Juan Gonzalo Larrain Campbell

 

 

Plinio Corrêa de Oliveira:

 

Previsiones y Denuncias

en defensa de la Iglesia y de la civilización cristiana

La barbarización de Occidente conduce al tribalismo

 

Plinio Corrêa de Oliveira describió la decadencia de Occidente y previó la sociedad anarco-tribalista a que éste llegaría. La propaganda indigenista actual confirma la previsión.

 

Muchas personas se preguntan por qué razón tantas personalidades eclesiásticas y civiles llevan a enaltecer la figura de los indios ¾en su condición salvaje y en cuanto no civilizados— dándoles un destaque desproporcionado en los medios de comunicación, u otorgando a los silvícolas inmensas extensiones territoriales.

Respuesta a esta justificada indagación ya la dio Plinio Corrêa de Oliveira. Desde los años 40, él predecía: la decadencia religiosa y moral que el proceso revolucionario venía produciendo, especialmente en Occidente, conduciría al mundo al completo abandono de la civilización y a un estado de cosas análogo al tribalismo.

 

“Se desahogan de la civilización”

Así, en 1944, escribiendo sobre el carnaval del año anterior, afirmaba:

“Cada vez más, la invasión torrencial de las ideas llamadas modernas destruía principios, diluía hábitos, deformaba sentimientos y desorientaba las mentalidades. Cada año representaba un escalón que se descendía en la escala de la moralidad. Y, por esto, cada carnaval siguiente traía consigo síntomas más característicos de decadencia moral. Todos los instintos, todos los atrevimientos, todas las impudicias, todas las facilidades, todos los desórdenes, cada vez más encendidos y peor contenidos en el curso del año, explotaban durante el carnaval con intensidad mayor. Los tres días de carnaval pasaban a ser la válvula por donde se transmitía la llama de un incendio que crecía bajo la aparente normalidad de la vida cotidiana. El carnaval perdió así su nota familiar. [...] Llegamos por fin a este resultado: antiguamente el carnaval era un desahogo. Pero desahogo presupone un ahogo. La vida se transformó en un carnaval; el carnaval perdió su razón de vivir [...].

“Todo el mundo, en estos días, huye para las playas y para los campos. ¿Para qué? ¿Para descansar? Sí. ¿Sólo para eso? Tal vez no. En efecto, una vez que han llegado a las playas, a los campos, ¿qué hacen los excursionistas? Otro desahogo. Se desahogan de la civilización. Se desvisten de todo cuanto pueden desvestirse.

Todo se desahoga, todo se desviste, todo toma ropas con corte de traje proletario o de mendigo (pero ¡con qué telas exorbitantemente caras!), todo toma aires de populacho, se quiebran las últimas ceremonias, se deshacen los últimos recatos, se disuelven las últimas dignidades; y, terminados los días de excursión, todo el mundo vuelve para la vida de todos los días un poco más enemigo de la ropa, de la línea, de la ceremonia, de lo que era antes. Es el fruto de este otro género de desahogo. Otrora el carnaval era el desahogo de la inmoralidad. Ahora, las excursiones a las playas y al campo sirven para desahogarse de las reglas más elementales del buen tono.

“De aquí a 30 años, es probable que el desahogo consista en usar sólo una tanga, no limpiarse más los oídos, ni la nariz, ni las uñas, escupir en el suelo, bailar samba descalzos en la selva. Habrá chozas lujosas, con un precio diario de 700 u 800 ‘cruceiros’ [moneda usada en Brasil en ese tiempo]. Cada pluma de tanga costará 100 ‘cruceiros’, lo que no será malo, porque las tangas no tendrán muchas plumas. Una tanga modelo cuya originalidad consistirá en ser de pluma de pájaros de varios países, costará algunos diez mil ‘cruceiros’.

Exageración, se dirá. Hace 30 años, había unos 'catones' [1] que predecían en qué pantano habríamos de  parar. Y había también unos 'tolerantones' que respondían: '¡exageración!'. Las exageraciones no estaban en los profetas, sino en los acontecimientos que superaron a las profecías [2].

 

IV Revolución y barbarie tribal

¡En la tercera parte de Revolución y Contra-Revolución, escrita en 1976, por lo tanto 32 años después del texto anterior, Plinio Corrêa de Oliveira explicita con detalles la previsión que había hecho en 1944. Al analizar la transformación interna por la cual pasaba la III Revolución (comunista), afirma que la dictadura del proletariado no es el fin del proceso revolucionario [3]. Y prevé el nacimiento de la IV Revolución.

“No es imposible, empero, prever como será la IV Revolución. [...]

“Ella deberá ser el derrocamiento de la dictadura del proletariado como consecuencia de una nueva crisis, por fuerza de la cual el Estado hipertrofiado será víctima de su propia hipertrofia. Y desaparecerá, dando origen a un estado de cosas cientificista y cooperativista, en el cual ¾dicen los comunistas— el hombre habrá alcanzado un grado de libertad, de igualdad y de fraternidad  hasta aquí insospechable.

 

“2. IV REVOLUCIÓN Y TRIBALISMO: UNA EVENTUALIDAD”

“¿Cómo? Es imposible no preguntarse si la sociedad tribal, soñada por las actuales corrientes estructuralistas-tribalistas, da una respuesta a esta indagación. El estructuralismo ve en la vida tribal una síntesis ilusoria entre el auge de la libertad individual y del colectivismo consentido, en la cual este último acaba por devorar la libertad. En tal colectivismo, los varios ‘yo’ o las personas individuales, con su pensamiento, su voluntad, su sensibilidad y sus modos de ser, característicos y discrepantes, se funden y se disuelven, según ellos, en la personalidad colectiva de la tribu, generadora de un pensar, de un querer, de un estilo de ser densamente comunes.

“Evidentemente, el camino rumbo al estado de cosas tribal tiene que pasar por una extinción de los viejos cánones  de reflexión, volición y sensibilidad individuales, gradualmente sustituidos por modos de pensamiento, deliberación y sensibilidad cada vez más colectivos. Es en este campo, por  tanto, donde debe darse principalmente la transformación.

“¿De qué forma? En las tribus, la cohesión entre los miembros está asegurada, sobre todo, por un pensar y sentir comunes, del cual derivan  hábitos comunes y un querer común. En ellas, la razón individual queda circunscripta a casi nada, es decir, a los primeros y más elementales movimientos que su estado atrofiado le consiente. ‘Pensamiento salvaje’ (Claude Lévy–Strauss, La pensée sauvage, Plon, Paris, 1969),  pensamiento que no piensa y se vuelve sólo hacia lo concreto. Tal es el precio de la fusión colectivista tribal. Al hechicero le incumbe  mantener, en un plano místico, esta vida psíquica colectiva, por medio de cultos totémicos cargados de ‘mensajes’ confusos, pero ‘ricos’ en fuegos fatuos o hasta en  fulguraciones provenientes de los misteriosos mundos de la transpsicología o de la parapsicología. Por medio de la adquisición de esas ‘riquezas’ el hombre compensaría la atrofia de la razón.

“De la razón, sí, otrora hipertrofiada por el libre examen, por el cartesianismo, etc., divinizada por la Revolución Francesa, utilizada hasta el más exacerbado abuso en toda escuela de pensamiento comunista, y ahora, por fin, atrofiada y hecha esclava al servicio del totemismo transpsicológico y parapsicológico”… [4].

          A continuación, Plinio Corrêa de Oliveira relaciona toda la decadencia moral a que Occidente viene siendo sometido, con la meta anarco-bárbaro-tribal de la Revolución:

 

“B. Estructuralismo – Tendencias pre-tribales”

“Sea como fuere, en la medida en que se vea en el movimiento estructuralista una prefigura ¾más exacta o menos, mas en todo caso precursora de dicha Revolución—, determinados fenómenos afines con él, que se generalizaron en los últimos 10 o 20 años, deben ser vistos, a su vez, como preparatorios y propulsores del propio ímpetu estructuralista.

“Así, el desmoronamiento de las tradiciones indumentarias de Occidente, corroídas cada vez más por el nudismo, tiende obviamente hacia  la aparición o consolidación de hábitos en los cuales se tolerará, como mucho, el cinturón de plumas de aves de ciertas tribus, alternado, donde el frío lo exija, con ropajes más o menos a la manera de los usados por los lapones. [Originarios de Laponia, extremo norte de Europa].

“La rápida desaparición de las fórmulas de cortesía sólo puede tener como punto final la simplicidad absoluta (para emplear sólo este calificativo) del trato tribal.

“La creciente ojeriza a  todo cuanto es raciocinado, estructurado y metodizado sólo puede conducir en sus últimos paroxismos, al perpetuo y fantasioso vagabundeo de la vida de las selvas, alternado, también él, con el desempeño instintivo y casi mecánico de algunas actividades absolutamente indispensables para la vida.

“La aversión al esfuerzo intelectual, en especial a la abstracción, a teorizar, al pensamiento doctrinario, sólo puede inducir, en último análisis, a una hipertrofia del papel de los sentidos y de la imaginación, a esa ‘civilización de la imagen’ acerca de la cual Paulo VI  juzgó un deber advertir a la humanidad” [5] (cfr. Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, 8-XII-1975, Documentos Pontificios, Nº 188, Vozes, Petrópolis, 1984, 6a. ed., p.30).

 

Confirmación

Así, de un lado, la Revolución va barbarizando a Occidente, y del otro, la misma Revolución va presentando a los ojos del público, por la vía de los hechos, el nuevo tipo humano para el cual el mundo debe encaminarse: el indio en su estado más primitivo y salvaje.

Para confirmar las previsiones y denuncias de Plinio Corrêa de Oliveira expuestas en estas líneas, citamos la enormidad de tierras destinadas con exclusividad a los indios entre los años 1992 y 2002, de las cuales damos algunos ejemplos:

l  Reserva Kaiapó, en el estado de Pará, con 3,2 millones de hectáreas, para 3.000 indios (Folha de S. Paulo, 9-6-92);

l  22 reservas a ser demarcadas, con un total de 3,3 millones de hectáreas, para 9.488 indios (Folha de S. Paulo, 30-5-92);

l  Reserva Menkragnoti, en el sur del estado de Pará, con 4,9 millones de hectáreas, para 489 indios (Folha de S. Paulo, 5-7-92). Esta reserva quedará unida a las reservas Kaiapó y Jarina, y también al Parque Nacional de Xingu, formando un total de 11,3 millones de hectáreas (ídem);

l  Reserva Araweté, en el sudeste del estado de Pará, con 985 mil hectáreas, para 195 indios (Folha de S. Paulo, 19-4-92);

l  Reserva Javari-Juruá, en la frontera con Perú y Colombia, con 8,519 millones de hectáreas. Cantidad de indios no mencionada (Jornal do Brasil, 21-4-01);

l  Reserva do Baú, en el sur del estado de Pará, con 1,4 millones de hectáreas. El Superior Tribunal de Justicia negó la inclusión de 450 mil hectáreas más. La ampliación constaba en una disposición del Ministro de Justicia y fue objeto de recurso del Ministerio Público Federal (Folha de S. Paulo, 14-2-01). La ampliación alcanzaría la ciudad de Novo Progresso e innumerables haciendas particulares. Total de indios de la reserva: 120 (O Estado de S. Paulo, 13-8-2000);

l  El total de las tierras reservadas a los indios ya ocupa 104,368 millones de hectáreas, más de un millón de kilómetros cuadrados, equivalentes al 12,26% del territorio nacional (A Noticia, Joinville, 19-4-2000) [6].

Al mismo tiempo en que los indios son transformados en latifundistas, se va eliminando, a través de la Reforma Agraria socialista y confiscatoria, el derecho de propiedad rumbo al establecimiento del miserabilismo anarco-tribal.

 

La solución

Antes de concluir, debemos dejar claro que Plinio Corrêa de Oliveira nada objetaba contra la raza indígena en cuanto tal, como contra ninguna otra raza. Por el contrario, reconocía complacidamente sus valores auténticos. Lo que deseaba, como lo expuso en su libro Tribalismo Indígena ideal comuno-misionário para o Brasil no século XXI, era que los silvícolas fuesen evangelizados y civilizados de acuerdo con la doctrina tradicional de la Iglesia, como lo hicieron el Beato Anchieta, el Padre Manoel da Nóbrega y otros verdaderos hombres de Dios. Librándolos así de la barbarie pagana, en la cual los neo-comuno-misioneros desean no sólo mantenerlos, sino transformarlos en modelos ideales para la sociedad. Sobre esto y las denuncias de Plinio Corrêa de Oliveira respecto del papel de la izquierda católica en este proceso, trataremos en el artículo siguiente de este libro: Neo-misiologia indigenista: la denuncia, la confirmación y el futuro.

Terminamos estas consideraciones —que a algunos tal vez puedan parecer sombrías, pero cuya procedencia y actualidad no podrán negar¾ pidiendo a Nuestra Señora Aparecida, Reina y Patrona del Brasil, que tenga misericordia de los silvícolas, hoy manipulados por revolucionarios eclesiásticos y laicos. Y que, enviando misioneros auténticamente contra-revolucionarios, los convierta a la única Religión verdadera, transformándolos así en nuevos discípulos del Beato Anchieta y en valientes defensores de la Fe católica, como otrora lo fueron, por ejemplo, el indígena Felipe Camarão y los que lo siguieron.


NOTAS

[1] Alusión a Catón, estadista romano célebre por su austeridad.

[2] Legionário,  Nº 603, 27-2-1944, 7 días en revista.

[3] En efecto, 30 años después de la publicación de la tercera parte de Revolución y Contra-Revolución, en muchos países está en curso un proceso avanzado de desmontaje del Estado, por el cual éste se muestra incapaz de ejercer con eficacia sus funciones esenciales como, por ejemplo, mantener el orden público, administrar justicia, evitar o castigar la delincuencia, controlar las cárceles, frenar la corrupción, defender la soberanía contra movimientos subversivos o regionalistas, etc. Son ejemplos de estos movimientos ciertas ONGs, las guerrillas que pululan en tantos países de América Latina y África. A lo sucedido en esa línea en Colombia ya nos hemos referido en un artículo anterior.

[4] Revolución y Contra-Revolución, Parte III, Capítulo III (1-2). Edición peruana, julio de 2005, editora Erba Gráfica S.A.C., Lima, Perú, pp. 159 a 161.

[5]  Idem, ibidem. Cap III, 2-B, pp. 161 y 162.

[6] Dominique Pierre Faga, Indios: as invasões perante o direito brasileiro e a questão indigenista desde os seus primórdios, pp. 16 y 17. Edición e impresión “Diário das Leis Ltda.”,  5a. Edición ampliada, mayo de 2002.


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