Juan Gonzalo Larrain Campbell

 

 

Plinio Corrêa de Oliveira:

 

Previsiones y Denuncias

en defensa de la Iglesia y de la civilización cristiana

"CATOLICISMO" – Abril de 2005

 

La ruptura germano-rusa:

hábil maniobra revolucionaria

 

La ruptura de la alianza germano-rusa, en 1941, prevista y documentada en las páginas del Legionário, por la pluma de su director.

 

En sus ediciones de febrero y abril de 1995, mostramos en Catolicismo la previsión hecha por Plinio Corrêa de Oliveira del estallido de la Segunda Guerra Mundial y también de uno de los hechos más sorprendentes ocurrido poco antes: el pacto Ribbentrop-Molotov.

De un alcance no menor que el referido arriba, fue la previsión hecha por él sobre la ruptura germano-rusa, como maniobra revolucionaria armada pour épater les bourgeois (para desconcertar a los ‘burgueses’).

En los dos primeros años de la Guerra, la alianza nazi-comunista ayudó mucho a Hitler. De hecho, contando con la neutralidad rusa, los ejércitos nazis, después de conquistar Polonia, atacaron los Balcanes y se apoderaron de Checoslovaquia. Sin preocupación con el frente oriental, concentraron sus esfuerzos en la conquista de Europa occidental, invadiendo Holanda y Bélgica para dominar Francia y atacar Inglaterra.

 

Gran secreto: prohibido inclusive de ser escrito

En junio de 1941, sin embargo, una vez más la opinión pública mundial fue sorprendida, esta vez con el ataque de Alemania a Rusia, como lo había sido con la firma del Pacto Ribbentrob-Molotov. Con respecto al carácter inesperado de este ataque son bien sintomáticas las palabras que el general Guderian —uno de los más importantes militares nazis que participaron de la invasión de Rusia— pronunció en Nuremberg:

“Yo percibí el primer indicio de una guerra con Rusia en otoño de 1940, después de la visita de Molotov a Berlín. El jefe del Estado Mayor, Helder, me habló de una operación en estudio, que debía ser llevada a cabo por tres grupos de ejércitos [...].El secreto era tan grande, que era prohibido escribirlo en cualquier circunstancia. Quedé espantado. Pensé que no tendríamos que combatir sino en un frente y que nuestra amistad con la Rusia soviética podría ser salvaguardada”[1].

Sin embargo, aquello que sorprendió al propio general alemán, y era tenido como secreto de guerra por el alto comando nazi en 1940, ya había sido pronosticado por Plinio Corrêa de Oliveira en 1939.

Guiado por la convicción profundamente racional de la unidad del proceso revolucionario y, en consecuencia, de la solidaridad de fondo que existe entre sus agentes (en este caso, el nazismo y el comunismo), él nunca se dejó engañar por las disensiones, aun las más aparatosas, que surgiesen entre ellos.

Además de esto, compenetrado de que el móvil profundo de los agentes de la Revolución mundial es destruir la Iglesia Católica y la civilización cristiana, analizaba la situación política internacional con ese cuadro de fondo, pudiendo así discernir y denunciar los designios más ocultos de la Revolución con un acierto nunca desmentido.

 

Bastidores de la ruptura de Alemania con Rusia

En el caso del vaivén nazi-comunista, para los intereses de la Revolución mundial la victoria podía ser otorgada a uno u otro, dependiendo de las circunstancias del momento. A pesar de las inmensas ventajas que Alemania obtuvo aliándose a Rusia, desde 1939 Plinio Corrêa de Oliveira comenzó a alertar los espíritus para una eventual ruptura germano-rusa, que terminó por concretarse en junio de 1941.

Durante ese período, la impopularidad del nazismo iba creciendo, inclusive dentro de Alemania, lo que fue volviendo cada vez más difícil alcanzar la meta revolucionaria de conquistar el mundo a través del socialismo pardo. Se hacía necesario disociar el nazismo del comunismo, de manera que éste quedase del lado de los vencedores (aliados) y se intentase por medio del comunismo el avance de la Revolución en el mundo.

¿Cómo disociarlos? Haciendo que Alemania atacara a Rusia. Fue precisamente lo que ocurrió.

A continuación pasamos a documentar el itinerario de las hipótesis que condujeron a Plinio Corrêa de Oliveira a formular esta previsión[2].

 

Es posible que Hitler y Stalin jueguen que son enemigos

En artículo significativamente titulado “Confusão”, en el cual analiza los movimientos de bastidores de la política internacional, él levanta la hipótesis de que Hitler y Stalin vuelvan a fingir que son enemigos:

“No hay, en el juego de socios hecho por los dos dictadores totalitarios, por el dictador rojo y por los dos dictadores democráticos [referencia a Daladier y Chamberlain que estaban imponiendo a sus respectivos paises aceptar una política entreguista frente a Hitler], ningún interés en desenmascarar de tal manera la recíproca solidaridad. Fue una inhabilidad, desde este punto de vista, el pacto germano-ruso. Es posible que, dentro de poco, Hitler y Stalin jueguen nuevamente que son enemigos, ‘pour épater les bourgeois’ y despistar al público”[3].

 

La mascarada nazi-soviética puede recomenzar

Escrutando el horizonte de la situación mundial, en diciembre de 1940 Plinio Corrêa de Oliveira revelaba la falsedad del vaivén germano-ruso, levantando nuevamente la hipótesis de una eventual ruptura:

La política internacional continúa llena de misterios, entre los cuales el más importante es el de las relaciones germano-rusas. Las dos potencias totalitarias parecen estar representando para el mundo entero una farsa de juego de escondite. Ya sea que dejen caer la máscara de su pseudo incompatibilidad y presenten al público sus faces idénticas de hermanas siamesas, sea que se cubran nuevamente con la máscara de enemigos iracundos, y que amenacen trabar entre sí una lucha a muerte. En medio de todo esto, el público crédulo e ingenuo queda sin saber qué pensar. Y, así, la mascarada va continuando, mientras los actuales señores del mundo lo quieran[4].

Y una semana después, insistía:

“El Legionário ya ha afirmado reiteradamente que la mascarada germano-soviética puede recomenzar de un momento a otro, y que, hoy o mañana, bien puede ser que Moscú y Berlín recomiencen la comedia de su recíproco antagonismo, con la cual tan sensibles ventajas obtuvieran algún tiempo atrás”[5].

 

Guerra contra el catolicismo: última meta de Hitler

Finalizando el año 40, pronosticaba:

“En el momento en que escribimos, los diarios acentúan las perspectivas de una agresión nazi a Rusia, abierta por la invasión de los territorios húngaros y rumanos por tropas alemanas destinadas, según parece, a una gran acción militar de fines aún ignorados.

“El Legionário ya tuvo ocasión de decir insistentemente, en más de uno de sus números, que la hostilidad ficticia del nazismo contra el comunismo, amainada oficialmente (oficialmente, sí, y sólo oficialmente, puesto que en el terreno concreto nunca hubo lucha y nada había que amainar) por intereses políticos del momento, de un instante a otro podría readquirir nuevo vigor. Pues sería muy del modo de ser del dictador nazi dar un golpe duro en el comunismo, presentándose así a la humanidad como un nuevo Constantino, y, prestigiado por los éxitos de esta victoria ‘cristiana’, emprender más resueltamente que nunca la guerra al Catolicismo”[6].

 

Ruptura de la colaboración germano-soviética

Un mes antes de la agresión nazi, Plinio Corrêa de Oliveira prenunciaba, contra todas las expectativas, que Alemania podría atacar a Rusia:

“Como todos ven, la colaboración germano-rusa está alcanzando su auge por la intervención activa de Rusia, al lado de Alemania, en la política asiática.

“El Legionário ya previó largamente todo lo que está pasando. Y, exactamente ahora, cuando parece haber llegado a su cenit esta colaboración, nos permitimos adelantar una cosa más a nuestros lectores, cosa ésta que ciertamente les causará sorpresa: en el pié en

que están esas relaciones, tanto es posible que duren largamente, cuanto que, de repente, Alemania agreda a Rusia. Y todo esto sin que deje de ser perfectamente real la simbiosis nazi-comunista. Qui vivrá verrá”[7].

En el mes siguiente, Alemania invadía Rusia…

 

Periodista auténticamente contra-revolucionario

A propósito de la previsión de este ataque, que sorprendió hasta al general Guderian, Plinio Corrêa de Oliveira, 40 años después, conversando con un amigo, comentó:

Yo me recuerdo perfectamente de mí mismo escribiendo los ‘7 días en Revista’ [nombre de una sección del Legionário] del 18-5-1941, previendo la ruptura germano-rusa, en mi vieja máquina de escribir, apurado y pensando conmigo mismo: ‘Con esta previsión que estoy haciendo, y que se va a cumplir, si yo fuese un periodista revolucionario de un diario cualquiera, yo me haría famoso en el mundo entero. Pero estoy escribiendo esto, y nadie le dará la mínima importancia’ ”.

Es cierto que altos poderes del mundo actual, estando en manos revolucionarias —sean cuales sean los colores con los que se presentan, las metamorfosis que se ven obligados a realizar, y los retrocesos tácticos más inesperados a que tengan que recurrir— han hecho todo lo posible para acallar la única voz que denunció y desenmascaró a la Revolución en toda su amplitud. No pudiendo silenciarla completamente, han procurado desfigurarla, disminuirla, desvirtuarla y perseguirla, para intentar quitarle la plenitud de su combatividad contra-revolucionaria.

Sin embargo, no tenemos la menor duda en nuestro corazón de que vendrá un día, como Nuestra Señora prometió en Fátima, del triunfo de su Inmaculado Corazón, el cual pulverizará a los poderes revolucionarios. Y que, a partir de entonces, Plinio Corrêa de Oliveira será reconocido, por un mundo regenerado, como el hombre providencial que guió a la opinión católica en la vía de la defensa permanente de la civilización cristiana.

 


[1] Historama, Nº 246, Mayo de 1972, p. 58, Raynard Cartier, Comment Hitler a perdu la bataille de Moscou.

[2] Es necesario dejar claro que la ruptura nazi-comunista no invalidaba la tesis de la unión ideológica de fondo de ambos regímenes. En  efecto, esto fue probado ad nauseam por la actitud de Hitler durante la guerra, especialmente a partir de 1943, cuando concentró todos sus esfuerzos en el frente occidental, dejando prácticamente libre a Rusia para conquistar los países de Europa oriental, donde estableció su tiranía roja durante más de 40 años. En la ocasión, Plinio Corrêa de Oliveira escribió varios artículos sustentando esa tesis, que la Historia se encargó de confirmar. (cfr. site www.pliniocorrreadeoliveira.info).

[3] Legionário, Nº 366, 17-9-1939, Confusão.

[4] Legionário, Nº 429, 1-12-1940, 7 días en revista.

[5] Legionário, Nº 430, 8-12-1940, 7 días en revista.

[6] Legionário, Nº 433, 29-12-1940, 7 días en revista.

[7] Legionário, Nº 453, 18-5-1941, 7 días en revista.


 

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