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Parte III

La psicocirugía revolucionaria en cámara lenta

 

Tres operaciones de efectos reversibles y una  nueva vía revolucionaria...

·      Se desvencijan las estructuras del Estado sin desmontarlos todavía. (Sistema jurídico institucional – autonomías – Corona)

·      Corrosión de las instituciones en la sociedad (Propiedad – familia – educación).

·      Transformación “lúdica” de las mentalidades. (Ambientes – costumbres – cultura y civilización).

… que conduce a una sociedad disgregada autogestionaria, sin Dios ni ley.

 Sección tercera: La reforma de la sociedad


Capítulo 11 - 1er. parte

 

Demolición moral e institucional de la familia española

 

Por las razones tácticas ya expuestas, los socialistas decidieron no aventurarse a una destrucción drástica e inmediata de la propiedad privada, con la consiguiente implantación de la dictadura socioeconómica igualitaria. Su acción destructora de las instituciones que constituyen los pilares de la actual sociedad se vuelve, pues, prioritariamente, contra la familia.

El ataque socialista a la familia española se desarrolla en tres frentes simultáneos que se apoyan mutuamente y que serán analizados por separado en esta sección: el jurídico-institucional —del que trataremos en este capítulo— el educativo —que veremos en el próximo— y el de las costumbres, en el subsiguiente. En este triple frente, más que en ningún otro, el socialismo manifiesta claramente que sus objetivos no se ciñen a la conquista del Poder para aplicar un determinado programa de gobierno, sino que van mucho más lejos. Lo que el PSOE tiene en vista es producir un cambio fundamental e irreversible en el hombre y en la sociedad, de acuerdo con una concepción filosófica radicalmente atea, igualitaria y libertaria.

Para realizar esta transformación la familia, pura y simplemente, debe dejar de existir. Pero, de acuerdo al estilo neosocialista del PSOE, deberá desaparecer gradualmente, evitando la ruptura irremediable del consenso ecuménico, en un proceso presentado como la interpretación de las ansias populares reprimidas que exigen más libertad e igualdad.

 

I — Familia y utopía socialista, dos realidades que se excluyen

 

Actuando de este modo, el PSOE no sólo escoge un terreno que le es tácticamente más favorable —dada la permisividad moral que tiende a aumentar en Occidente—, sino que obedece también a sus objetivos estratégicos a largo plazo y a sus más radicales principios filosóficos. Para alcanzar el igualitarismo, la destrucción de la familia —so pretexto de modernización y liberación sexual— parece en estos momentos un camino menos peligroso a los designios revolucionarios que la destrucción de la propiedad privada a golpes de decretos o de fuerza, que despertaría reacciones incontrolables.

La doble motivación estratégico-filosófica responde a una cuestión de fondo que debe ser considerada con detenimiento.

La familia católica comunica a sus miembros una mentalidad y un modo de ser que los hace naturalmente refractarios al utopismo revolucionario. En el ambiente familiar de un hogar bien constituido, el niño vive bajo la influencia de determinados principios que reflejan de modo admirable el orden del universo: la unidad en la diversidad, la jerarquía, la estabilidad, la rectitud moral, etc.

 

1-  La familia desarrolla el sentido jerárquico iluminado por el principio de contradicción

El orden jerárquico es presentado en los clichés revolucionarios como si fuese una cascada de desprecios* tiránica y odiosa, que baja de las clases superiores hacia las inferiores. Por ello debe ser abolido**. Sin embargo, el niño, en contacto con sus mayores, siente que sobre él se ejerce una autoridad acogedora, benévola y protectora. Tiende a formar así una idea diametralmente opuesta de la revolucionaria. Su espíritu infantil, observador y asimilativo, asocia naturalmente las nociones de autoridad y de jerarquía con las ideas de bien, verdad y belleza. Es una primera forma de intelección (germinativa pero ya completa en lo esencial) del relacionamiento humano. Los superiores —el padre, la madre, los hermanos mayores— por su acción directiva acogen, protegen y elevan a los inferiores; es decir, son buenos y deben ser queridos. Quien no los estime será, en esa medida, visto como malo, falso, feo***.

 

* Un famoso revolucionario francés, el P. Emanuel José Siéyes (1748-1836), describió la organización de las clases sociales de su tiempo —entre ellas el Clero— como una "cascada de desprecios". Es decir, los superiores desprecian a sus inferiores, por lo cual éstos odian a aquellos. No se puede expresar de modo más conciso el principio que genera la lucha de clases. Siéyes fue vicario general de Chartres, y después, durante la Revolución Francesa, sucesivamente miembro de la Asamblea Nacional Constituyente de 1789, de la Convención, del Consejo de los 500, del Directorio y del Consulado.

 

** Por el contrario, Santo Tomás enseña que las desigualdades armónicas son un bien deseado por Dios: "Sacó Dios las criaturas al ser para comunicarles su bondad y representarla por ellas. Y como esta bondad no podía representarse convenientemente por una sola criatura, produjo muchas y diversas, a fin de que lo que faltaba a cada una para representar la divina bondad se supliese por las otras. Porque la bondad que en Dios es simple y uniforme, en las criaturas es múltiple y está dividida. Así la bondad de Dios está participada y representada de un modo más perfecto por todo el universo en conjunto que lo estaría por una sola criatura, cualquiera que ésta fuese" (I, q. 47, a.I).

Las armoniosas desigualdades sociales, representando mejor las perfecciones divinas, facilitan el conocimiento de Dios a través de sus creaturas. Son, pues, un presupuesto psicológico para conocer y amar a Dios. Por el contrario, el igualitarismo social tiende normalmente a producir el efecto opuesto, o sea, dificultar psicológicamente el amor de Dios.

 

*** Las analogías que el alma infantil establece no son arbitrarias. Santo Tomás relaciona tres virtudes —la religión (adoración a Dios), la observancia (honra a los gobernantes) y la piedad (honra a los padres)— mostrando que son consecuencia de un mismo movimiento virtuoso del alma, que tan sólo se diferencia en grados. Sobre la virtud de la religión, dice: "A la religión compete manifestar la veneración a un solo Dios bajo una única razón: el ser el primer principio de la creación y gobierno universales, por lo que leemos en Malaquías: 'Si yo soy vuestro Padre, ¿por qué no me honráis como a tal?' Al padre, en efecto, le pertenece la generación y gobierno" (2-2, q. 81, a.3). El Doctor Angélico enseña aún sobre el culto a Dios y a los padres: "El hombre se hace deudor de los demás según la excelencia y según los beneficios que de ellos ha recibido. Por ambos títulos, Dios ocupa el primer lugar, por ser sumamente excelente y por ser principio primero de nuestro existir y de nuestro gobierno. Después de Dios, los padres y la patria son también principios de nuestro ser y gobierno, pues de ellos hemos nacido y nos hemos criado. Por lo tanto, después de Dios, a los padres y a la patria es a quienes más debemos. Y como a la religión toca dar culto a Dios, así en un grado inferior, a la piedad pertenece rendir un culto a los padres ya la patria (...) El culto que se rinde a Dios, incluye, como algo particular, el culto que se debe a los padres (...) Y de ahí que el nombre de piedad exprese también el culto a Dios" (2-2, q. 101, a.1). Y sobre la observancia afirma: "El príncipe, a quien honramos por la observancia, se compara al padre, que es objeto de piedad, como el gobernante universal al particular" (2.2, q. 102, a. 3).

Estas analogías, nacidas del orden natural de las cosas, siempre fueron enseñadas por la iglesia. El pensador revolucionario Jean-Louis Flandrin critica acerbamente a la Iglesia por utilizar como modelo para la Religión, la sociedad y el Estado, las relaciones que rigen la familia: "Desde el origen del cristianismo, la familia se consideró como una monarquía de derecho divino. No debemos subestimar la importancia histórica —y tal vez esencial— que la autoridad paterna o dominical tiene para el cristianismo (...) Los primeros cristianos se sirvieron de las relaciones de subordinación al padre, al marido, al señor (dominus) (...) para explicar y lograr la aceptación de la obediencia absoluta a un Dios único, considerado como Padre universal y Señor (Dominus) universal. (...) La autoridad del padre de familia y la autoridad de Dios no sólo se legitimaron recíprocamente, sino que ambas sirvieron para legitimar todas las demás autoridades. Reyes, señores, patronos, eclesiásticos, todos se presentaron como padres y como representantes de Dios. Estas imágenes no siempre se comprenden porque la del padre ha experimentado grandes modificaciones (...) Este alcance social, político y eclesiástico que se daba al cuarto mandamiento de Dios prueba la importancia fundamental de la relación padres-hijos en la sociedad occidental del Antiguo Régimen" (Jean-Louis FLANDRIN, Orígenes de la familia moderna, pp. 154-156).

 

Delicadeza, templanza, lógica y lozanía... sólo pueden resultar de mucha fe y mucha pureza.

Madre castellana - Lagartera (Toledo) - (José Ortiz Echagüe)

La familia tradicional y católica grave obstáculo al utopismo revolucionario

El ambiente familiar de un hogar bien constituido refleja de modo admirable el orden del universo, la unidad, la diversidad, la jerarquía, la estabilidad, los principios morales, etc. Pese a la gran decadencia de la vida cristiana en nuestros días, los trazos de autoridad, compostura y tradición aún difusos en las familias, constituyen un freno importante al avance de la revolución libertaria e igualitaria.

Se comprende, pues, que el PSOE considere la familia tradicional como un enemigo que debe ser abatido.

Es verdad que la estructura familiar venía sufriendo en España desde hace varias décadas un continuo proceso de erosión y descaracterización, acentuado con la urbanización descontrolada y masificante, la revolución industrial y, sobre todo, por la inmoralidad en las costumbres.

El PSOE encontró, pues, el terreno preparado para su aventura.

 

Más tarde, el niño verá proyectarse en una sociedad cristiana las mismas ideas que había amado en el ámbito familiar: las diversas clases que componen la jerarquía social se vinculan armoniosamente, como en una familia de familias, y son vistas como fundamentalmente buenas. Por encima de toda esa escala de jerarquías proporcionadas, aparece la noción de seres superiores más perfectos —los ángeles— puestos en el ápice de la creación, y se llega, por fin, a la idea de Dios Nuestro Señor, suma autoridad y bondad. Este admirable orden ascendente, que ya en la infancia se vislumbra en el ambiente de familia, es la antítesis del magma ideológico so­cialista...*

 

* Según la doctrina marxista, el igualitarismo quitaría a la Religión sus "raíces sociales". El líder comunista francés Roger Garaudy, mostró cómo la eliminación de las desigualdades en la sociedad es una condición para el triunfo del ateísmo: "Un marxista no puede decir que la eliminación de las creencias religiosas es una condición sine qua non para la construcción del comunismo. Karl Marx mostraba, por el contrario, que sólo la realización completa del comunismo, al tornar transparentes las relaciones sociales, haría posible la desaparición de la concepción religiosa del mundo. Para un marxista, pues, es la construcción del comunismo la condición sine qua non para eliminar las raíces sociales de la religión y no la eliminación de las creencias religiosas la condición para la construcción del comunismo" (Roger GARAUDY y otros, L'homme chrétien et l'homme marxiste, p. 64).

 

2-  La familia y la formación de la personalidad

Cabe añadir a esto que una familia bien constituida es el ambiente más propicio para el desarrollo de personalidades individuales definidas, ricas y fuertes. Hay en el temperamento y en la mentalidad de los miembros de una misma familia trazos comunes a todos ellos, que después, por las misteriosas leyes de la herencia, se reproducen de algún modo en sus descendientes y contribuyen en gran medida a modelar su carácter. Es un patrimonio psicológico y moral mucho más valioso que el patrimonio material familiar que le sirve de complemento.

Este patrimonio psicológico y moral permite a cada nueva generación enfrentar la vida en sociedad, puesto que viene apoyada y protegida por el afecto, el calor y la experiencia de su ambiente familiar, como una planta que antes de soportar la intemperie, creció en las condiciones climatológicas adecuadas de un invernadero.

Todo este desarrollo admirable no sería duradero ni posible sin la confianza mutua de los cónyuges, que brota del carácter indisoluble del vínculo matrimonial y es favorecida por las gracias sobrenaturales del sacramento. La familia católica ha sido así la natural propagadora de una concepción orgánica y jerárquicamente armónica de la sociedad y de las relaciones humanas, y santuario difusor de una moralidad que es, a su vez, condición de su propia existencia.

Evidentemente, los espíritus formados en el seno de una familia genuinamente católica no serán propensos a aceptar los devaneos igualitarios y libertarios del socialismo, que les parecerán arbitrarios, errados y chocantes: en suma, contrarios al orden natural de las cosas. Esto continúa válido en nuestros días, pues a pesar de la gran decadencia de la vida cristiana en el Occidente contemporáneo, los trazos de autoridad, compostura y tradición todavía difusos en las familias, constituyen un freno al avance de la revolución anárquica e igualitaria.

 

3- Para los socialistas, la familia es la matriz del orden social que debe desaparecer

Por ello, los socialistas postulan la desaparición de la estructura familiar definida y estable, en lo posible sin traumas, como parte del proceso de demolición silenciosa del Estado y de la sociedad*. El debilitamiento y la desnaturalización de ésta son, en efecto, condiciones esenciales para llevar a cabo la transformación psicocultural que persigue el PSOE.

 

* Las más diversas corrientes socialistas han manifestado su incompatibilidad con la familia. La Internacional Socialista y los partidos a ella afiliados, pese a no proponer por el momento la abolición de la familia, apoyan medidas que de hecho la destruyen: el divorcio, el aborto voluntario, la distribución gratuita de anticonceptivos, la demolición de ¡a patria potestad, una injerencia excesiva del Estado en la forma de criar y educar a los hijos, etc. (cfr. "Socialist International Women Bulletin", n ° 1, 1981, p. 4; n °. 4-5, 1982, p. 29; LABOUR PARTY, Labour's Programme 1982, p. 104; PARTI SOCIA LISTE, Projet pour la France des années 80, pp. 151-152, 247, 313-314); PARTIDO SOCIALISTA, Declarado de principios e programa, ítem 3.7.2.4. En las corrientes socialistas modernas, que buscan su inspiración en el Mayo del 68, la familia se considera como la "escuela de esclavitud social", "el verdadero taller del orden social", orden que estas corrientes quieren destruir (ARVON, Le Gauchisme, p. 68).

 

O sea, en la perspectiva socialista la familia no es únicamente un escollo de carácter estratégico. Constituye, antes que nada, la propia matriz del orden social jerárquico y tradicional que se quiere destruir, y uno de sus símbolos más emblemáticos. Y es sobre todo por eso que debe desaparecer*.

 

* Más especialmente a partir de Mayo de 1968, muchas corrientes socialistas de Occidente comenzaron a mostrar, con matices diversos, una radicalidad nueva en su odio a la familia, inspiradas en las doctrinas de Sigmund Freud, Wilhelm Reich, Herbert Marcuse y otros.

Freud (1856-1939) fue el fundador del psicoanálisis, un método de diagnóstico y tratamiento de ciertas neurosis basado en la preponderancia del inconsciente y en el determinismo de los actos humanos, y que concede al instinto sexual una influencia primordial en el comportamiento humano. Wilhelm Reich (1897-1957), austríaco como Freud, discípulo de éste y adepto del comunismo, fue el teórico del freudo-marxismo y uno de los más conocidos divulgadores de la llamada liberación sexual y del movimiento antiautoritario y antifamiliar. Herbert Marcuse, de la escuela marxista de Frankfurt, fue el principal inspirador doctrinario de la rebelión anarquista de la Sorbona de 1968. La tesis de Reich, adoptada por Marcuse, según la cual la familia es una "fábrica de ideologías autoritarias y de estructuras mentales conservadoras" (ARVON, Le Gauchisme, p. 68) que deberá ser desmantelada, inspira el pensamiento socialista actual. El Proyecto socialista para los años 80 del PS francés, celebra la rebelión de Mayo del 68 como una revolución contra el principio de autoridad al afirmar que "el profesor, el patrón, el padre, el marido, el jefe grande o pequeño, célebre o aspirante a serlo, he ahí en adelante el enemigo. Todo poder se siente cada vez más como una manipulación". Y los socialistas franceses se felicitan porque "no se volverá atrás. Las formas tradicionales de la autoridad no serán restauradas. Y eso, en particular en la familia" (PARTI SOCIALISTE, Projet Socialiste, pp. 123-125).

El progresismo católico, compañero de viaje del socialismo, condena la influencia que la familia ejerce sobre los hijos y, en consecuencia, sobre el orden social. En un artículo para la revista teológica "Proyección", editada en la Facultad de Teología de Granada, Carlos Domínguez Morano, profesor de Psicología, dice que la familia es "el instrumento más eficaz para la transmisión de los valores, criterios y convencionalismos". Para él, "la figura del padre está especialmente llamada a la superación. No hay ningún lugar para el padre en la comunidad de los cristianos". Y esto porque "la figura del padre ejerce (...) en la familia el papel de primer representante de la prohibición y de la ley". Considera que "cualquier tipo de proyección paterna sobre otras figuras sociales ha de ser superada (...) Nadie sobre la tierra puede arrogarse ningún tipo de paternidad (...) El lugar del padre quedará por siempre vacío". Más aún, la imagen de la influencia paterna debe ser destruida en la propia alma: "La supervivencia psíquica de la figura paterna en el interior de la persona ha de quedar sepultada" para que el hombre pueda "librarse de la ley" y "entrar en la dinámica de la libertad" (Carlos Domínguez Morano, Los lazos de la carne in "Proyección", n° 139, octubre-diciembre de 1985, pp. 307, 310-314).

Por su parte, Charles Maccio, escritor socialista radical, explica que sí no se modifican las relaciones internas de la familia, las revoluciones fracasan: "La historia enseña que tas revoluciones que cambian la sociedad desde arriba, modifican ciertamente las estructuras sociales, pero su labor no es suficiente (...) Es necesario cambiar también nuestras relaciones sociales (...) La familia puede ser el lugar de experimentación del cambio (...) tanto en el seno de la pareja (hombre-mujer), como en relación a los hijos” (Charles MACCIO, Educación de la libertad, p. 165).

El P. Marciano Vidal, a su vez, propone un cambio radical. Para que la familia pueda formar "sujetos" al servicio de la "transformación social" —entiéndase la revolución— debe abandonar su estructura tradicional basada en la "ética de los deberes familiares" (“amor, reverencia y obediencia'') y pasar a ser "democrática", "igualitaria" y "corresponsable" (P. Marciano VIDAL, Familia y Valores Éticos, pp. 12-23, 31-32).

 

4-  El matrimonio católico indisoluble presentado como una "prisión"

Los más altos principios que la familia encarna son, pues, para los socialistas, antiprincipios; y los deberes a ella inherentes, un yugo arbitrario y extravagante.

No será una vaga y laica ética social la que conduzca a los hombres al ejercicio de la templanza y abnegación cristianas, necesarias para que una vida familiar resista a los desgastes inherentes a toda convivencia humana, agravados hoy en día por el deterioro de las costumbres. Sin religión no existe moral digna de este nombre. Esta última encuentra su auténtico y único fundamento en el culto debido a Dios Nuestro Señor y en la obediencia a su Santa Ley.

En su incompatibilidad irreductible con la familia, el PSOE explota la natural dificultad del hombre en dominar sus pasiones desordenadas, especialmente el orgullo, que conduce al odio a toda superioridad, y la sensualidad, que tiende a romper el límite impuesto por las normas morales. El matrimonio católico indisoluble es, según los socialistas, una "prisión", como lo proclamó el Grupo Parlamentario del PSOE... [1]. Prisión que ya fue abierta con la aprobación del divorcio en 1981, pero que, como veremos, el PSOE pretende destruir acabando con cualquier estructura que coarte la "libertad de los cónyuges"...

 

II — Los objetivos concretos del PSOE, según las resoluciones de sus congresos

 

Como vimos en el capítulo 6, el propio Felipe González reconoció que el actual proyecto del PSOE —del cual forma parte la demolición de la familia— es fruto de una elaborada y minuciosa acumulación ideológica de las dos últimas décadas. Sin embargo, por su extremada radicalidad, la difusión de dicho proyecto se hizo principalmente en círculos reducidos de intelectuales de izquierda, de militantes socialistas más ardorosos, etc.. Por otra parte, hasta ahora la propaganda del PSOE no ha hecho sino presentar, a una opinión pública adormecida y poco interesada en textos ideológicos, la imagen ya descrita de flexibilidad y adogmatismo que tranquiliza y aumenta el sopor. Así, el votante socialista común y el público en general sólo conocen fragmentos superficiales, cuidadosamente aguados y azucarados, de ese proyecto. Y no tienen una visión de conjunto y en profundidad de su verdadero alcance.

Conviene, pues, recordar aquí los trazos esenciales de la propuesta socialista, definida sobre todo a partir del 28 Congreso del PSOE en 1979.

 

1-  El PSOE es enemigo del concepto tradicional de familia

Los socialistas no esconden sus designios de intervenir en el propio seno de la familia, para introducir en ésta, por medio de sucesivas operaciones psicoquirúrgicas, su igualitarismo autogestionario.

 

Minar los fundamentos morales y la estabilidad jurídica de la familia española

"El objetivo de los socialistas debe ser el conseguir un cambio substancial en las relaciones interpersonales y concretamente en las relaciones dentro del ámbito de la familia" A partir de su 28 Congreso, en 1979, el PSOE definió algunas de sus propuestas:

— Introducción de la democracia en la familia, con “igualdad de oportunidades, derechos y responsabilidades para todos los miembros que la componen".

"Asumir" la revolución feminista. Para el PSOE la función tradicional de esposa y madre de familia es una opresión impuesta por el hombre.

“Asumir la lucha reivindicativa de los homosexuales"

— Eliminación virtual de la patria potestad.

— Equiparación del matrimonio a las uniones ilegítimas.

— Divorcio rápido y sin excepciones.

— Subvertir la propia finalidad de la unión conyugal.

— "Educación sexual" desde el preescolar; control de la natalidad; aborto.

Las reformas del centrista Suárez

Las primeras medidas para el desmantelamiento legal de la familia española fueron tomadas por Adolfo Suárez y los sectores de la UCD que le secundaron:

1978

 — Despenalización del adulterio y del amancebamiento.

— Despenalización del comercio y propaganda de los anticonceptivos.

1981

— Equiparación entre esposa y concubina; entre hijos legítimos e ilegítimos.

— Se suprime la figura del jefe de familia, igualando la autoridad de los cónyuges.

— Se introduce el divorcio en España.

a) La democracia socialista no tendrá solidez mientras no transforme radicalmente la familia.— El PSOE lo declara abierta mente. Para implantar la democracia igualitaria, la familia cristiana y tradicional es un obstáculo que debe ser eliminado : “El objetivo de los socialistas debe ser el conseguir un cambio substancial en las relaciones interpersonales y concretamente en las relaciones dentro del ámbito de la familia. Para asentar sólidamente la democracia en la sociedad española deberá promover cambios en las actitudes sociales que hacen perdurar las prácticas del autoritarismo, de la desigualdad y de la exclusión en el seno de la familia." [2]

 

b) La introducción del igualitarismo en la familia.— Para los socialistas "es urgente introducir en esta institución primaria la igualdad de oportunidades, derechos y responsabilidades para todos los miembros que la componen" [3]. Es difícil imaginar cómo será esta igualdad: por ejemplo, ¿los hijos tendrán igual derecho a mandar que los padres?*

 

* El actual Gobierno socialista de Suecia, por ejemplo, pretende otorgar a los niños, desde los 12 años, la independencia de sus padres en asuntos como toxicomanía, alcoholismo, control de la natalidad, aborto, etc. Los padres no podrán ejercer ningún derecho de tutela sobre ellos en dichos asuntos, ni impedirles que abandonen el hogar desde esa edad. El proyecto, elaborado por la llamada Comisión para los derechos de los niños, será tramitado en breve por el Riksdag (Parlamento sueco), dominado por los socialistas (Francesco S. Alonso, Magiorenni a 12 anni? Si ma in Svezia in "Il Corriere della Sera", 17-4-1987).

 

Pero además, bajo estas fórmulas de un tono casi técnico-administrativo, lo que el PSOE se arroga es la facultad, que ni la Iglesia posee, de cambiar arbitrariamente y por completo la estructura de las relaciones familiares. Si se considera que la familia es una célula social anterior al Estado y autónoma en relación a éste, estamos en presencia de una subversión global y totalitaria del orden natural, pues el Estado no tiene el derecho de imponer formas de relación entre los miembros de la familia. Una subversión global y totalitaria, sí, aunque se haga sin recurrir a los campos de concentración y a otras medidas formalmente dictatoriales*.

 

*Todo atentado perpetrado contra la familia es un atentado contra la humanidad

"La dignidad, los derechos y los deberes del hogar familiar, establecido por Dios mismo como célula vital de la sociedad son, por ello mismo, tan antiguos como el mundo; son independientes del poder del Estado, que debería protegerlos y defenderlos si se hallan amenazados. (...) Precisamente porque es el elemento orgánico de la sociedad, todo atentado perpetrado contra ella es un atentado contra la humanidad. Dios ha puesto en el corazón del hombre y de la mujer, como un instinto innato, el amor conyugal, el amor paterno y materno, el amor filial. Por consiguiente, querer arrancar y paralizar este triple amor, es una profanación que por sí misma horroriza y que lleva fatalmente hacia su ruina a la patria y a la humanidad" (PIO XII, Alocución a los Delegados de la Unión Internacional de Organizaciones Familiares, 20-9-1949, § 3).

 

2-  Los múltiples aspectos de la reforma demoledora

Como es habitual en la revolución promovida por el PSOE, sólo se logra ver el alcance de las medidas parciales con que pretende desmontar las estructuras del Estado y de la sociedad, cuando se las considera en su conjunto. La familia cristiana no es destruida de un solo golpe, sino que va siendo minada en su estructura jerárquica, en sus fundamentos morales y en su estabilidad jurídica, y colocada en pie de igualdad con toda clase de uniones ilegítimas.

 

a) "Asumir" la revolución feminista.— Uno de los medios principales para conseguir esta igualdad será dar impulso a la revolución feminista. Al igual que los comunistas, el PSOE afirma que el concepto de esposa y madre de familia es un instrumento de opresión impuesta por el hombre: hasta hoy las mujeres han sido educadas de acuerdo a "la ideología dominante que tiene un modelo de comportamiento femenino que le es imprescindible para mantener y transmitir unas relaciones sociales basadas en la propiedad privada y la célula familiar" [4]. Es necesario, pues, aliarse con los nuevos movimientos culturales liberadores para eliminar esa opresión. Para lo cual “el partido socialista debe asumir en el marco de su propia ideología cuanto de liberador tiene el feminismo (...). Todo ello sin miedo a estar cerca de posiciones que en un momento determinado pueden parecer muy avanzadas (...) pero que sabemos justas y que, poco a poco, son asimiladas por la sociedad." [5]

Se debe tener en cuenta, en este sentido, que las corrientes más activas del feminismo español, de cuyas posiciones el PSOE no tiene "miedo a estar cerca", proponen "destruir la familia" y hacerla "desaparecer totalmente"*.

 

* El feminismo español, en sus expresiones más radicales, propone destruir la familia hasta hacerla desaparecer.

Por ejemplo, Lidia Falcón, de la Organización Feminista Re­volucionaria, afirma: "Lo que pasa es que esta superestructura ideológica [antirrevolucionaria], que ha sido estudiada siempre, y sobre la que escriben Freud y Reich, mantiene la estructura económica sobre la que se asienta el Estado, el poder, la sociedad, la clase dominante. (...) La familia será lo último que se destruya. El movimiento feminista avanza y la mujer se irá preparando, concienciándose cada vez más de su situación. Las mujeres se unirán a este movimiento feminista y serán militantes feministas (...), incluso destruirán su familia" (in María José RAGUE, Proceso a la familia española, pp. 29-31).

Lo mismo sostiene un grupo de feministas de Barcelona: "Es evidente que la familia debe desaparecer totalmente. (...) Es como muy difícil (...) imaginar cómo será la sociedad en un futuro. Nos quedan sólo los sueños y las ilusiones, y la conciencia de lo que debe ser destruido totalmente" (Ib., p. 35).

Esta radicalidad no parece preocupar a los socialistas. Narcís Serra, actual ministro de Defensa, constata que "el desarrollo del feminismo" está empezando a producir "el cambio de la relación hombre-mujer", que es "la vía más fundamental de una transformación profunda de la familia" (ib., p. 114). ¡"Transformación profunda" que está destrozando la familia española!

 

b) Fin de la patria potestad.— Para preparar legalmente la implosión igualitaria de la familia, el socialismo propone la eliminación virtual de la patria potestad. Una Resolución del PSOE estima que se debe regular "la patria potestad no como un poder sino como un conjunto de obligaciones y responsabilidades compartidas por el padre o la madre en relación con los hijos” [6]

 

c) Equiparación del matrimonio con las uniones ilegítimas.— Propone la mencionada resolución una "derogación de las clases de filiación existentes, de la distinción de los hijos habidos fuera del matrimonio, discriminaciones intolerables (...) que perjudican especialmente a la madre soltera" [7]. O sea, ser hijo legítimo dejará de tener cualquier significado legal, ya que es un concepto discriminatorio "intolerable" para la tolerancia del PSOE*. Y en esa misma medida deja de tener significado la distinción entre esposa legítima y concubina.

 

* En los últimos años se ha desencadenado una campaña internacional a partir del uso indiscriminado... de una de las acepciones de la palabra discriminación. Por tratarse de uno de los instrumentos de propaganda del PSOE, es importante detenernos en su análisis.

Discriminar viene del latín discrimen, derivado de discernere, separar, dividir (cfr. Enciclopedia Universal Ilustrada Espasa Calpe). María Moliner, en su Diccionario de Uso del Español, señala que la primera acepción es "diferenciar, discernir, distinguir. Apreciar dos cosas como distintas (no la misma) o como desiguales". Por lo tanto, quien raciocina, discierne, distingue y ordena, necesariamente discrimina.

Hoy en día, sin embargo, la palabra discriminar está puesta al servicio de la referida campaña porque se la usa en su segunda acepción nueva, que también consigna el Diccionario de María Moliner: "acepción recientemente aceptada por la R. A. para su inclusión en el D. R. A. E. Específicamente, dar trato de inferioridad en una colectividad a ciertos miembros de ella, por motivos raciales, religiosos, políticos, etc."

En conclusión, discriminar ha llegado a ser, en su primera acepción, tal vez una de las palabras más combatidas y rechazadas, al contrario de otras como diálogo, tolerancia, ecumenismo, que son vistas con simpatía. Esta es una discriminación característica de los enemigos de todas las discriminaciones...

 

d) Divorcio rápido y sin excepciones.— El mismo Congreso del PSOE propone: "Elaboración de una ley de Divorcio (...) que disolverá sin ninguna excepción el matrimonio, cualquiera que hubiera sido la fecha y forma de celebración del mismo" [8]. O sea, la indisolubilidad del vínculo matrimonial como principio de orden natural deja de ser reconocida, "sin ninguna excepción".

Dice además: "El proceso debe basarse en la idea de rapidez." O sea, nada de reflexión, nada de buscar entendimientos... ¡disolvamos ya!

 

e ) Subvertir la propia finalidad del matrimonio. Endiosamiento del placer.— La unión sexual sólo es lícita en el matrimonio monogámico e indisoluble, cuyo fin primordial es la procreación y la educación de la prole. El socialismo subvierte totalmente esta concepción al sustituirla por otra, crudamente hedonista: "La sexualidad debe ser considerada como una dimensión placentera, la comunicación humana, independiente de la reproducción. Por lo tanto no podrá haber una auténtica entrega al placer sexual mientras exista el temor al embarazo no deseado." [9]

La consecuencia forzosa de esta concepción neopagana es que la familia, constituida principalmente para procrear y educar a los hijos, perderá su razón de ser a medida que se implante el sistema socialista...*

 

* Como veremos más adelante (cfr. capítulo 13), el programa hedonista del PSOE no conoce barreras morales ni naturales, e incluye el estímulo de la prostitución y de la homosexualidad.

 

f) "Educación" sexual desde el preescolar, control de la natalidad y aborto.— Desde esta perspectiva amoral el PSOE, en una "Resolución Sectorial" del 28 Congreso, traza su estrategia: "Para conseguir esta dimensión placentera de la comunicación humana son necesarias unas condiciones previas:

"1- Una educación sexual a todos los niveles de enseñanza (preescolar, EGB, etc.)

"2- Una planificación de la natalidad” cuyo programa modificará la "legislación referente a los medios anticonceptivos (...) prescripción y venta y difusión de informaciones sobre el control de la natalidad". Modificará también la "legislación sobre aplicación de métodos de tipo médico, social-humanitario y eugenético que justifiquen el aborto".

La planificación de la natalidad es considerada por el PSOE “un derecho de todos los individuos con independencia del estado civil." [10]

En su 29 Congreso, el PSOE propugna "la asunción y reconocimiento" del aborto, "mediante su ordenación legal y su inclusión en las prestaciones de la Seguridad Social" [11]. Y desde entonces ha ido radicalizando cada vez más esa postura: hoy en día ya defiende virtualmente la liberalización total del aborto.

 

III — La situación de la familia española cuando el PSOE subió al poder

 

Expuesta la estrategia demoledora del PSOE contra la familia, conviene señalar que las defensas psicológicas y morales de nuestra institución familiar eran ya precarias cuando los socialistas llegaron al Poder. En muchos aspectos, la familia española se asemejaba a una ciudadela con sus murallas agrietadas y torres semi-derruidas, y no a una plaza fuerte capaz de resistir cualquier asedio. Y esto por dos razones principales: de un lado, la estructura familiar en España viene sufriendo, desde los años 50, un proceso de erosión y descaracterización (que se ha acentuado fuertemente a partir de la década de los 70, debido a fenómenos relacionados con la urbanización masificante y la industrialización, cuya consecuencia más patente ha sido la reducción de la familia a su expresión nuclear). Por otra parte, la inmoralidad en las costumbres ha venido expandiéndose en forma continua, favorecida por el relativismo cada vez más extendido en todas las clases sociales y por el silencio u omisión de la mayor parte de los guardianes naturales de la moral cristiana. El auge de esta disgregación, antes de la subida del PSOE al Poder, fue la sanción de la ley del Divorcio, en 1981.

 

1- El deterioro de la familia, en números

Las estadísticas permiten de algún modo medir este debilitamiento familiar. Un ejemplo característico lo dá la caída de la tasa de nupcialidad (número anual de matrimonios por habitantes), mientras crecen las llamadas uniones libres, o sea el concubinato. Hasta 1978, la nupcialidad nunca había bajado del 7 por mil. Pero ya en 1979 se redujo al 6,6 por mil; en 1983 —últimos datos de que disponemos— ya había descendido al 4,8 por mil. El descenso numérico de los matrimonios también es expresivo: 213.000 en 1980, 179.000 en 1983 [12].

Evidentemente, ha disminuido también el número de nacimientos. En 1974 nacieron 685.000 niños y en 1984, sólo 480.000, lo que supone un descenso del 30 por 100 en diez años [13].

Desde 1981 la tasa de fecundidad (número de hijos por mujer en edad fértil), que era de 2,82 hijos en 1970, está por debajo del nivel de reemplazo generacional, que es de 2,1. En 1981 fue de 2,00; en 1982, de 1,90; y en 1983 había bajado a 1,79 [14]. España comienza a despoblarse, amenazando transformarse en un país de viejos.

Mientras tanto, la vida en el seno de la familia viene presentando también síntomas de decadencia. Uno de los más característicos y alarmantes es el número de niños maltratados: se estima que se producen 400.000 casos al año, como consecuencia de los cuales cerca de 900 niños pierden la vida, según se reveló en el Congreso Nacional de Pediatría celebrado en Alicante en junio de 1987 [15]. Se incluye entre los malos tratos "las lesiones físicas graves", "las agresiones psíquicas", "la inexistencia de las atenciones necesarias", y "los sometimientos a violaciones o explotación sexual''. Se calcula, además, que cerca de "medio millón de niños sufren en España marginación, abandono, malos tratos y explotación laboral y sexual." [16]

No siempre las estadísticas son dignas de todo crédito. Sin embargo, es indudable que las que acabamos de ver constituyen un indicio patente del deterioro familiar. Por otro lado, numerosos estudios indican que este deterioro corresponde a una tendencia que se va generalizando en Occidente*.

 

* Entre los cambios más notorios experimentados en la sociedad familiar en Occidente pueden enumerarse los siguientes:

— Matrimonios modernos, basados en la primacía de la pareja sobre la familia, así como en la indiferenciación de papeles entre hombre y mujer;

— Voluntad de la pareja de vivir algunos años sin niños, fruto de un egoísmo que ofende el fin primario del matrimonio;

— Generalización de la costumbre de no casarse sino vivir juntos por algún tiempo, experimentalmente, sin compromisos definidos;

— Los nuevos padres miman y casi no corrigen ni castigan, dejando de ser la ley y la autoridad para los hijos;

— La sociedad familiar fraternal nivela la diferencia entre sexos y generaciones; la autoridad deja de ser una, y pasa a ser compartida y difusa, lo que sucede habitualmente en concomitancia con la artificial post-adolescencia de los padres, que rehúyen tener actitudes y hábitos propios de la edad madura;

— Generalización de las relaciones sexuales prematrimoniales;

— Aceptación social del divorcio, de las madres solteras, y de las uniones homosexuales.

Sobre la crisis de la familia europea en general y española en particular, ver el estudio sobre Familia in "Comentario Sociológico", enero-junio de 1986, pp. 51-78.

 

Hace parte, como vimos, de la política socialista el apoyo y fomento de las reivindicaciones de los llamados movimientos sociales contra la moral sexual vigente. Con esto se acelera la disgregación de la familia y se crean una serie de situaciones de hecho que los socialistas se encargarán de con­validar por medio de reformas legales*. A su vez, estas reformas agravan el mal, exacerbando las tendencias hacia una permisividad cada vez más desenfrenada. De esta manera, el PSOE emprende dos tareas: estimular las tendencias revolucionarias en la sociedad y después legalizarlas desde el Poder.

 

* En relación a los movimientos sociales, el PSOE se propone llevar a cabo una acción "receptora y catalizadora" (PSOE, Resolución Política del Congreso Extraordinario, p. 17): "asumir todas las reivindicaciones" de los mismos (PSOE, Resoluciones 29 Congreso, p. 7); e integrarlos en "un amplio bloque de clases, agente de trasformaciones revolucionarias" (PSOE, Resolución Política del Congreso Extraordinario, p. 8). Sobre el papel de los "movimientos sociales" en la estrategia socialista ver capítulo 6.

 

2-  Las reformas del centrista Suárez

Las primeras medidas para la demolición legal de la familia fueron tomadas por Adolfo Suárez y los sectores más influyentes de la UCD que lo secundaron, comenzando por la despenalización del adulterio en 1978. Dichos sectores promovieron poco después la Constitución del consenso, que suprimió la figura del jefe de familia, igualando la autoridad de los cónyuges, sentó el principio de la equiparación entre la esposa y la concubina, así como entre la prole legítima y la ilegítima; y abrió las puertas al divorcio. Todo ello, naturalmente, con el apoyo y aplauso de socialistas y comunistas. En el mismo año, reformaron el artículo 416 del Código Penal, legalizando el comercio y propaganda de anticonceptivos. En 1981 vinieron los cambios concretos al derecho de familia incluidos en la reforma ucedista del Código Civil, aplicando dichas normas igualitarias e implantando el divorcio en España*. Es decir, no puede negarse que la UCD se anticipó en ejecutar una parte del programa socialista, facilitándole la tarea.

 

* El adulterio y el amancebamiento fueron despenalizados por la ley del 26 de mayo de 1978 (BOE, 30-5-1978). El art. 416 del Código Penal fue reformado por la ley 45/78, de 7 de octubre (BOE, 11-10-1978), permitiendo comercio y propaganda de anticonceptivos. La equiparación de derechos entre hijos legítimos e ilegítimos fue consagrada por la ley del 13 de mayo de 1981 que modificó los arts. 108 ss. del Código Civil. En octubre de 1987, el Tribunal Constitucional interpretó la disposi­ción transitoria octava de esta ley, según la cual las sucesiones abiertas antes de su promulgación deberían regirse por la "legislación anterior". Dicha interpretación equiparó a los hijos legítimos a los habidos fuera del matrimonio para efectos de herencia, aunque la sucesión haya sido abierta antes del 13 de mayo de 1981. Para ello se fundamenta en el artículo 14 de la Constitución, por ser "legislación anterior" a mayo de 1981, el cual prohíbe la discriminación y establece la igualdad ante la ley (cfr. "El País", 19-10-1987). La ley de 7 de julio de 1981 modificó el art. 66 del Código Civil, según el cual marido y mujer pasarán a tener iguales derechos y deberes. Esa misma ley también cambió los artículos 85 a 89 del referido Código, introduciendo el divorcio.

 

Los legisladores del PSOE, al fundamentar su posición favorable a la reforma ucedista de 1981, aprovecharon para arremeter contra la estructura familiar jerárquica. El Grupo Parlamentario socialista condenó los "criterios morales o religiosos que perpetúan en nuestro país un modelo de familia jerárquica", así como el matrimonio "de obligada ortodoxia católica indisoluble, verdadera prisión de los cónyuges." [17]

Los diputados del PSOE advirtieron que, aunque habían aprobado la reforma, la consideraban tímida e insatisfactoria, pues de acuerdo a "las expectativas abiertas por la Constitución" podía haber ido más lejos. Se reservaron así, la posibilidad de dar nuevos golpes demoledores en el momento oportuno.

 

3-  La gran ventaja del PSOE: la actitud inexplicable de importantes sectores eclesiásticos

Cuando en el futuro se estudie la apatía con la que la opinión pública asistió a todo ello, habrá que explicar también un punto que es capital: habiendo definido el PSOE su estrategia demoledora de la familia ya en el 28 Congreso, ¿por qué no se levantó la voz conjunta y unánime de los dirigentes católicos de la nación para alertar a la opinión pública? Es igualmente enigmático que cuando la coalición de Adolfo Suárez dio los primeros grandes pasos en dirección a los designios socialistas, esa misma voz conjunta y unánime no se haya levantado para mostrar cómo el plan anticristiano del PSOE comenzaba a realizarse de la mano de muchos políticos que se decían católicos practicantes*.

 

* Sobre las omisiones y ambigüedades de gran parle de la Jerarquía eclesiástica ante esta realidad, así como sobre las honrosas excepciones de prelados que condenaron categóricamente el carácter divorcista de la Constitución, se tratará en este libro en la Parte IV. TFP-Covadonga ya se refirió anteriormente a este tema, en el manifiesto titulado: ¿Cómo explicar lo inexplicable? Eclesiásticos favorecen la implantación del divorcio, documento ampliamente divulgado en toda España (Cfr. "Resistencia", enero 1978).

 

Ante el silencio de tantos eclesiásticos y siendo patente que innumerables católicos se disponían a votar al PSOE en las elecciones generales de 1982, TFP-Covadonga publicó el manifiesto titulado Carta abierta al PSOE — El socialismo español y la doctrina tradicional de la Iglesia, en el que denunciábamos la política de demolición global de la institución familiar propugnada por el Partido Socialista, así como otros puntos del proyecto socialista incompatibles con la doctrina católica. El documento fue publicado en "ABC" el 22 de octubre de 1982 y divulgado en las calles por los socios y cooperadores de nuestra entidad.

Pero quienes estaban revestidos de la autoridad y de los medios necesarios para alterar el curso de los acontecimientos no lo hicieron: la mayoría de las autoridades eclesiásticas no abandonó su postura omisa o ambigua frente al avance socialista hacia el Poder. La falta de una voz de alerta clara, global y conjunta del Episcopado nacional, la ausencia de un debate político serio que resaltase esos puntos del proyecto socialista, el clima de ecumenismo relativista y despreocupado que predominó entonces, hicieron que un número incalculable de católicos votase al Partido Socialista, llevándolo a la victoria, sin tener una noción exacta de lo que representaba ideológicamente. Estos hechos, que ya pertenecen a la historia, son indiscutibles.

Una vez más queda probado que hoy en día las izquierdas sólo avanzan gracias a la desidia de los moderados de centro y de derecha, y no por su propia capacidad de persuadir.

 


NOTAS

[1] PSOE, Cuadernos Parlamentarios, El Divorcio, p. 7.

[2] PSOE, Resoluciones — 28 Congreso del PSOE, p. 16.

[3] Ibídem.

[4] Cfr. ib., pp. 18 y 19.

[5] PSOE, Resoluciones — 29 Congreso del PSOE, pp. 232-233.

[6] PSOE, Resoluciones — 28 Congreso del PSOE, p. 16.

[7] Ibídem.

[8] Ibídem.

[9] Ibídem.

[10] Ibídem.

[11] PSOE, Resoluciones – 29 Congreso del PSOE, p. 234.

[12] Cfr. "ABC", 18-6-1986; "La Vanguardia", 24-4-1985; "Ya", 10-1-1985.

[13] "Ya" 3-5-1985 y 10-7-1986.

[14] "Ya", 3-5-1985.

[15] Cfr. "El País", 13-7-1986 y "Sur", 5-6-1987.

[16] Cfr. "El País", 13-7-1986 y 12-3-1987; "Sur", 5-6-1987.

[17] PSOE, Cuadernos Parlamentarios – El Divorcio, p. 7.