Plinio Corrêa de Oliveira

 

 

La espada: símbolo de heroísmo y de pompa

 

 

 

 

 

Conferencia del 9 de mayo de 1969. Extractos. Sin revisión del autor (*)

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François Athanase de Charette de La Contrie (1763-1796)

La espada está hoy completamente superada como arma de guerra, y nadie puede querer entrar en combate afilando una espada.

Ella no es un arma de guerra actualmente, para la agresión ni para la defensa. Se puede decir que está prácticamente eliminada de los armamentos modernos.

Sin embargo, a pesar de ello, en todos los ejércitos de los países civilizados, los oficiales la llevan en las ocasiones de gran solemnidad.

En una época en que el desaparecimiento de la espada como arma llega a su auge, de tal manera ella se tornó simbólica, que no se comprende un oficial sin su espada.

Por otra parte, existen Academias de Letras en varios países en las que se usa uniforme y cuyos académicos, en las ocasiones solemnes, llevan una espada.

El momento en que el literato llega al auge de su gloria y es proclamado “inmortal” -de la más mortal de las inmortalidades- no le dan una gran pluma para usarla como un adorno simbólico, pues quedaría ridículo. Él se siente inhibido si no tiene una espada. De manera que un literato que usa uniforme, usa también espada.

Hasta hace algún tiempo, el uniforme de los diplomáticos tenía también una espada. Actualmente no sé si la conservan todavía. 

        

¿Cuál es la razón de esto?

Es que la espada quedó asociada a una serie de aspectos poéticos y heroicos, símbolo de la caballería y de la dignidad humana, que no se disocian de ella.

Por eso, en la espada se juntan no sólo la belleza de la forma, sino también la excelente calidad del material utilizado en su confección, muchas veces ornamentada con incrustaciones de metales nobles y de piedras preciosas.

Y cuando su detentor posee una fe ardiente y un espíritu sacral, no duda en colocar una reliquia del santo de su mayor devoción en su empuñadura.

En la Antigüedad clásica, aún no se había construido toda la leyenda en torno de la espada que sobre ella se tejió durante la Edad Media.

En esta fase histórica se supo ver la espada con profundidad, sublimarla y transformarla en el más alto símbolo de la dignidad humana.

Un rey para ser coronado usa siempre la espada.

Para todo lo que es elevado, de pompa, que el igualitarismo moderno aún dejó de elevado, se usa la espada.

¿Qué es más bonito decir: “Heredé de mi padre una espada” o “yo heredé de mi padre un refrigerador, un Cadillac o una industria”?

Puede ser más lucrativo heredar una industria, sin embargo tiene más belleza en poder decir: “¡Heredé de mi padre una espada que, en los campos de batalla, defendió la civilización cristiana. Él fue un héroe y murió en la guerra. La espada que usaba como militar, como combatiente, el me la legó!”

Una espada así debería ser guardada en una capilla, pues ella se transformó en una reliquia.

(*) Traducción por Acción Familia (Santiago de Chile).


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