Parte III

 

Cuando las TFPs suman sus esfuerzos

 

 

Sección Primera

Tres libros de

Plinio Corrêa de Oliveira

de amplia difusión internacional

 

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TRADICION FAMILIA PROPIEDAD

UN IDEAL, UN LEMA, UNA GESTA:


La Cruzada del siglo XX

 

Se designa en este libro con el nombre genérico de TFPs al conjunto de Sociedades de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad constituidas bajo esa denominación, así como a las entidades que, aunque con otros nombres, se dedican a la defensa de la trilogía Tradición, Familia y Propiedad, y a los Bureaux TFP existentes en varias capitales.

Autónomas y cohermanas, las TFPs son el mayor movimiento cívico-cultural anticomunista de inspiración católica del mundo.

Cuando en la reseña de cada país usamos la sigla TFP, estamos aludiendo a la respectiva entidad local.

Comisión de Estudios de las TFPs orientada por
CARLOS FEDERICO IBARGUREN
MARTIN JORGE VIANO

Proyecto gráfico y arte final
Luis GUILLERMO ARROYAVE
JOSE RICARDO B. LUZITANO
FELIPE BARANDIARAN PORTA

Impresión
ARTPRESS — INDUSTRIA GRAFICA E EDITORA
Rua Javaés 681 São Paulo Brasil

Este volumen se terminó de imprimir el día 2 de febrero de 1990, día de la festividad de la Purificación de la Santísima Virgen y Nuestra Señora del Buen Suceso, en la ciudad de São Paulo, Brasil

 

     

 

1963

 

ACUERDO CON EL REGIMEN COMUNISTA:

para la Iglesia,

¿esperanza o autodemolición?

 

 

¿Deben o no los católicos aceptar la coexistencia pacífica con el comunismo? De la respuesta a esta pregunta depende la solución de uno de los mayores problemas de nuestro tiempo. En La libertad de la Iglesia en el Estado comunista, libro elogiado por la Santa Sede y que transpuso la Cortina de Hierro, el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira demuestra por qué los fieles deben rechazar todo y qualquier acuerdo con los comunistas que implique omisión en la defensa de los Mandamientos de la Ley de Dios.

 

 

   

 

 

Se acerca a su fin la segunda sesión del Concilio Vaticano II abierto el 11 de octubre de 1962 por Juan XXIII. En ese Concilio, que quiso ser pastoral y no dogmático (es decir, que no se reunió para definir verda­des de Fe, sino para dar soluciones prácticas a los grandes problemas que afligían a la Iglesia), la cuestión del comunismo no fue debatida. Incluso circularon rumores de que estaba prohibida cualquier referencia al tema, en atención a la condición im­puesta por el gobierno soviético pa­ra la asistencia de observadores de la iglesia cismática rusa a la Magna Asamblea.

Sin embargo, el asunto no podía ser ignorado. El comunismo es el enemigo de la Iglesia por antonoma­sia a ambos lados de la Cortina de Hierro. Es el adversario más radical en el campo doctrinal, el mejor arti­culado y más eficaz en el plano tácti­co, y el más universal de todos los que se le han opuesto en sus dos mil años de Historia.

No obstante, después de una fase de persecución atroz, los comunistas se dan cuenta de que es necesario debilitar la oposición de los católicos para que la implantación del régimen colectivista sea duradera en los paí­ses donde este existe y para que con­siga extenderse al resto del mundo.

El primer ofrecimiento de colabo­ración es hecho a los católicos en el famoso discurso de Radio París, el 17 de abril de 1936, cuando el líder comunista francés Maurice Thorez inicia la "política de la mano tendida". 

 

 

En la “Divini Redemptoris”, Pío XI enseña:

"El comunismo es intrinsecamente malo y

no se puede admitir que colaboren con él en terreno alguno

los que quieren salvar de la ruina a la civilización cristiana"

 

Pío XI reacciona enérgicamente ante esta propuesta y alerta a los fie­les sobre la falacia de la maniobra en la célebre alocución Siamo anco­ra del 12 de mayo de 1936. Un año más tarde dedica una Encíclica al te­ma —la Divini Redemptoris, del 19 de marzo de 1937— en la cual afir­ma terminantemente: "En otras par­tes, los comunistas, sin renunciar en nada a sus principios, invitan a los católicos a colaborar amistosa­mente con ellos en el campo del hu­manitarismo y de la caridad, propo­niendo a veces, con estos fines, pro­yectos completamente conformes al espíritu cristiano y a la doctrina de la Iglesia. En otras partes acen­túan su hipocresía hasta el punto de hacer creer que el comunismo en los países de mayor civilización y de fe más profunda adoptará una forma más mitigada, concediendo a todos los ciudadanos la libertad de cultos y la libertad de conciencia. Hay incluso quienes, apoyándose en algunas ligeras modificaciones in­troducidas recientemente en la legis­lación soviética, piensan que el co­munismo está a punto de abandonar su programa de lucha abierta contra Dios. Procurad, venerables hermanos, con sumo cuidado que los fieles no se dejen engañar. El comunis­mo es intrínsecamcnte malo, y no se puede admitir que colaboren con el comunismo en terreno alguno los que quieren salvar de la ruina la ci­vilización cristiana. Y si algunos, in­ducidos al error, cooperasen al esta­blecimiento del comunismo en sus propios países, serán los primeros en pagar el castigo de su error" (3).

Las categóricas medidas de Pío XI contribuyen a circunscribir esa incipiente infiltración comunista en el campo católico que, sin embargo, continúa solapadamente incubada en los medios progresistas.

Al finalizar la II Guerra Mundial, debido al clima colaboracionista creado por la Conferencia de Yalta, el problema se vuelve a plantear con fuerza. En 1949, Pío XII aprueba el decreto de la Sagrada Congregación del Santo Oficio que fulmina una vez más, con pena de excomunión, toda colaboración con los comunistas.

En 1958 muere Pío XII y es elegi­do Juan XXIII. La crisis progresista va asumiendo proporciones alarman­tes en la Iglesia. En la mente de innu­merables fieles se debilita la certeza de la incompatibilidad fundamental entre la Religión Católica y el comu­nismo.

En los días que anteceden al Conci­lio Vaticano II, los líderes de los paí­ses dominados por la secta roja co­mienzan, muy discretamente, a des­pertar la esperanza de que cesará la persecución religiosa, siempre y cuan­do los católicos dejen de combatir el régimen comunista.

 

 

 

"Ante la opción dramática de la hora presente,
no raciocinemos como ateos,

que ponderan los pro y los contra como si Dios no existiese"

(Plinio Corrêa de Oliveira)

 

 

 

Los síntomas de este deshielo atraen desde el primer momento la atención del Profesor Plinio Corrêa de Olivei­ra, quien tiene la oportunidad de dis­cutir el problema con algunos prela­dos durante su permanencia en Ro­ma para asistir a la primera sesión del Concilio. Esos eclesiásticos están de acuerdo en que no es lícito a los católicos dejar de combatir el régi­men socioeconómico del comunismo, a cambio de una promesa de li­bertad de culto. No obstante, pien­san que es difícil demostrar esta tesis.

En esas circunstancias, Plinio Co­rrea de Oliveira decide escribir el ensayo La libertad de la Iglesia en el Estado comunista, publicado ini­cialmente en "Catolicismo" (4). Con la lógica y la elegancia característi­cas de su estilo, plantea el proble­ma y demuestra de manera irrefutable que los católicos deben rechazar to­do y cualquier acuerdo con los co­munistas que implique omisión en la defensa de los Mandamientos de la Ley de Dios. Concretamente el 7° y el 10°, que fundamentan la propiedad privada. Ni siquiera la perspectiva de un recrudecimiento de la persecución o de una guerra mundial —con la consecuente heca­tombe termonuclear— puede llevar a los católicos a ceder en los princi­pios contenidos en aquellos dos mandamientos del Decálogo y que se oponen diametralmente al colecti­vismo comunista. 

 

 

El estudio transpone la Cortina de Hierro.

El diario "comuno-católico" polaco "Kierunki" publica en primera página

un violento ataque a las tesis de Plinio Corrêa de Oliveira,

lo que da origen a una polémica de repercusión internacional

 

 

El ensayo es traducido al español, francés, inglés e italiano y distribuido en Roma a los 2.200 Padres Con­ciliares. Se encarga de este servicio el escritorio de la TFP brasileña insta­lado en la Ciudad Eterna con moti­vo del Concilio (5). También es entre­gado a los 450 periodistas del mun­do entero presentes en Roma en esa ocasión. Es posible que esta distribu­ción haya sido la causa de la resonan­cia que La libertad de la Iglesia en el Estado comunista encuentra de­trás de la Cortina de Hierro, como más adelante diremos.

El día 4 de enero de 1964, "Il Tem­po", el mayor diario de Roma, publi­ca integramente el estudio del Profe­sor Plinio Corrêa de Oliveira, con lo cual se levanta, en pleno corazón de la Cristiandad, el problema que el Concilio inexplicablemente no con­sidera (6).

 

*     *     * 

 

Mientras tanto, La libertad de la Iglesia en el Estado comunista va haciendo su camino y no sólo en el Mundo Libre. La obra transpone 1a Cortina de Hierro y en Polonia, ape­nas dos meses después de publicada la primera edición brasileña, recibe un ataque que pretende ser una ré­plica por parte de Tadeusz Mazowiec­ki, redactor jefe de la revista "Wiez", diputado del grupo católico Znak y hoy primer ministro del Gobierno polaco en coalición con el Partido Comunista. En marzo de 1964, el movimiento comuno-católico Pax también ataca violentamente la obra a través de sus órganos "Kierunki" y "Zycie i Mysl", en un extenso artí­culo titulado Carta abierta al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira (7). Plinio Corrêa de Oliveira responde a través de "Catolicismo" y el periodista Z. Czajkowski publica otra carta abier­ta en los mismos periódicos. "Nues­tra discusión —afirma el camarada Czajkowski— suscitó gran interés en Polonia, como lo atestiguan las noticias e informaciones publicadas al respecto en otros periódicos pola­cos, que toman la misma actitud que yo respecto a sus tesis".

El Profesor Plinio Corrêa de Oliveira contesta desde las páginas de "Catolicismo" a este segundo ataque y reduce a sus adversarios al silencio (8).

La polémica tiene repercusiones internacionales y envuelve a la cono­cida publicación católica de París "L'Homme Nouveau" (9), favorable a la obra, así como al turbulento órga­no comuno-progresista francés "Té­moignage Chrétien" (10), que se pone del lado de Pax.

En mayo de ese mismo año, otra vez en las páginas de "Catolicismo" (11), el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira publica una nueva edición del en­sayo, en la que desarrolla con más amplitud algunos de sus argumentos. De esta forma atiende los pedidos de diversas personalidades.

Con ocasión de la 10ª. edición bra­silena, en agosto de 1974, el autor cambia el título a fin de resaltar la te­sis tratada: Acuerdo con el régimen comunista: para la Iglesia, ¿esperan­za o autodemolición? 

 

 

Tadeusz Mazowiecki (abajo, a la izquierda),

actual primer ministro del Gobierno polaco

en coalición con el Parti­do Comunista,

es uno de los que escribe

con­tra "La libertad de la Iglesia en el Estado Co­munista" en 1963

 

 

"La libertad de la Iglesia en el Estado comunista" merece
un caloroso elogio de la Sagrada Congregación

de Seminarios y Universidades:

"eco fidelisimo de todos los documentos del
Supremo Magisterio de la Iglesia"

 

 

La obra es traducida a ocho idio­mas (español, alemán, francés, húnga­ro, inglés, italiano, polaco y vietna­mita) y tiene 38 ediciones, con un total de 171.000 ejemplares. Además, es reproducida en su totalidad por 39 diarios y revistas de 13 países (12).

Y aparecen reseñas y comentarios en innumerables publicaciones.

Estaba reservada para La libertad de la Iglesia en el Estado comunista la alentadora aprobación de la Santa Sede. El 2 de diciembre de 1964, la Sagrada Congregación de los Seminarios y Universidades (hoy Sagrada Congregación para la Educación Cató­lica) envía una carta al entonces Obis­po de Campos, Monseñor de Castro Mayer, elogiando al Profesor Plinio Correa de Oliveira "merecidamente célebre por su ciencia filosófica, his­tórica y sociológica" y augura "la más amplia difusión al denso opúscu­lo, que es un eco fidelísimo de to­dos los Documentos del Supremo Magisterio de la Iglesia, inclusive las luminosas Encíclicas `Mater et Magis­tra' de Juan XXIII y 'Ecclesiam Suam' de Pablo VI".

La carta, firmada por el Cardenal Giuseppe Pizzardo, Prefecto de ese Sagrado Dicasterio, y refrendada por su Secretario Monseñor Dino Staffa, posteriormente Cardenal, constitu­ye un valioso testimonio del acierto con que el autor demuestra la com­pleja tesis y de la fidelidad de su doc­trina a la ortodoxia católica.

 


 

Notas

3. Doctrina Pontificia — Documentos Políticos, BAC, Madrid, 1958, p. 708.

4. N° 152, agosto de 1963.

5. Cfr. "Catolicismo", N° 157, enero de 1964.

6. La Constitución Pastoral Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, en nota al pie de página referente al problema del ateísmo, ci­ta la Encíclica Divini Redemptoris de Pío XI y algunos documentos del Magistcrio Pontifi­cio que, entre otros errores, condenan tam­bién al comunismo. Esta nota ha sido usada como argumento para la afirmación de que el Concilio no fue enteramente omiso en con­denar al comunismo. No es éste, sin embar­go, el lugar adecuado para tratar de un tema tan delicado.

7. "Wiez", N° l1-12, Noviembre/Diciembre de 1963; "Kierunki", N° 8, 1-3-1964 y "Zycie i Mysl", N°' 1-2 de 1964.

8. "Catolicismo", N° 162, junio de 1964 y N° 170, febrero de 1965.

9. Del 3-5-1964.

10. N° 1035, de 1964.

11. N° 161. Esta versión es distribuida por el es­critorio de la TFP en Roma durante la terce­ra Sesión del Concilio.

12. "Nouvelles de Chrétienté", París, "La Croisade", Cadars, Francia; "Crusade for a Christian Civiliza­tion", Nueva York; "Unidad", Miami, "The Wande­rer", Minnesota y "Duyen Ngheo", revista en viet­namita de California, Estados Unidos; "Il Tempo", Roma, "Cristianità", Piacenza, Italia; "O Apostolado", Luanda, Angola; "A Voz", Lisboa, Portugal; "Mundo Mejor" y "Lectura", Méjico; “¿Qué Pasa?”, Madrid, "Cristiandad", Barcelona, España; "Der Ordensdirektor", Innsbruck, Austria; "Credo" e "In­conformidad", Bogotá, "El Colombiano", Medellín, Colombia; "Cristiandad", La Paz-Santa Cruz, Boli­via; "Tradición, Familia, Propiedad", Buenos Aires, Argentina; "Fiducia", Santiago, de Chile. En Brasil: "Diario de São Paulo", "Diario do Comercio", "Dia­rio do Comercio e Industria", "Gazeta Mercantil", "A Gazeta Esportiva", São Paulo; "Diario de Mi­nas", "Correio de Minas" "Folha de Minas, todos de Belo Horizonte; "Jomal do Dia", Porto Alegre, "Semana Catolica", Salvador, "Correio de Ceará, Fortaleza, "A Voz do Povo", Olimpia, "A Comarca", Araçatuha, "A Semana", Pouso Alegre.

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