
Imagen
de
Nuestra
Señora
del
Perpetuo
Socorro
Nuestra
Señora
del
Perpetuo
Socorro
una
ayuda
ininterrumpida,
que
nunca se
detiene,
que
nunca
cesa.
Nunca,
significa
en
ningún
minuto;
nunca
significa
en
ningún
lugar;
nunca
significa
en
ningún
caso.
La
simbología
de colores,
objetos y
letras
Intentaré
hacer un
“Santo del
Día” un
poco sui
generis:
no teniendo
un texto
como base
para los
comentarios,
sino una
pequeña
estampa que
representa
la imagen de
Nuestra
Señora del
Perpetuo
Socorro.
Después de
organizar la
proyección
de esta
imagen, se
me ocurrió
un problema:
es una
imagen de
inspiración
bizantina. Y
no se debe
ver en ella
el tipo de
belleza que
las imágenes
occidentales
presentan.
Si
consideramos,
por ejemplo,
la imagen de
Nuestra
Señora
Auxiliadora
que tenemos
en la
capilla de
nuestra
sede, o la
de Nuestra
Señora del
Carmen, en
la “sala de
la
tradición”,
o la de
Nuestra
Señora de
Fátima en el
Auditorio,
notarán que
son caras
muy bien
talladas,
muy bien
pintadas,
que
representan
las caras de
personas
hermosas. De
hecho, para
representar
el rostro de
la Reina del
Cielo,
parecería
razonable
hacerlo.
Si “bonita”
significa
una cara
bien
diseñada,
bien
arreglada,
cara de
muñeca,
entonces la
imagen que
les voy a
presentar no
es bonita.
Tiene mucha
expresión,
es de otras
épocas,
viene de
hace siglos.
Y esa es la
expresión
que se trata
de
considerar.
Así es que
pediría el
favor de
proyectar la
imagen.
Análisis de
la estampa
Es la imagen
de Nuestra
Señora del
Perpetuo
Socorro, una
invocación
muy hermosa,
difundida
hoy en la
Iglesia,
especialmente
por los
sacerdotes
redentoristas.
Esta
invocación
es muy
hermosa
porque
indica la
misericordia
invariable
de Nuestra
Señora. El
Perpetuo
Socorro es
un auxilio,
un acto de
misericordia,
de piedad
perpetua,
ininterrumpida,
que nunca se
detiene, que
nunca cesa,
que nunca se
suspende.
Nunca,
significa en
ningún
minuto;
nunca
significa en
ningún
lugar; nunca
significa en
ningún caso.
En otras
palabras, no
importa cuán
mala sea la
situación de
quienes
recurren a
Nuestra
Señora, ella
es la Madre
de la
Misericordia
y siempre
ayuda a
quienes se
dirigen a
Ella.
Esta imagen
fue hecha
con una
técnica
especial.
Comenzando
con el hecho
de que tiene
un fondo
dorado, que
se utilizó
mucho para
las imágenes
y los
cuadros de
personajes
en el
Antiguo
Imperio
Romano de
Occidente y
Oriente, así
como durante
una parte de
la Edad
Media.
La idea no
era ponerlos,
como lo
hacen hoy,
imaginándolos
en una sala,
en una
habitación,
en un
paisaje,
sentados en
una silla,
sino
imaginándolos
con un fondo
desconectado
de todo
tiempo, de
todo lugar y
de cualquier
especie de
idea
distinta de
la gloria.
Esta imagen
tiene como
fondo,
entonces,
este oro que
representa
la gloria de
la Reina del
Cielo. Noten
que ella
tiene un
halo dorado;
también el
Niño Jesús
tiene una
aureola
dorada.
Nuestra
Señora está
revestida
con un manto
azul que se
eleva hasta
su cabeza y
que la
envuelve.
Constituye
una especie
de chal.
Noten que
tiene algo
que se
parece a una
estrella (correspondiente
a la parte
superior de
su cabeza);
y, por otro
lado, algo
que parece
una
aplicación
de oro en la
tela misma y
que también
da la
impresión de
una estrella
o una cruz.
Analizando
más
detenidamente
la imagen de
Nuestra
Señora, se
dan cuenta
de que está
vestida con
una túnica
roja,
probablemente
rematada por
una tela
dorada. La
túnica roja
vuelve a
aparecer
aquí en la
manga,
porque la
capa está
apartada.
Como verán
en breve,
todas estas
cosas tienen
su
simbolismo.
Primero les
llamo la
atención
para los
detalles, y
luego
consideraremos
el valor, el
alcance de
estos
símbolos.
Relacionamiento
Madre-Hijo
El Niño
Jesús está
sentado en
la mano de
Nuestra
Señora.
Nuestra
Señora lo
lleva en la
mano. Él
está mirando
con una
fisonomía…
está
completamente
apoyado en
ella, pero
como un niño
que está muy
familiarizado
con su
madre; y
que,
mientras
disfruta del
placer de
estar cerca
del regazo
materno, sin
embargo, se
distrae con
algo que
está
mirando.
Hay, por
parte del
artista, una
cierta
impericia.
Ustedes ven
que el Niño
Jesús es
demasiado
grande para
ser llevado
de esta
manera por
Nuestra
Señora. Es
decir, hay
algo que no
es del todo
proporcional.
Incluso el
tipo de su
cuerpo, no
digo el
tamaño, sino
su tipo, da
la idea de
un
adolescente
más que el
cuerpo de un
niño.
La imagen es
muy
venerable,
pero no es
reputada
como una
gran obra de
arte, pero
sí muy
interesante,
en la que un
crítico
artístico
exigente
encuentra
defectos. Y,
alguien más
competente
que yo,
ciertamente
encontraría
defectos
mucho más
grandes.
Observen que
el Niño
Jesús está
vestido con
una túnica,
una cintura
rosada y,
con un poco
de
negligencia,
su capa está
caída aquí.
Y como la
capa es muy
amplia ‒lo
percibimos
porque está
caída‒ forma
numerosos
pliegues
que, en mi
opinión,
están muy
bien
estudiados,
y el
drapeado
también
parece muy
bien
estudiado y
muy natural.
Están
también los
ángeles con
los
instrumentos
de la
Pasión. Aquí
hay uno con
una túnica
roja, el
halo de
santidad,
una lanza y
la esponja
que
representa
la esponja
con hiel que
dieron a
beber a
Nuestro
Señor. Aquí,
otro ángel,
con una
túnica rosa,
con la cruz;
curiosamente,
una cruz con
varios
brazos.
Fisonomía de
la imagen
¿Qué podemos
decir, sobre
todo, sobre
la fisonomía
de la
imagen?
La imagen de
Nuestra
Señora es
muy
expresiva
debido a su
actitud
profundamente
materna.
Vemos a la
madre que
lleva a su
hijo con
extraordinaria
naturalidad,
con un
afecto
extraordinario;
toda la
intimidad
magnífica de
Nuestra
Señora con
el Niño Dios
aparece
allí. Porque
ustedes ven
que ella
tiene una
expresión
recogida en
sus ojos, de
una persona
que reza.
Pero pueden
ver que,
aunque lo
sostienen
con mucha
intimidad,
también lo
hace con un
profundo
respeto, una
profunda
veneración y
un profundo
recogimiento.
Ella está
rezándole a
Él, al mismo
tiempo que
lo carga.
Ella está
segura de
que tiene al
Dios
encarnado en
sus brazos y
su actitud
es de
adoración.
La fisonomía
de Nuestra
Señora: el
rostro no
está bien
diseñado.
Por ejemplo,
el cuello
parece muy
rígido. La
boca es
delicada; la
nariz, tal
vez,
demasiado
larga; y en
la forma de
la cara hay
alguna
inhabilidad
(del
artista),
cualquier
primitivismo
que llama la
atención.
Pero son
defectos
secundarios,
porque el
soplo del
arte
auténtico
existe allí
en la
expresión
recogida de
la
fisonomía,
en la
nobleza y en
el afecto
que revela
todo su
porte.
Símbolos
Ahora
pasamos al
simbolismo.
El traje de
Nuestra
Señora la
representa
con el manto
azul y la
túnica roja.
Ahora,
resulta que
el manto
azul
distinguía a
las vírgenes
y la túnica
roja
distinguía a
las madres.
De modo que
el rojo y el
azul indican
la virgen y
la madre. Es
una
combinación
hermosa:
símbolos
discretos,
que no
llaman la
atención,
pero que
definen
quién es
Nuestra
Señora.
Por otro
lado, para
mí, el
simbolismo
más
conmovedor
está aquí:
están viendo
el gesto con
el que el
Niño Jesús
se apoya en
la mano de
Nuestra
Señora y con
el que
Nuestra
Señora
sostiene sus
dos manos:
una mano
está
completamente
contenida
entre ese
dedo y el
dedo índice,
de tal
manera que
el
movimiento
de la mano
de Nuestra
Señora
gobierna el
movimiento
de la mano
del Niño
Jesús.
Era
exactamente
un símbolo
de antiguo
homenaje y
obediencia,
la mano del
inferior se
colocaba en
la mano del
superior, lo
que indicaba
su dominio,
su poder
sobre el
inferior.
Porque un
hombre que
toma las
manos del
otro,
evidentemente,
lo retiene
completo.
Entonces,
para indicar
el valor de
la oración
de Nuestra
Señora, que
puede todo
sobre del
Niño Jesús,
que Su
oración
gobierna al
Niño Jesús,
muy
naturalmente,
el artista
representó
al Niño
Jesús
rindiendo
este acto de
obediencia a
Nuestra
Señora. Si
no se
conociera el
simbolismo,
su posición
es tan
natural y
tan
frecuente en
los niños
que no se
diría que
tenía una
segunda
intención.
Lo que es
característico
de estos
cuadros es
que el
simbolismo
apenas
aflora y que
la persona
que lo
contempla
tiene la
distracción
de adivinar
lo que
significa
cada
símbolo. Es
una
ocupación
piadosa que
retiene la
atención en
la pintura y
es
incomparablemente
superior a
tales
acertijos de
cómics,
etc., etc.
Es una
actividad
noble, en la
cual la
persona
buscará algo
que tenga
significado.
¿Qué
representan
estos dos
ángeles?
Nuestra
Señora
sostiene al
Niño Jesús y
el Niño
Jesús mira a
los dos
ángeles y ve
su Pasión,
la cual es
profetizada
por Él. Es
decir, al
mismo tiempo
que la
virgen y la
madre son
recordadas
en ella, el
Niño es
recordado en
Él, pero
también el
Redentor que
era esperado
por los
profetas y
que
rescatará al
género
humano.
Además, un
detalle
pintoresco
es esa
sandalia que
cuelga al
pie del Niño
Jesús. En
esta estampa
que me fue
dada se
interpreta
lo
siguiente:
“La sandalia
desatada,
quizás un
símbolo de
un pecador
aún unido a
Jesús por un
hilo, el
último: la
devoción a
Nuestra
Señora”.
¡Estás
viendo que
es una linda
interpretación!
He conocido,
en mi vida,
tantas almas
suspendidas
como esta
sandalia, y
también he
visto tantas
almas
suspendidas
como ésta
levantarse
más tarde y
permanecer
como la otra
sandalia…
Esas letras
griegas
significan,
por un lado,
en la parte
superior:
Madre de
Dios. La
estrella, en
el velo de
Nuestra
Señora,
indica que
Nuestra
Señora es la
estrella que
nos guía en
el mar de la
vida al
Cielo. La
otra
abreviatura
significa
San Miguel
Arcángel. Es
él quien
presenta la
lanza y la
vara con la
esponja; el
otro ángel
es San
Gabriel que
hizo la
Anunciación;
la otra
abreviatura
de
Jesucristo.
Y así se
explica la
parte
esencial del
cuadro.
NOTAS
[1]
Excerpta de conferencia del Prof. Plinio Corrêa de
Oliveira a socios y cooperadores de la TFP a 18
de noviembre de 1968.
Traducción y adaptación por "Acción Familia".
Sin revisión del autor. |