El Papel del Rey Don Juan Carlos I en la llamada “transición”

Al cumplirse el 50º aniversario de reinstauración de la Monarquía española, cabe preguntar cuál fue el papel del Rey D. Juan Carlos I en la llamada «transición» al régimen democrático y la profunda transformación de la sociedad española desde entonces, o, mejor dicho, la «revolución silenciosa» que se siguió,  con el correspondiente desmantelamiento de la España católica.
Abajo reproducimos materia de la Associazione Tradizione, Famiglia, Proprietà comentando algunos aspectos de su papel y de la Carta que la Sociedad Cultural Covadonga (la TFP española) envió en 1978 al monarca alertándole sobre los riesgos de sus actitudes frente a los cambios.
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De la página web de la Associazione Tradizione, Famiglia, Proprietà, 6 de agosto de 2020.

 

«Estamos cambiando al país y le vamos a dar la vuelta como a un calcetín».

«A España no la va a reconocer ni la madre que la parió».

«… hemos hecho una revolución absolutamente tremenda. No nos hemos dado cuenta, casi que es mejor todavía…».

«Hemos hecho una revolución tranquila».

«En veinticinco años lo habremos cambiado todo».

 

Así es como, en los años ochenta del siglo pasado, los líderes socialistas españoles se jactaban de la revolución que estaban llevando a cabo, continuada en nuestro siglo por Zapatero y Sánchez. Esta revolución comenzó en 1976, tras la muerte de Francisco Franco quien, contrariamente a lo que se piensa, lo había preparado todo para que la «transición» se desarrollara sin contratiempos.

blankUna figura clave de esta «revolución tremenda, pero tranquila» fue, sin duda, el rey Juan Carlos I. Él cubrió y sancionó con su autoridad real la política demoledora de los sucesivos gobiernos de izquierda que pretendían desmantelar, pieza a pieza, la España católica y tradicional: desde el divorcio hasta el aborto, pasando por la abolición de las fiestas religiosas, la legalización de las drogas y la educación laica, y un larguísimo y triste etcétera magistralmente relatado en el libro de la TFP española «España anestesiada» (Madrid, 1988, 584 pp).

En julio de 1978, cuando este proceso aún se encontraba en sus primeras fases, la Sociedad Cultural Covadonga (la TFP española) entregó una carta a S. M. el Rey, en la que le presentaba respetuosamente su perplejidad por el rumbo que estaban tomando las cosas en España. La TFP se maravillaba de que los comunistas y los socialistas —que hasta ayer querían fusilar al Rey— ahora lo alabaran. Obviamente, el Monarca era útil para sus proyectos.

Tras reafirmar su devoción por la persona del Rey, la TFP expresaba su inquietud: «Y, cuando […] los comunistas no tengan ya razón para temer reacción alguna, habrá llegado vuestra hora, Señor. Seréis inútil para ellos. Y, en el preciso instante en que Os volváis inútil, les seréis insoportable. Os daréis cuenta, entonces, que del centro de los aplausos en que Os encontráis, Os habréis trasladado al centro del dolor».

Han pasado cuarenta y siete años, ¡y he aquí que esta terrible predicción se ha cumplido plenamente! El ahora exmonarca se encuentra hoy «en el centro del dolor», obligado a abandonar el país casi como un fugitivo, acosado por las «piedras» de la propaganda y el desprecio de muchos españoles.

Como monárquico convencido, y por tanto defensor acérrimo de esta institución en mi España, no puedo, a mi vez, dejar de manifestar todo el dolor que me provoca este curso de los acontecimientos. Tampoco puedo dejar de señalar que el rey Juan Carlos tuvo la oportunidad de escuchar una voz filial de alarma y advertencia, allá por el lejano 1978, y decidió ignorar esas palabras, impregnadas de amor y veneración por la monarquía, que le dirigieron los discípulos de Plinio Corrêa de Oliveira.

En este link se puede acceder al texto original de la Carta al Rey, que se ha convertido en un documento histórico.

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blankNota de nuestro sitio web: El periódico español LA RAZÓN publicó (el 22 de noviembre de 2025) un artículo muy interesante sobre este tema: «El informe premonitorio que avisó (en 1983) de lo que pasaría con el Rey. Le alertó de que el Gobierno no pondría problemas a sus frivolidades y le pidió que no cayera en la trampa. «Se cumplió la profecía, pero Felipe VI actúa como si lo hubiera leído», reflexiona el periodista Miguel Ángel Mellado». Para acceder al tema, haga clic aquí o en la reproducción de la portada impresa de ese día.

 

 

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