Plinio Corrêa de Oliveira

 

AMBIENTES, COSTUMBRES, CIVILIZACIONES

 

La renuncia de san Francisco

 

"Catolicismo" Nº 683, noviembre de 2007 (*)

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A D V E R T E N C I A

Este texto es trascripción de cinta grabada con la conferencia del profesor Plinio Corrêa de Oliveira dirigida a los socios y cooperadores de la TFP. Conserva, por tanto, el estilo coloquial y hablado, sin haber pasado por ninguna revisión del autor.

Si el profesor Corrêa de Oliveira estuviera entre nosotros sin duda pediría que fuera colocada una explícita mención a su filial disposición de rectificar cualquier eventual discrepancia en relación al Magisterio inmutable de la Iglesia. Es lo que hacemos constar, con sus propias palabras, como homenaje a tan escrupuloso estado de espíritu:

“Católico apostólico romano, el autor de este texto se somete con filial ardor a las enseñanzas tradicionales de la Santa Iglesia. No obstante, si por lapso, algo en él hubiera en desacuerdo con dichas enseñanzas, desde ya y categóricamente lo rechaza”.

Las palabras “Revolución” y “Contra-Revolución”, son aquí empleadas en el sentido que se les da en el libro “Revolución y Contra-Revolución”, cuya primera edición apareció publicada en el número 100 de la revista “Catolicismo”, en abril de 1959.

El mecanismo de la impiedad frente a la fidelidad

 

 

La ilustración es del famoso fresco pintado por Giotto (**), reproduciendo un célebre episodio de la vida de san Francisco de Asís. Él, en su juventud, fue un hombre puro, pero mundano. En determinado momento, decidió cambiar de vida y ser exclusivamente de Nuestro Señor. Tocado por la gracia, comprendió que le era pedido la práctica de una pobreza mucho más radical de lo que Dios había inspirado a otros santos.

Se apartó entonces de todos los bienes que había recibido de su padre. Este último, indignado, lo condujo ante el obispo de Asís, protestando contra la vida que el hijo pretendía llevar. Declaró entonces “que ya no lo recibiría como hijo, si continuaba con ese tipo de vida”. San Francisco, en protesta contra este acto de tiranía de su padre, se despojó de su propia ropa y dijo: “Ahora, más que nunca, puedo decir: ‘Padre mío que estás en el cielo’, porque ya no soy hijo de Pedro Bernardone”. Acto seguido, devolvió la ropa a su progenitor.

*    *    *

En la escena de esta ruptura, se puede ver a san Francisco de Asís con una simple túnica; y —en un extremo de realismo— al obispo sosteniendo la vestimenta para que el santo no quede completamente desnudo; detrás del prelado, se ven figuras del clero.

Del otro lado está Pedro Bernardone. Muestra la opulencia del traje y el estilo de un comerciante bien establecido. Está en la cumbre de la situación de los demás burgueses presentes en el cuadro: todos muy bien vestidos, acostumbrados a la comodidad.

La pintura representa a los dos contendientes, a los dos partidos. Analicemos la reacción de cada uno de ellos.

La Iglesia —tiempos felices!— tomaba el partido de la virtud. El obispo es solidario con el santo, la actitud de los clérigos es recogida, compungida, compenetrada, de quien reza y acompaña devotamente una acción noble y bella.

¿Y cuál es la posición del partido comercial de la ciudad de Asís? Es la actitud de los indiferentes. El personaje que sostiene a Pedro Bernardone se entera de lo que pasa, pero no mueve los labios, no dice una sola palabra. No protesta ni aplaude.

Observen a los más cercanos a Bernardone: uno, medio horrorizado, hace un comentario; otro ostenta una notoria indiferencia. Con mirada vaga, otro se niega a tomar conocimiento de esta “abominación”.

La Orden franciscana está en la inminencia de ser fundada; y, la campaña de silencio ya comenzó, el indiferentismo tuvo inicio... Contra el silencio, el grito de san Francisco de Asís, mirando al cielo, sin reparar en los hombres.

¡El fresco revela muy bien el mecanismo de la impiedad frente a la fidelidad!

 


NOTAS

(*) Excerpta de conferencia proferida por el Prof. Plinio en 29 de junio de 1970. Sin revisión del autor.

(**) Este fresco, pintado por el célebre artista italiano Giotto di Bondone (1267-1337), se encuentra en la Basílica de San Francisco, en Asís.

Traducción y adaptación por "El Perú necesita de Fátima - Tesoros de la Fe".