Plinio Corrêa de Oliveira

 

 

Quinta columna:

el misterioso y decisivo fenómeno

para derrotar al bien

 

 

 

 

 

 

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La expresión quinta columna [nota: es una expresión que designa un conjunto de personas desleales a la comunidad en la que viven, y que colaboran de distintas formas con el enemigo] fue acuñada por el General Mola durante la guerra civil española, pero fue utilizada posteriormente en el campo político.

Alguien dijo que la diplomacia y la política son la continuación de la guerra por otros medios. Quizá el conocimiento de ese concepto nos ayude a comprender el misterio de los sistemáticos errores que cometen quienes defienden las buenas causas.

Escribía Plinio Corrêa de Oliveira durante la II Guerra Mundial:

(la quinta columna) más o menos en todas partes ha hecho terribles devastaciones; ella ha obtenido para las fuerzas totalitarias más triunfos que todos los tanques, que todos los cañones y que todos los generales.

¿Qué es esta quinta columna, misteriosa y extensa, cuyos dedos mágicos e impalpables encuentran siempre, en el momento decisivo, en el lugar decisivo, en el puesto indispensable, al hombre servicial y flexible, que abre de modo sutil las puertas de las más intransponibles fortificaciones; anestesia y transforma en inofensivos conejillos de indias a los más valientes leones de la guerra y hiere con somnolienta ceguera a los más dinámicos y perspicaces estadistas? ¿A qué realidad trágica y satánicamente profunda corresponde ese gran misterio de iniquidad?

No es sorprendente que los fariseos hayan encontrado a un Judas. Pero, que el perfil diabólico de Iscariotes se multiplique indefinidamente, difundiéndose, deslizándose, tramando subrepticiamente y obteniendo victorias que son verdaderos golpes de prestidigitación, he aquí una novedad desconcertante, cuyo radio de acción parece trascender la órbita de los recursos humanos.

Por nuestra parte, estamos seguros de que el sustrato humano más profundo de la quinta columna no es proporcionado ni por los aventureros, ni por los oportunistas, ni por los traidores vulgares que, a peso de oro, sacrifican sus más sagrados deberes. Hay demasiado trabajo, demasiada inteligencia, demasiados éxitos en este vasto plan, para que demos al oportunista la honra de señalarlo como su autor. Sólo un idealismo ardiente y satánico, como el que animaba otrora a los propagandistas de la Revolución Francesa y del Comunismo, puede explicar tantas y tales victorias.

Pero este pequeño puñado de idealistas no valdría de nada si no encontrase a su servicio una cohorte de oportunistas, preocupados por lo inmediato, de brillantes frustrados y de inconsolables fracasados dispuestos a todo, a todos los riesgos como a todas las infamias, para mantener la fachada ilusoria de una situación social ya en ruinas, de una reputación ya comprometida o de una tradición ya manchada. Ahí, en ese bajo fondo humano se encuentran todos los agentes de la quinta columna, todos los miserables que servirán de instrumentos a esa catástrofe en marcha que es el totalitarismo

(*) Fuente: Plinio Corrêa de Oliveira, “Pearl Harbor y el Carnaval”, O Legionario, 15/02/1942. Traducción y difusión por Acción Familia (Santiago de Chile)


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