Plinio Corrêa de Oliveira

AMBIENTES, COSTUMBRES, CIVILIZACIONES

Pueblo, oh pueblo, ¡cuántos

crímenes se cometen en tu nombre!

 

"Catolicismo" N.º 180 - Diciembre de 1965

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Como es sabido, Madame Roland, una de las fautoras de la Revolución Francesa, habiendo sido condenada a la guillotina por los propios revolucionarios, tuvo, antes de morir, esta exclamación: “Libertad, libertad, ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!” Uno de estos verdaderos crímenes —probablemente, dígase de paso, de los menores— fue la decapitación de la infortunada agitadora.

Parafraseando a Madame Roland, debemos decir en estos turbios días de hoy: “Pueblo, pueblo, ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”

En nuestros días, la demagogia se encuentra en apuros. Para llevar a cabo su siniestro plan, que implica la violación de todas las leyes divinas y humanas hasta el último extremo, debe simular que ese es el deseo del pueblo torturado por la miseria, el hambre y la angustia. Con esto en mente, por un lado, exagera las proporciones de la miseria existente (como si éstas no fueran ya de por sí angustiosas). Por otro lado, genera sucesivas oleadas de rumores para hacer creer que las masas, presas de una rabia incontenible, están dispuestas a lanzarse a la revolución social. Para dar un barniz de verdad a estos rumores, la demagogia tiende a crear incidentes aquí y allá que dan la impresión de que las llamas de la lucha de clases a mano armada están a punto de estallar en cualquier momento. De esta manera crea una atmósfera irrespirable para obligar a los poderes constituidos y a la población amante del orden a todo tipo de concesiones revolucionarias.

Pero si esta torpe maniobra encuentra opositores decididos, la demagogia retrocede y todo se reduce a una tempestad en un vaso de agua.

De esto, que ocurre en todo el mundo, tuvimos un ejemplo sorprendente en Brasil durante la época comuno-janguista (N.R.: la agitación de inspiración comuno-socialista promovida por el gobierno izquierdista de João Goulart, apodado de “Jango”).

Especialmente en lo que se refiere a la reforma agraria socialista y confiscatoria, se propaló que era verdaderamente inaplazable para evitar la explosión de un asalto generalizado a los hacendados por parte de las masas indignadas.

Este fue el mismo argumento con el que incluso sectores católicos trataron de defender el agro-revisionismo y el agro-reformismo.

Han pasado cinco años desde la publicación de “Reforma Agrária - Questão de Consciência“ (N.R.: “Reforma Agraria - Cuestión de Conciencia”. Libro del autor de esta materia, en conjunto con otros coautores, tratando esencialmente sobre el Principio de la Propiedad privada aplicado a la cuestión agraria. Su versión en español – “Socialismo y Propiedad Rural se puede consultar pinchando aquí). Mientras tanto, ¿dónde está la explosión?

Sólo fue expulsar a la banda de cómicos janguistas y la comedia cesó.

En los últimos tiempos, en casi toda la América española, la demagogia ha suscitado una serie de guerrillas que parecen constituir las expresiones extremas de una indignación popular de dimensiones continentales, que ha llegado a su paroxismo. Los guerrilleros serían la vanguardia de la furia proletaria a punto de entregarse a una trágica venganza. Serían los defensores y mártires de la causa popular, los auténticos representantes de las masas enfurecidas.

Cuba sería, en esta perspectiva, la Covadonga roja, el punto de partida de la “guerra santa” del ateísmo.

Sin embargo, tras un primer momento de sorpresa, lo cierto es que la imagen presentada por la demagogia resultó ser totalmente falsa. Poco a poco, los pueblos de América Latina empezaron a mostrar su completo distanciamiento, cuando no hostilidad militante hacia sus supuestos representantes.

Esto, que debería figurar en letras grandes en los titulares de los periódicos, se infiere de una serie de indicios.

Algunos hechos son, en este sentido, muy significativos.

En Venezuela, por ejemplo, los estibadores de Maracaibo se negaron a descargar dos barcos británicos en protesta por las negociaciones de Inglaterra con Cuba (cf. Comentario Internacional del periódico “O Globo”, de Rio de Janeiro, edición de 1º-9-1965).

En el mismo país, el famoso líder guerrillero, conocido bajo el seudónimo de “Comandante Gavilán”, fue capturado, no por soldados, sino por valientes campesinos; y la guerrilla se está debilitando porque la población se niega a apoyar a los rebeldes (véase el artículo citado).

En Perú, los guerrilleros que se entregaron a las autoridades atestiguan que el movimiento subversivo, lejos de extenderse entre el pueblo, se desmorona gracias a las discrepancias y rivalidades internas (cf. telegrama del 15-9-1965 de AP), lo que siempre ocurre cuando no se consigue el éxito.

Por último, el Prof. Rovigatti, dirigente de Acción Católica Italiana, que enseñó durante algunos años en la Universidad de Caracas, hablando recientemente en una reunión promovida por la Asociación de Graduados Católicos Italianos y presidida por el Rvdmo. Cardenal Agnelo Rossi, en Roma, afirmó que el comunismo ha fracasado de tal modo en su esfuerzo por conquistar a las masas latinoamericanas que ha decidido dirigir su propaganda hacia la clase media y los estudiantes (cf. despacho del corresponsal del periódico “O Estado de São Paulo” en Roma, del 22-9-1965).

En vista de esto, ¿qué más?

A propósito, los signos de que la demagogia está perdiendo su poder de seducción con las masas también se pueden ver en otros países. En mayo de este año, por ejemplo, en la importante conferencia comunista de Génova, hubo oradores que lamentaron que el contingente marxista entre los trabajadores industriales fuera pequeño, y afirmaron que había estado disminuyendo en los últimos años, a pesar de los crecientes éxitos electorales del PCI.

Más angustioso aún, el dirigente comunista Amendola señaló que los jóvenes trabajadores están cada vez más contrarios al Partido: el 90% de sus miembros tienen más de 30 años, mientras que es seguro que el 50-60% de los trabajadores italianos tienen menos de esa edad. A pesar de las diversas medidas adoptadas, no hay pruebas de que esta situación haya cambiado (despacho del corresponsal citado, del 29 de mayo de 1965).

Volviendo a América Latina, a la vista de ese cuadro, ¿qué son los guerrilleros?

No pasan de ser enemigos del pueblo. Porque sus actividades bélicas sólo tienen el efecto de matar a los legítimos hijos de ese mismo pueblo: valientes y disciplinados soldados que mueren noblemente en el cumplimiento del deber, y campesinos que arriesgan su vida para defender contra los rojos sus posesiones y su patria.

Todo lo que se ha dicho aquí sobre la actitud anticomunista de las masas no conduce ni puede conducir a la afirmación de que no hay que hacer nada por el pueblo, ya que este no representa ningún peligro. Todo lo contrario. De hecho, en nuestra época, tan llena de episodios que casi harían dudar de la dignidad humana, uno de los aspectos más nobles y alentadores es esta aversión de las masas hacia la prédica marxista.

Estas consideraciones sólo pueden llevar a las mentes bien formadas a dar al pueblo, en abundancia, lo que le corresponde según la justicia y la caridad. Pretenden desenmascarar la horrible cara de la demagogia.

La sangre de Abel subió al cielo clamando venganza contra Caín.

Nuestro primer cliché muestra a un pobre hombre bárbaramente masacrado: es uno de los innumerables policías asesinados habitualmente en Venezuela por las hordas extremistas.

La otra imagen muestra a un pacífico venezolano asesinado por terroristas mientras estaba en una cola de votantes esperando su turno para votar. Son más de cuatro mil los venezolanos pacíficos asesinados por las FALN bolcheviques.

¿Nos dejará indiferentes la visión de esta sangre y esta tortura?

Traducido con auxilio de www.DeepL.com/Translator (free version)