Plinio Corrêa de Oliveira

AMBIENTES, COSTUMBRES, CIVILIZACIONES

Auténticos valores regionales

y cosmopolitización

 

"Catolicismo" N.º 138 - Junio de 1962

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Uno de los grandes esfuerzos de la Iglesia ha sido que su actividad misionera, lejos de privar a los pueblos gentiles de sus legítimas características, los purifique de sus elementos paganos e inmorales, y al mismo tiempo salvaguarde, bendiga y vivifique con la influencia de la Fe todo lo que hay de sano en ellos.

Porque la diversidad de dotes que Dios ha dado a las naciones en que se divide el género humano son elementos de riqueza espiritual y material, de armonía y de paz.

En consecuencia, la Iglesia no es cosmopolitizante, es decir, no desea eliminar las características regionales y nacionales, sino que tiende a protegerlas. Catolizar es reunir en la superior unidad de la Fe a los pueblos más diversos, sin eliminarlos como que fundiéndolos y licuándolos en un gigantesco crisol.

En el momento en que las naciones africanas alcanzan la independencia, en lugar de tender hacia la afirmación y el progreso según sus características nacionales, parecen ser arrastradas por un verdadero tifón de cosmopolitismo. Y esa absorción de todos en una inmensa e inexpresiva amalgama, que la Iglesia se abstuvo de llevar a cabo en su propio beneficio, se está llevando a cabo en beneficio de un neopaganismo occidental extremo, cuando no del comunismo, ambos ciertamente peores que el paganismo africano.

Por lo tanto, es oportuno mostrar algunos de los rasgos locales característicos de África, que deberían ser explotados de una u otra manera por un progreso inteligente que esté en armonía con sus bellas tradiciones.

Entre otros muchos ejemplos posibles, consideremos dos. 

En la primera imagen vemos un corcel blanco, con un pintoresco y complicado arnés, que se empina fogosamente. Pero el jefe de tribu nigeriano lo domina con elegancia: la elegancia varonil e desenvuelta del guerrero. Un auxiliar vestido con una hierática túnica bicolor tampoco se inmuta con el salto del corcel y lleva el paraguas, insignia de la dignidad de jefe.

El segundo cliché representa tres figuras típicas del norte de Nigeria, que forman un cuadro global, a la vez grandioso y poético, símbolo de un pueblo que aprecia los valores de su alma y es consciente de su dignidad. La admirable sencillez del traje del hombre que monta un camello contrasta con la riqueza y fantasía de la vestimenta del jinete y, sobre todo, de la persona que va a pie entre ambos. La enorme trompeta da algo de heroicidad a la escena.

Á frica legendaria y poética, que contiene auténticos valores culturales, aunque incipientes, cuya desaparición no se debe desear.

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