A D V E R T E N C I A
Este texto es excerta de una trascripción de cinta grabada con la conferencia del profesor Plinio Corrêa de Oliveira dirigida a corresponsales y esclarecedores de la TFP. Traducción y adaptación por este sitio. Conserva, por tanto, el estilo coloquial y hablado, sin haber pasado por ninguna revisión del autor.
Si el profesor Corrêa de Oliveira estuviera entre nosotros sin duda pediría que fuera colocada una explícita mención a su filial disposición de rectificar cualquier eventual discrepancia en relación al Magisterio inmutable de la Iglesia. Es lo que hacemos constar, con sus propias palabras, como homenaje a tan escrupuloso estado de espíritu:
“Católico apostólico romano, el autor de este texto se somete con filial ardor a las enseñanzas tradicionales de la Santa Iglesia. No obstante, si por lapso, algo en él hubiera en desacuerdo con dichas enseñanzas, desde ya y categóricamente lo rechaza”.
Las palabras “Revolución” y “Contra-Revolución”, son aquí empleadas en el sentido que se les da en el libro “Revolución y Contra-Revolución”, cuya primera edición apareció publicada en el número 100 de la revista “Catolicismo”, en abril de 1959.
Conferencia para Corresponsales y esclarecedores de la TFP en São Paulo, 1 de Mayo de 1989 (Excerpta)
Conferencia de Clausura de un Congreso de Corresponsales y Esclarecedores de la TFP en São Paulo
Dilectos amigos, les saludo con gran satisfacción, y les propongo que, para compensar la espera que han tenido que sufrir, vayamos directamente a nuestros temas.
(se leen varias preguntas)
(…) ¿Qué piensa Ud. de la crisis en la Santa Iglesia?
Esta tercera pregunta ¡es tremenda! Y por eso voy a empezar por ella. Porque conviene tomar los temas más difíciles y tratarlos directamente.
¿Qué debemos pensar, en primer lugar, sobre la crisis de la Iglesia? ¿Qué es esta crisis que hay en la Iglesia; a dónde conduce, etc., etc.?
La crisis de la Iglesia consiste en lo siguiente. San Pío X fue Papa de la Iglesia Católica en el año más o menos 1902 o 1903, no recuerdo exactamente el año en que comenzó su pontificado [9 de agosto de 1903], hasta el año 1914 [20 de agosto de 1914], en que murió misteriosamente poco después de estallar la Primera Guerra Mundial.
Un Papa al que describió muy bien un periodista francés, un periodista no católico, uno de esos periódicos que andan por ahí, que fue al Vaticano y se reunió con él y ¡tuvo la impresión de estar ante el ángel que la Escritura describe como estando fuera del paraíso, con una espada de fuego, esperando a quien quisiera entrar para acuchillar!
Verdaderamente, ¡era una figura angelical! ¡Un hombre de gran estatura, muy fuerte, de esos italianos septentrionales de la región del Véneto, con mucha personalidad, y sobre todo con toda la pureza, la firmeza de principios, la completa renuncia a sí mismo que caracteriza a un verdadero santo de la Iglesia católica!
Este Papa, en cierto momento de su pontificado —que, como he dicho, duró de 2 o 3 a 14, y por tanto unos 12 años—, hacia 1910, si no me falla la memoria, publicó una Encíclica que dejó atónito a todos: Pascendi Dominici Gregis (del 8 de septiembre de 1907, n.d.c.). La Encíclica se titulaba: “Apacentando el rebaño del Señor”. El Señor es Nuestro Señor Jesucristo, por supuesto; el rebaño es la Santa Iglesia Católica.
“Apacentando el rebaño del Señor” son las palabras con las que comenzó la Encíclica. Cada encíclica lleva el nombre de las primeras palabras con las que comienza, y así esa se convirtió en la famosa Encíclica Pascendi Dominici Gregis.
En esta encíclica desarrolló una concepción, una teoría y una descripción del estado de la Iglesia en su tiempo. Y después escribió también una Carta Apostólica titulada “Notre Charge Apostolique” (Nuestro Encargo Apostólico, de 25 de agosto de 1910)”.
Es costumbre de la Santa Sede, cuando se dirige a los obispos de diversas naciones, escribir en latín. Y cuando se dirige a los obispos de una sola nación, por afecto paterno, se dirige a ellos en la lengua de esa nación. La Carta Apostólica Notre Charge Apostolique estaba dirigida al episcopado francés. Y, por lo tanto, estaba escrito en francés. Y las palabras con las que comenzaba eran: “Nuestro encargo apostólico”.
Esta Carta Apostólica completaba más o menos la Encíclica Pascendi Dominici Gregis, y daba una imagen de la situación de la Iglesia en aquellos tiempos tan alejados de la actualidad. Estamos, después de todo, al final de la penúltima década de nuestro siglo. Él estaba en la segunda década en que comienza el siglo, y la diferencia con nosotros es casi un siglo, son 80 años más o menos de diferencia.
Sin embargo, si leemos la Encíclica Pascendi Dominici Gregis, sobre todo, pero también Notre Charge Apostolique, nos daremos cuenta de que describe una situación muy similar a la actual, va directamente al fondo de esta situación. Y nada es más útil para conocer la situación actual que la lectura de estas encíclicas. Algún día, cuando haya tiempo y se pueda hacer, podríamos conseguir estas encíclicas en portugués, reproducir los pasajes principales, distribuirlas mimeografiadas y luego podríamos comentarlos con Uds., para que vean las similitudes entre ellas.
¿Qué afirma San Pío X en la Encíclica Notre Charge Apostolique? No recuerdo, por supuesto, las palabras de la Encíclica, ni tampoco cada uno de sus pensamientos. Sí, recuerdo el esquema general del pensamiento de la Encíclica. Y eso es lo que les voy a dar aquí.
Dice que la Iglesia Católica estaba entonces inmersa en un mundo que tenía una forma de pensar opuesta a la suya. Era un mundo revolucionario, un mundo con ideas procedentes —más o menos lo que se expone en la RCR (= Revolución y Contrarrevolución)— del protestantismo, de la Revolución Francesa, etc., que se chocaban con la concepción que la Iglesia tenía del mundo y de cómo debe ser organizada la Civilización Cristiana (Nota de este sitio: la encíclica de León XIII “Parvenu à la vingtcinquième année” — Llegados a los 25 años de Nuestro Pontificado —, sobre la Iglesia Católica, trata del proceso de la pseudo-Reforma protestante, que abrió el camino al filosofismo del siglo XVIII, y como este desembocó en el ateísmo y la anarquía del siglo XIX. Una copia en español de esta encíclica puede leerse aquí.
* Una pan-religión de un dios inexistente
Pero también chocaban con la doctrina que la Iglesia enseña de sí misma. Y que se trataba de una colosal organización de herejes, extendida por todo el mundo, que tenía una organización clandestina, una organización oculta. Y que permanecería oculta hasta que fuera lo suficientemente fuerte como para sacar la cabeza fuera del agua, y empezar a proclamar sus herejías, por supuesto. Y que era una verdadera conjura en el seno de la Iglesia Católica.
* ¿En qué consistía la doctrina de estas personas?
La doctrina de esta gente consistía en afirmar que Dios no es una Persona. Dios es una fuerza que existe en la naturaleza y se confunde con la naturaleza misma. Lo que equivale a decir que no hay Dios, porque si Dios no es una Persona, no hay Dios. Hay una causa de las cosas, pero una causa que no piensa, una causa que no reflexiona, una causa que es un impulso o es un instinto. Eso no es un hombre, eso no es un ser dotado de inteligencia, ¡eso no es Dios!
O sea, en el fondo, panteístas. Es decir, piensan que Dios es algo que no se distingue del universo, pero que está mezclado en el universo, como por ejemplo la vida existe en las plantas, en los animales, en los hombres. Pero Dios no es la vida que existe en cada uno, ni la vida que existe en cada uno es la misma que existe en el otro. Esto es una mentira para velar el ateísmo.
Como consecuencia, la Iglesia Católica, —toda la doctrina de la Iglesia Católica—, fue mal interpretada, fue la interpretación errónea de las Escrituras y por lo tanto también del Evangelio. Que bien interpretado llegaríamos a la conclusión de que el mundo necesitaba someterse a una reforma completa; que era necesario acabar con los antiguos cultos a Nuestro Señor Jesucristo, al Padre Eterno, al Divino Espíritu Santo, a Nuestra Señora, a los santos, a los ángeles. Porque, básicamente, Dios, al ser una fuerza, existe en todas las religiones; y que todas las religiones son equivalentes: se pueden mezclar y todas dan lo mismo. Y que da igual que el individuo sea protestante o católico, greco-católico, budista, taoísta o cualquier otra cosa. Da igual, porque en el fondo todas las religiones son la misma religión.
* Silenciosamente la peor de todas las herejías se estaba desarrollando, inyectada en las venas mismas de la Iglesia y buscando destruirla desde dentro.
Y que esta única religión debía erosionar gradualmente desde dentro a todas las religiones, y convertirse en una única religión, que era una religión completamente nueva. Una religión con una moral muy evolucionada, en la que los preceptos morales serían mucho más fáciles de cumplir, mucho más agradables: era la inmoralidad transformada en moral.
Y que, por otra parte, la igualdad completa entre los hombres acabaría con toda jerarquía. Las diferencias de fortuna, de inteligencia, de posición social, de talento, todo eso debería terminar. Todos los hombres deben ser completamente iguales a los demás. Y así tendríamos un mundo futuro, que sería el nuevo mundo de una nueva religión, formando una República Universal. Ese sería el mundo hacia el que habría que avanzar.
Pero adoptaban una técnica. Decían —enseña San Pío X— que si lo declaraban de forma ostentosa a todo el mundo, evidentemente provocaría una revuelta. Y que esta revuelta les perjudicaba. Así que debían proclamar esto, y enseñarlo, sólo a personas que ellos vieran que se dejaban engañar fácilmente por el cuento. Los otros, no. Deberían ir poco a poco presentando figuras deformadas de la Iglesia Católica; cada vez menos parecidas con la doctrina tradicional, y más con la nueva doctrina. ¡Y que los principales artífices de ello tenían que ser los propios sacerdotes!
Los sacerdotes ganados por esta nueva religión deberían continuar ejerciendo el sacerdocio en la antigua religión. Y aprovechando su prestigio como sacerdotes para enseñar estas cosas equivocadas. Y, de esa manera, llegaría un momento en que toda la Iglesia estaría transformada.
Hablaban —San Pío X no era tan claro sobre eso, pero hay algo así— de un gran concilio que proclamaría entonces la nueva religión. Y la Iglesia Católica estaría acabada. Ya está.
Eso formaba una sociedad secreta, que se veía obligada a mantener esta doctrina en secreto entre sus miembros. Y formar una ayuda mutua de tal manera que cuando uno de esa sociedad escribiera un libro, todos le pusiesen en los cuernos de la luna: “¡Qué libro tan extraordinario! Qué libro tan magnífico”. Porque el libro favorecía la doctrina. Cuando, por el contrario, otro escribiese un libro contra esa doctrina, ellos fingían no haberlo leído: “¿Qué libro? No sé… ¡no tuvo ninguna repercusión! No lo sé. ¿Quién es este autor? ¡Nunca he oído hablar de él! No sé… No existe”.
Y en los periódicos y las revistas que dirigían, deberían hacer silencio sobre el bien; silencio sobre los ataques contra ellos. Y sólo hablar, hablar, hablar, hablar, de forma velada, pero cada vez menos velada, hablar de la nueva doctrina, de la nueva religión.
San Pío X dijo que era la peor herejía de todos los siglos. ¡La peor herejía! Y añadió que era la peor herejía, porque el mal no estaba fuera de la Iglesia, tratando de entrar, como en tiempos de Lutero. Lutero rompió con la Iglesia, salió de ella y desde fuera trató de atacarla. Dice San Pío X: “Son seguramente enemigos de la Iglesia, y no se apartará de lo verdadero quien dijere que ésta no los ha tenido peores. Porque, en efecto, como ya hemos dicho, ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro: en nuestros días, el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen a la Iglesia” [N.R.: hemos sustituido la cita de memoria del Prof. Plinio por la cita literal tomada de la Encíclica, en su texto publicado en el sitio del Vaticano].
* La energía de San Pío X contra los propagadores de la “nueva doctrina”
A causa de eso excomulgó a varios autores y seguidores de esta doctrina —a la que dio el nombre de “Modernismo”—, autores de los cuales algunos eran sacerdotes, y algunos incluso sacerdotes famosos. Quizá el más famoso de ellos fue Ernesto Buonaiuti. Un profesor de la Universidad de Roma, famoso por su cultura, su educación, un hombre muy alto con una gran barba negra, siempre vestido con sotana y sombrero eclesiástico, etc. Pero propagando en la cátedra de la Universidad de Roma, en el púlpito cuando hablaba, en los confesionarios cuando oía confesiones, esta falsa doctrina.
San Pío X excomulgó a varios de ellos. Es decir, los expulsó de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Y con una excomunión tan tremenda que se llama excomunión vitando. Es decir, hay que evitar el excomulgado —vitando en latín significa eso—, quien, caminando por la calle, lo viera venir por la misma acera, si lo conocía, estaba obligado a cambiar de acera, antes de pasar cerca de él. Para indicar que él, por su herejía, era tenido en horror por los hombres.
Este Buonaiuti fue excomulgado, continuó enseñando en la Universidad de Roma, y siguió vistiendo sotana y sombrero de sacerdote, y continuó predicando sus errores hasta que murió. Pero San Pío X cortó a la Iglesia en dos en este punto, tomando esa parte podrida y excomulgándola, como un cirujano de valor toma un miembro gangrenado y lo corta, no sea que todo el cuerpo sea tomado por la gangrena. Fue de una energía como pocas veces se ha visto en la historia de la Iglesia.
¡Sucedió que esto fue como un rayo en todo el mundo! Tanto es así que San Pío X estableció un decreto por el que todo sacerdote que fuera nombrado para un cargo debía prestar juramento antimodernista. Y en ese cargo combatir el Modernismo. De modo que cada sacerdote hizo varios juramentos semejantes en su vida, y con sus manos sobre los Santos Evangelios. Yo vi a sacerdotes hacer el juramento antimodernista. Y así, las conciencias de los sacerdotes fueron aguijoneadas hasta el límite.
* La misteriosa muerte de San Pío X
Una noche San Pío X se acostó bien. El cardenal Merry del Val, que fue su Secretario de Estado, lo cuenta. Trabajaron juntos hasta tarde, se despidió de San Pío X y se fue a su casa. Y por la mañana, muy temprano, le despertó el aviso de que el Papa estaba muy enfermo.
Se vistió rápidamente y se dirigió al Vaticano. Al llegar a la habitación de San Pío X, lo encontró atacado por una enfermedad, mudo. El Papa le hizo una señal de que quería escribir algo. Cogió papel y lápiz. San Pío X intentó escribir algo, pero no pudo escribir una sola letra. Se le cayó la mano, y lo hizo como diciendo: “No puedo hacer nada”.
El cardenal Merry del Val dice: Sólo el día del Juicio Final —en sus “Memorias” estaba eso— se sabrá lo que pasó esa noche en el Vaticano. ¿Cómo el Papa, que se acostó sano, amaneció así?
* Durante años la difusión de la peor herejía de todos los tiempos
Poco después murió el Papa. Le siguieron otros papas. Y esos otros papas estaban mucho menos atentos al peligro. Y el resultado fue que durante el pontificado del Papa Pío XI, el problema renació. Y así, Uds. tienen que, a partir de más o menos 1912 hasta 1939 —por lo tanto, alrededor de 27 años— esta herejía permaneció en la clandestinidad. Pero, cavando, esparciéndose.
Y al principio del pontificado de Pío XII (el del Pío XI terminó en el 39), se extendió mucho. Y de ahí viene la crisis que es la crisis actual de la Iglesia. Y es esta misma herejía, que nunca ha dejado de existir, la que existía bajo tierra, y que de repente volvió a salir a la superficie, porque juzgó, y juzgó correctamente, que había obtenido condiciones favorables. Entonces comenzó la caída de la Iglesia, ya desde cierto momento del pontificado de Pío XII. Después, Juan XXIII y los papas sucesivos hasta nuestros días, han tenido esta crisis en la Iglesia.
Así pues, muestro a Uds. que nuestra situación actual es la de una revigorización o, si quisieren, un renacimiento de esa terrible herejía que un Papa —elevado por Pío XII al honor de los altares,— San Pío X, declaró como siendo la peor herejía de todos los tiempos; la suma total de todas las herejías de todos los tiempos. Es decir, el modernismo.
Este modernismo se llama hoy “progresismo”. Pero es la misma cosa. Teología de la Liberación [1], etc., etc., todo eso, CEBs [2], etc., son ramas del progresismo. Que, a su vez, es el modernismo con nombre cambiado. Pero todo esto es una misma veta.
* ¡Las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia!
Esta descripción lleva Uds. a ver que tenemos dentro de la Iglesia, que es una sola organización, instituida por Nuestro Señor Jesucristo, y con la misión de enseñar hasta el fin del mundo, y contra la cual no prevalecerán las puertas del infierno —”las puertas del infierno” es una manera medio literaria, medio figurativa, al gusto de los orientales (Nuestro Señor nació en Oriente y hablaba a orientales), de hablar de las fuerzas del infierno—. ¡”No prevalecerán”!, es decir, no vencerán.
Cuando Nuestro Señor fundó la Iglesia nombró a San Pedro como primer Papa, con estas palabras: “Pedro, tú eres roca. Y sobre esta roca Yo edificaré mi Iglesia. Y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”.
Es decir, “Pedro, tú eres piedra”, es decir, tú eres la roca, la Santa Sede es la roca sobre la que se edificaría la Iglesia; y las puertas del infierno no vencerían a la Iglesia. O sea, todo el esfuerzo que el infierno hiciera contra la Iglesia no sería suficiente para vencerla. Esa fue la promesa que sigue siendo válida hasta el final de los tiempos.
Así pues, tenemos que la peor de las herejías contra la Iglesia nació en el siglo XX, y está carcomiendo a la Iglesia casi hasta el final del siglo XX. Esta es la realidad que tenemos ante nosotros. Y esta realidad hace que nos encontremos en plena crisis, a la que San Pío X quiso poner coto, pero que, habiendo muerto misteriosamente, no pudo frenar. Esta es la realidad.
* Progresismo: una Iglesia gobernada por el pueblo
Bueno, sigamos adelante. ¿Qué es el progresismo, cómo se ha presentado el progresismo en la Iglesia?
El progresismo es, pretende ser —no es, pretende ser— una reforma completa de la Iglesia católica. Una transformación completa de la Iglesia Católica, como ya lo era el modernismo en tiempos de San Pío X. Quiere transformar la Iglesia en los siguientes puntos.
En primer lugar, hay que señalar que el progresismo está profundamente afectado por la mentalidad comunista, infiltrado de una mentalidad comunista. Y así como el comunismo quiere la igualdad completa de todos los hombres —igualdad en el ámbito financiero, económico, pero también en el ámbito político; también en el ámbito de los honores y distinciones que los hombres se rinden unos a otros; como también en todos los demás ámbitos de la vida—, [los progresistas] quieren transformar la estructura de la Iglesia, que era una estructura tal como la formó Nuestro Señor, una estructura monárquica. Es decir, ¡el Papa es el Rey de la Iglesia! El que manda, y toda la Iglesia obedece. Quieren transformarla en una Iglesia republicana. Es decir, una Iglesia donde el pueblo manda y el Papa debe obedecer; el pueblo manda y los obispos deben obedecer.
Pero, ¿cómo el pueblo manda, cómo imaginan los progresistas la Iglesia del mañana? Se lo imaginan de la siguiente manera.
Imaginan que es un error pensar que el Espíritu Santo en la Iglesia favorece especialmente al Papa para evitar que caiga en error, y favorece a los obispos, que son los maestros y doctores de la Iglesia, continuadores de los Apóstoles.
Según los progresistas, ¡esto está mal! El Espíritu Santo desciende sobre todos los fieles. Y cuando los fieles se reúnen y se dan la mano, formando un círculo, el Espíritu Santo desciende sobre ellos. Y todos están inspirados. Entonces, lo que el Espíritu Santo inspira en el pueblo, el pueblo debe comunicarlo a los obispos, debe comunicarlo a los vicarios y a los obispos. Y los vicarios y los obispos deben hacer lo que el Espíritu Santo ha enseñado al pueblo.
Es decir, al pie de la letra es una República, en la que manda el sufragio universal, manda el electorado, y el Presidente de la República, los diputados y senadores obedecen lo que el pueblo ha decidido.
* Nuestro Señor Jesucristo instituyó una Iglesia jerárquica
Nuestro Señor Jesucristo instituyó [la Iglesia] de una manera diferente. Y durante dos mil años las cosas en la Iglesia han funcionado de otra manera: el Papa es el Rey de la Iglesia, y los obispos son los príncipes de la Iglesia, el clero es la aristocracia de la Iglesia. ¡Ellos mandan! El Papa manda a todos, incluidos los obispos; los obispos mandan a todos menos al Papa, cada uno manda a sus fieles, incluidos los sacerdotes. Los sacerdotes mandan a todos sus fieles, no mandan en el obispo.
“El Papa es el Rey de la Iglesia” – Concepto magníficamente afirmado por el ceremonial vaticano en su esplendor: San Pío X, tras la ceremonia inaugural de la nueva Pinacoteca Vaticana , sube a la carroza para dar un paseo por el jardín [23 de marzo de 1909]
Así que, a través del Papa, los obispos y los sacerdotes, a través de esta cadena de poder, se hace el orden dentro de la Iglesia. Por eso Nuestro Señor compara esto con el Pastor y sus ovejas. El Papa es el pastor en la Iglesia en general; el obispo es el pastor en su diócesis; el vicario es el pastor en su parroquia. Y así como el pastor es el que manda a las ovejas, el que indica a dónde deben ir las ovejas, y no las ovejas caminando y el pastor corriendo tras ellas, así también [la Sagrada Jerarquía] tiene autoridad en la Iglesia.
* La inversión de valores en la Iglesia
Pues bien, quieren cambiar todo eso. Y aún más. Hasta ahora, el Papa era considerado el maestro supremo de la Iglesia. Ahora ya no. El maestro supremo es el pueblo, cuando se dan las manos y empieza a ver si aparece una manifestación divina. Si aparece, lo comunican. Entonces, hay que obedecer.
O sea, Dios habla a través del pueblo a los que han de gobernar la Iglesia. Es decir, los que deberían gobernar la Iglesia no gobiernan, no son nada. Los que gobiernan son los más pequeños de la Iglesia. Los que tienen menos educación, los que tienen menos cultura religiosa, los que no están en condiciones de gobernar, esos son los que mandan.
Por ejemplo, ninguno de nosotros en esta sala tiene el estudio teológico que tiene un sacerdote, el estudio teológico que tiene un obispo, que debería tener un Papa. ¡No lo tenemos! No estamos en condiciones de discutir los problemas de la Iglesia como ellos deben estar. Pero ¡somos nosotros los que hemos recibido la revelación del Espíritu Santo! ¡Deben obedecer!
Se ve que es poner a la Iglesia patas arriba, como pretende ser el comunismo. El comunismo se presenta como un gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo. Y quiere un orden de cosas en el que todos sean completamente iguales, en el que todos manden, y nadie obedezca a ninguna autoridad — como fingimiento, porque en realidad evidentemente no es así, pero como fingimiento, así es como se presentan.
Y ésta es la primera característica de la nueva Iglesia.
* Anarquía y regresión al estado salvaje — el objetivo de la Revolución.
La segunda característica de la nueva Iglesia está tomada de lo que es la quintaesencia del comunismo, que es la Revolución de la que Uds. habrán oído hablar, la Revolución de la Sorbona en 1968. Que es una revolución más radical que el propio comunismo. La Sorbona es una famosa escuela de París, fundada en la Edad Media, pero que degeneró posteriormente. Y uno de los lemas que los revolucionarios de la Sorbona colocaron en el edificio de la Sorbona, mientras la tomaban, era este lema: “Prohibido prohibir”. Es decir, todas las prohibiciones estaban prohibidas. Cada uno podía y debía hacer lo que quisiera.
Y el amor libre, la promiscuidad sexual absoluta, el incesto, la homosexualidad, todo esto podía ser como era, porque era delicioso, y era el reino de lo delicioso que se inauguraba. La delincuencia ya no debería existir. Todo el mundo tenía derecho a hacer lo que quisiera. Ya nada era delito. Era la anarquía total.
La aplicación de eso en la Iglesia es: todas las leyes de la vieja moral se suprimen. Las mujeres pueden pasearse en pantalón; pueden llevar pantalones cortos que lleguen más allá de la rodilla. Evidentemente sin falda; escotes cada vez más grandes. Cuando van a la playa, ni siquiera se puede describir cómo se presentan.
Hace poco, la televisión de París mostró un acto sexual filmado en televisión ¡para toda Francia! De hecho, para una gran parte del mundo, porque la televisión es muy poderosa, y difunde sus imágenes, proyecciones, más o menos a una gran parte de los países de Europa, etc.
Sólo un organismo ha protestado. El episcopado francés no protestó. Se trata de un órgano vinculado a la TFP francesa, llamado Avenir de la Culture —El Futuro de la Cultura—, que combate estas inmoralidades mediante el “mailing”, es decir, el envío de cartas, etc., todo un sistema muy interesante, y que está teniendo mucho aplauso por parte de la parte moralizada de la población francesa.
Por otra parte, sigue formando parte de la doctrina [de los progresistas] que, en el fondo, la civilización tal como existe, con casas, con máquinas, con oficinas, con museos, con hospitales, todo debe desaparecer. El hombre debe retroceder al estado salvaje. Porque la organización perfecta del hombre es la del indio [3]. Y, por eso, es necesario valorar el papel de los indios, el papel de aquellos entre los negros que aún viven como los indios aquí en América, como ciertas tribus de negros en África, estos deben ser valorados, porque son modelos para la humanidad. ¡Y nosotros, los civilizados, somos los equivocados!
En el análisis final, se ve que es la destrucción de toda civilización, de toda cultura, de todo, en favor de un ideal anárquico, ¡que es evidentemente un ideal satánico!
* El subconsumo y la vagancia del régimen cubano, un ideal revolucionario para la Iglesia y para el mundo
Esta postura lleva a una conclusión final. Y la conclusión es la siguiente. Uds. encuentran esta conclusión, por ejemplo, en los trabajos de Fray Betto, en los trabajos de Fray Boff [4] sobre Cuba. Han visitado Cuba. Llegaron a la conclusión de que la Cuba comunista ofrece a su pueblo, a los que viven en la isla, unas condiciones de vida mucho peores que las de Occidente, que las de Brasil, por ejemplo.
¡Pero! Atención: ¡nadie se muere de hambre! Y esta pobreza en la que viven es algo bueno para el hombre, porque el hombre, viviendo en la pobreza, no es codicioso de las cosas terrenales. Y comprende que, trabajando poco, ganando poco, comiendo poco, consumiendo poco, lleva una vida más holgada, más vagabunda y más feliz. Y que, por lo tanto, el estado de pobreza en Cuba es un estado de pobreza para nosotros. No para ellos. Ellos son los ricachos que llevan una vida más holgada que cualquier ricacho de Occidente. ¡El ricacho del Occidente se rompe la cabeza para conservar su fortuna! Un vagabundo de Cuba se pasa el día tumbado en la playa. Es cierto que come un panecillo por la noche, antes de acostarse. Pero ¿qué daño hace? ¡Nada! ¡Tiene las delicias de la ociosidad!
No consume lo suficiente. Y es en el subconsumo, en la inexistencia de cualquier objeto más fino, más bello, lujoso, etc., donde reside el verdadero propósito del mundo.
Por lo tanto, Uds. perciben que esto es similar a lo que los progresistas quieren para la Iglesia Católica. Quieren destruir la Iglesia católica, convertirla en un pequeño puñado de personas, que vivan en la pobreza, en iglesias pobres, feas y sin ninguna forma de belleza. Susurrando entre ellos, y llevando la vida como puedan, dentro de la inacción, ¡totalmente libres de toda moralidad! Esta es la Iglesia que quieren para el siglo XXI, para el siglo en el que estamos a punto de entrar. Es la Iglesia que denunció San Pío X.
NOTAS
[1] Sobre la “Teologia de la Liberación” recomendamos a nuestros visitantes el artículo “La Teología de la liberación, explicada a fondo“, noticiando la presentación del libro “Teología de la Liberación, un salvavidas de plomo para los pobres“, de Julio Loredo, un dedicado discípulo del Prof. Plinio. Un extenso y profundo estudio de la TL, mayormente en sus aplicaciones a América Latina. Una disertación del autor sobre el tema puede ser oída aquí.
[2] CEB’s – Comunidades Eclesiales de Base – Sobre las CEBs ver: “Las CEBs: instrumento de La izquierda católica para “reformar Brasil” en un sentido socializante”.
Para una documentada y detallada información sobre las CEBs ver el libro (en portugués): AS CEBs … Das quais muito se fala, Pouco se conhece – A TFP as descreve como são.
[3] Para um mejor conocimiento sobre la doctrina indigenista progresista (retomada por el Sínodo Amazónico, ONGs ambientalistas, pseudo indigenistas) recomendamos un estudio publicado en 1977 por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira – y ampliamente confirmado por los hechos en 2019: “Tribalismo indígena, un ideal comuno-misionero para el Brasil del siglo XXI”. (en portugués)
[4] Fray Betto (dominico) y el ex-Fray Boff (OFM) – Dos religiosos exponentes de la Teología de la Liberación. Fray Betto se envolvió en la guerrilla comunista en los años 70 y Boff ha evolucionado de la Teología de la Liberación para una posición ecológica radical de fondo panteísta.
Sobre Fay Betto se puede encontrar una información en la publicación Na “Noite Sandinista” O INCITAMENTO À GUERRILHA” – Issuu (pág. 8-9)
Sobre el ex-Fray Boff ver: Catolicismo n° 406-407, out-nov de 1984