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				Nuestros lectores reconocerán de inmediato, en los clichés que 
				publicamos hoy, el traje típico de la mucama bahiana y la 
				indumentaria, también típica, de un elegante de bar 
		[1] en los 
				días que corren: dos trajes populares entre los cuales se puede 
				establecer una comparación. * 
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							 En el traje de la bahiana, nacido de las exigencias de la vida 
				cotidiana, se reflejan admirablemente la índole, las dotes, la 
				clase de encanto propio de una raza, así como las 
				características de cierto lugar y de cierta época.  | 
							
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				 En varias de nuestras ciudades, se generalizó un tipo de 
				elegante de taberna suburbano, con una indumentaria que, en sus 
				líneas generales, es la de nuestros días, pero con ciertos 
				pormenores peculiares: pantalón largo que se estrecha en el 
				tobillo; cintura del pantalón casi a la altura del corazón; gran 
				saco excesivamente largo, sombrero de copa baja y alas anchas.
				Si el elegante es blanco, usa el famoso peinado “cola de pato”. 
				Si es negro, se hizo planchar el pelo en un “peluquero”.  | 
						 
					 
				 
				La mucama es lo que es: con toda razón se siente digna y feliz. 
				Nuestro elegante, negro o blanco, trata de aparentar un dinero y 
				una situación que no tiene. El traje de la mucama es la moldura 
				de una personalidad. El traje del elegante es la moldura de una 
				personalidad que no tiene. 
				Es que el traje de la mucama nació de una época en que la moda 
				no estaba estandardizada para todos, en que cada uno se sentía bien 
				como estaba. 
				Y nuestro pobre “elegante”, rubio, moreno o negro, es hijo de 
				una época en que la moda se estandarizó, y los trajes ya no 
				tienen relación alguna con los individuos. De una época en que 
				nadie vive satisfecho con lo que es, y por eso vive de imitar. 
				¿Cuál es la razón de lo ridículo de nuestro elegante? En último 
				análisis, en estado agudo, el ridículo inherente a toda 
				imitación.
  
				 
			
			NOTAS 
      
		
		[1] "elegante de botequim", en el original, lo que sería 
				equivalente a un elegante de boliche, o de bar, 
				o similares. 
				
      Traducción por 
		
		Aristocracia y Sociedad Orgánica. 
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