes —escribiría Plinio Corrêa de Oliveira después del Concilio— el centro decisivo de la lucha entre la Revolución y la Contra-Revolución se desplazó de la sociedad temporal hacia el interior de la sociedad espiritual, y “pasó a ser la Santa Iglesia, en la cual se enfrentan, de un lado, progresistas, criptocomunistas y procomunistas, y del otro, antiprogresistas y anticomunistas” 2.
A quien se preguntara por qué combatir los errores que medraban entre los fieles, cuando había tantos otros fuera de las filas católicas, Plinio Corrêa de Oliveira respondía, ya en los años cincuenta:
“Si el adversario embiste contra las murallas de la fortaleza, es necesario que todos se unan. Pero si ya penetró en la ciudadela, no basta luchar extramuros; es necesario luchar intramuros también” 3.

 

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Notas:

1 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, A perfeita alegria, in “Folha de S. Paulo”, 12 de julio de 1970.

2 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Revolución y Contra-Revolución, cit., p. 154.

3 PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA, Razões e contra-razões em torno de um tema efervescente, in “Catolicismo”, Nº 71, noviembre de 1956; ID., Indulgentes para com o erro, severos para com a Igreja, in “Catolicismo”, Nº 72, diciembre de 1956; ID., Não trabalha pela concôrdia senão quem luta contra o erro, in “Catolicismo”, Nº 73, enero de 1957; CUNHA ALVARENGA (= JOSÉ DE AZEREDO SANTOS), Inflitrações comunistas em ambientes católicos, in “Catolicismo”, Nº 61, enero de 1956. De esta misma línea son tres artículos sobre el modernismo, publicados en los Núms. 81, 82 y 83 (set.-oct.nov de 1957) bajo los títulos O cinquentenário da Pascendi, Por orgulho repelem toda sujeição y Revivem nos modernistas o espírito e os métodos do Jansenismo.

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