Por Plinio Corrêa de Oliveira
AMBIENTES, COSTUMBRES, CIVILIZACIONES
Catolicismo Nº 124 – Abril de 1961
La Revolución es eximia en deformar a los ojos de la posteridad la verdadera fisonomía moral de los Santos.
Hubo un tiempo en que, para ello, se servía de la injuria y de la mentira. Falsificando diretamente os fatos históricos, procurava denegrir este ou aquele Santo, para atacar assim a Igreja. Mas a contra-ofensiva vitoriosa dos historiadores católicos desmoralizou esta estratégia.
Riquísima casulla que perteneció a San Vicente de Paul, y se encuentra hoy en el museo Arzobispal de Lyon
Falsificando directamente los hechos históricos, intentaba denigrar éste o aquél santo, para así atacar a la Iglesia. Pero la contra-ofensiva victoriosa de los historiadores católicos desmoralizó esta estratégia.
Se aplicó después una táctica diferente: la de la unilateralidad histórica. San Vicente de Paul fue atacado de modo especial por este procedimiento. Así, poniendo en relieve la caridad —verdaderamente angélica de este santo admirable— se procuró ocultar su intrépida e inflexible combatividad contra el jansenismo. Resulta que la combatividad de los buenos es una virtud que la Revolución se empeña particularmente en evitar que los fieles conozcan y practiquen. Por esto trata de silenciarla en la vida de los santos. El éxito de esa maniobra es patente: el número de los que han oído hablar de las luchas de San Vicente contra el jansenismo es muy pequeño…
Hoy en día, no es raro encontrar en círculos socialistas y de otros sus congéneres a personas a las que les gustaría que la Iglesia llevara a cabo una transformación igualitaria. No se trata de vender estos o aquellos tesoros para socorrer excepcionalmente a necesidades de emergencia de los pobres. Se trata, eso sí, de, a título definitivo, modificar el aspecto de las funciones litúrgicas y del arte sacro. Nada de ricos ornamentos, de relicarios valiosos, de lujosos edificios sagrados, como los antiguos palacios episcopales, por ejemplo. Esto no cuadra, dicen, con la caridad evangélica. Conviene dar todo el dinero a los pobres.
El grabado de arriba (de Abraham Bosse – Museo Carnavalet) representa la visita a un enfermo pobre, hecha por personas de relevancia social, costumbre que tanto estimuló a San Vicente de Paul
Como es sabido, la pobreza en Francia era frecuente, en la época de San Vicente. Este no sólo obtuvo y distribuyó una cantidad inmensa de limosnas, sino que movió a muchos miembros de la nobleza y de la burguesía a visitar a los pobres, ayudándolos con dinero y también con asistencia moral.
Sin embargo, el Santo usó para el culto paramentos esplendidos, verdaderamente regios.
La primera foto muestra una riquísima casulla que perteneció a San Vicente de Paul, y se encuentra hoy en el museo Arzobispal de Lyon.
El grabado de arriba (grabado de Abraham Bosse – Museo Carnavalet) representa la visita a un enfermo pobre, hecha por personas de relevancia social, costumbre que tanto estimuló el Santo.
Se manifiestan así dos aspectos armónicos de esa alma admirable.